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“¡Vaya vecino que tenéis!”

Los afectados por la hipoteca han vuelto a protestar en Barcelona ante las casas de los diputados del PP (foto: Jordi Mumbrú)

Jordi Mumbrú

Barcelona —

El cabreo es monumental. Todas las acciones de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) siguen siendo pacíficas, pero el cabreo es monumental. Una vez más, unas 300 personas, entre afectados y ciudadanos solidarizados, han salido a la calle a protestar. En esta ocasión, han abandonado los barrios obreros, donde han estado parando desahucios durante años, para trasladarse a los barrios altos, que en Barcelona es donde viven la mayoría de los políticos, tanto del PP como de los otros partidos. Aunque la protesta de la PAH se centra en los diputados populares, ya que son los que se oponen a la dación en pago. Tal es la concentración de viviendas de políticos en Sarrià-Sant Gervasi, que en una sola mañana han podido protestar delante de los domicilios de tres diputados diferentes. El cabreo ha llegado hasta la puerta de su casa.

“Esto no es nada comparado con lo que ellos están haciendo. Ellos van a la puerta de las casas de los demás pero con la diferencia que además les echan a la calle y les dejan sin casa. Hemos mandado una carta a cada uno de los diputados del Congreso y ni tan siquiera han respondido. Si no quieren conocer la realidad social, la realidad social irá a su casa”. Así de claro lo explicaba Ada Colau, una más entre la multitud de ciudadanos cabreados.

“Señor Fernández Díaz –decía un chico con un megáfono- venimos a traerle un sobre, pero este es para pedirle que vote a favor de la ILP que se debatirá en el Congreso”. Durante la protesta, los manifestantes van repartiendo unas fotocopias a color entre los vecinos y los comercios del barrio en las que aparece la cara y el nombre del diputado y se les pide que, por favor, si lo ven por la calle le trasladen las demandas de la PAH, que no son más que la dación en pago retroactiva y el alquiler social. La inmensa mayoría de los vecinos de los diputados recogen las fotocopias, algunos hasta las piden y les muestran toda su solidaridad. La sintonía es tal que hasta el conductor de un lujosos todoterreno pasa pitando y animando a los manifestantes que responde: “Sí se puede, sí se puede”.

Tras pasar por delante de la vivienda de María Àngels Esteller, concejala del Ajuntament de Barcleona y diputada en el Congreso, a la que ya visitaron el miércoles, la multitud se va a casa de Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior. Un coche de los Mossos d’Esquadra sigue de cerca la protesta, informado por una decena de policías que van de paisano. Pero todos los movimientos de los manifestantes son pacíficos. Piden permiso en todos los comercios antes de colgar sus carteles y sólo hacen una excepción: los bancos. Cada vez que pasan delante de uno se encienden y lo cubren de pegatinas. La protesta continua y se acerca a casa de Jorge Moragas, también diputado.

“Vaya vecino que tenéis”, gritan a través del megáfono a los vecinos que, atónitos, salen al balcón a ver qué está pasando donde nunca pasa nada. Tras media hora de concentración baja una amable vecina: “El Moragas ya no vive aquí”, le explica a la Mari, una de las manifestantes. La vecina, vestida con una chaqueta de piel y con fular que algún día perteneció a un animal, informa que hace un año que se mudó a Madrid: “Es que en Catalunya los del PP lo tienen muy mal. Y ahora con lo de la Camacho, todavía más. Fíjate”. La Mari y la vecina se despiden. Y tan amigas. En esta ocasión, la información sobre la vivienda del diputado ha fallado. Pero hay muchos más.

Los manifestantes abandonan el barrio y se van a la plaça Sant Jaume, delante del Ajuntament, que hoy hay pleno y María Àngels Esteller es concejala. Colau lo deja claro: “Iremos a sus casas y a sus puestos de trabajo”. Nada parece indicar que se vayan a cansar. Cada día que pasa, hay más desahuciados y más cabreados.

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