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Vecinos y entidades de Poble-sec y Sant Antoni impulsan una plataforma contra el Pla Paral·lel

Una asamblea en el barrio del Poble-sec para abordar la reforma de la avenida Paral·lel. / Inés Falcone.

Jordi Molina

Barcelona —

Una plataforma vecinal integrada por varios acentos será la voz opositora al Pla Paral·lel. A partir de ahora, las diferentes críticas a la polémica remodelación de esta importante arteria de Barcelona se vehicularán por el mismo camino y bajo el paraguas de una única plataforma que tratará de parar, o influir, en un proyecto que “no tiene el apoyo de buena parte del vecindario”, tal y como sostienen los impulsores de la plataforma, que llevará el nombre de 'Aturem el Pla Paral·lel'.

Este domingo 11 de mayo, colectivos del tejido asociativo tradicional, asociaciones de vecinos, asambleas de barrio, colectivos culturales y vecinos de los barrios de Poble-sec y Sant Antoni llegaron a un acuerdo de mínimos para unirse y presionar con más fuerza al Ayuntamiento. “Antes de seguir con el proyecto, hay que escuchar a los vecinos, ignorados en las comisiones de seguimiento que se han hecho hasta ahora”, decían los asistentes que, tras casi cinco horas de debate, dieron por aprobada la nueva plataforma.

El primer objetivo de la plataforma es la parada del actual proyecto de reforma y un nuevo proceso de participación vecinal que debería satisfacer tres ejes. Por un lado el replanteamiento de las nuevas placitas en los cruces del Paral·lel con el ensanche de Sant Antoni; la reformulación de la inversión económica en la nueva iluminación presupuestada en 2,8 millones de euros; y la necesidad de un Plan de usos en favor de la economía social. Mientras tanto, los vecinos piden una moratoria inmediata en las licencias de hoteles, pisos turísticos y terrazas.

Para llevarlo a cabo, los activistas han formado varias comisiones –de negociación, de contenidos, de difusión y de comunicación— y desde hoy se han puesto a trabajar en una agenda de acciones inmediatas. Sobre la mesa se prevén movilizaciones de cara al mes de junio, acciones de sensibilización vecinal y, como herramienta de lucha, estudian impulsar un Plan de usos. “Un Plan de usos puede ser una herramienta interesante si se hace con el vecindario o puede ser una elemento más al servicio de los mercados si pasa como en Ciutat Vella”, alertan algunas asociaciones de la plataforma.

¿Un Paral·lel para los vecinos o para los turistas?

Entre los principales puntos de oposición, los vecinos piden que los beneficiarios de la remodelación sean los ciudadanos y lamentan que el plan se haga para favorecer el lobby turístico. “Es evidente que si el Ayuntamiento, desde el primer momento, ha tenido como principal aliada una fundación privada, sus intereses serán privados”, sostiene la asociación de urbanismo Raons Públiques, que dinamizó la asamblea del domingo.

Otro de los inconvenientes que encuentran los activistas son las consecuencias de un Plan al que, dicen, le ha faltado un estudio sociológico riguroso para determinar los riesgos que conlleva. Según la Asamblea de Barrio Poble-sec, uno de los colectivos más activos que nutren la nueva plataforma, “el barrio ya está sufriendo los efectos de la turistificación, como la revalorización del suelo, el aumento del precio de la vida, o el riesgo de gentrificación”, es decir, la sustitución de los vecinos tradicionales por otros con mayor poder adquisitivo.

El Plan del Ayuntamiento, que tiene como principal socio la Fundación El Molino (FEM), prevé la creación de seis plazoletas en forma de 'Y' que tampoco convencen a los vecinos. “Creemos que las plazas deberían ser rectangulares, esto facilitaría que se pudieran realizar actividades en la calle”, sostiene Toni Oller, de la asociación sociocultural Talia Olympia, que pide recuperar el espíritu del Paral·lel, donde las actuaciones de pequeño formato en la vía pública –“siempre con mediación vecinal para conciliar la actividad artística con el descanso vecinal”– eran el pan de cada día.

Gasto excesivo en iluminación

Según datos facilitados por el propio consistorio, del presupuesto total del Plan, que estará terminado en diez meses, es de 9.500.000 euros. El 30% de esta cifra se destinará a iluminación, es decir, cerca de 2,8 millones de euros, de los cuales 1,1 millones serán para nuevas farolas de última generación —6.500 euros cada una—,equipadas por ejemplo con cámara de video vigilancia, conexión wifi y sensores medioambientales. El alumbrado de la avenida contempla también un juego de luces funcionales y otro ornamental para hacer de la avenida el “Broadway barcelonés”, tal y como defiende el proyecto del consistorio.

Con el vecindario de la zona movilizado, las reacciones políticas de las fuerzas de la oposición no se harán esperar. Cabe decir que hasta ahora ha sido habitual ver a representantes de la CUP y de Procés Constituent en las asambleas de debate previas a la creación de la plataforma. Ahora es también ICV quien se posiciona sobre el tema en declaraciones a este medio: “el Plan Paral·lel no tiene una concepción transversal que haga de eje vertebrador entre los barrios afectados, sino que tiene vocación de conectividad entre los cruceristas que llegan del puerto y Montjuïc”, sostiene el líder de ICV-EUiA en Barcelona, Ricard Gomà, que cree que la reinterpretación de CiU del Plan inicial —aprobado bajo mandato del alcalde Jordi Hereu—se inscribe en la lógica de ciudad de Trias.

En un momento en que la ciudad ha vivido varios procesos de luchas ante proyectos de privatización –como el Parque Güell, el Castillo de Montjuïc, el Puerto, el recinto modernista del Hospital de Sant Pau– la avenida del Paral·lel tiene todos los números de ser el siguiente conflicto entre el modelo de ciudad imperante y las resistencias vecinales. Mientras tanto, el proyecto sigue en plena ejecución.

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