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Alertan de posibles isotopos radiactivos en la futura mina de fosfatos de Fontanarejo

Medio natural de Fontanarejo

Alicia Avilés Pozo

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La celebración de actos y charlas para concienciar a la población contra la mina de fosfatos planeada en el municipio de Fontanarejo (Ciudad Real) es uno de los objetivos que se ha marcado la Plataforma No a la Mina creada contra este proyecto de la mano de Ecologistas en Acción. En la última llevada a cabo, el químico Ángel de la Cuesta, natural de este pueblo y con dilatada experiencia profesional en el campo de la minería, ha alertado de la posible y “muy probable” presencia de isotopos radiactivos en los fosfatos que quieren extraerse en este caso.

Concretamente, el químico ha expuesto sus conocimientos sobre los elementos radioactivos que de forma natural acompañan a los fosfatos (ytrio, uranio y radón, principalmente) y las dudas fundamentadas de que el yacimiento que se planea explotar carezca de estos elementos, como figura tanto en el Estudio de Impacto Ambiental de los promotores como en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de la Dirección Provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Ciudad Real.

Ha afirmado así que, por un lado, Fontanarejo se encuentra en un área de radioactividad y concentración de radón medio-alta que podría estar causada por estos elementos radioactivos naturales. También concreta que, de las cinco zonas más contaminadas por radioactividad en España, tres están causadas por los fosfatos y señaló que los datos ofrecidos por los promotores sobre la composición de los fosfatos datan de los primeros estudios de los años 80, sin aportar “ningún análisis realizado con tecnología reciente”.

Un aumento de estos isotopos en el medio, sumados a los altos valores ya existentes de forma natural, podrían producir “niveles de concentración al menos preocupantes”, añade en sus conclusiones, pidiendo que sea el Consejo de Seguridad Nuclear quien intervenga en este caso para dilucidar mediante los estudios correspondientes “si existe riesgo de irradiación radioactiva, y en caso positivo, establecer el grado de influencia de estos elementos sobre el medio”.

Para esta exposición, Ángel de la Cuesta se ha hecho eco de numerosa documentación, entre la que se encuentra el mapa de zonas contaminadas por isotopos radiactivos en España, declaradas por el Consejo de Seguridad Nuclear. Son seis áreas: Banquetas del Jarama, entre Madrid y Toledo (ocho enterramientos de superficie desconocida por el escape que se produjo en 1970 en las instalaciones del entonces Centro Nacional de Energía Nuclear); Palomares (procedente de las dos bombas termonucleares que cayeron en esta pedanía de Cuevas de Almanzora, en Almería, en 1966); Marismas de Mendaña (por el incidente en las instalaciones de Acerinox, en Cádiz); Fosfoyesos (residuos de la empresa Fertiberia en el Estuario del Río Tinto, en Huelva); Embalse del Ebro (lodos de fosfatos ya retirados en Flix, Tarragona); y El Hondón (depósitos de lodos de fosfatos en Cartagena, Murcia).  

Argumenta el experto que de los seis puntos contaminados, según el CSN, tres están relacionados con los fosfatos. Es decir, el 50% de las localizaciones de contaminación radiactiva son por productos derivados de la industria del ácido fosfórico. Como  consecuencia concluye y se pregunta: “¿Es lógico  pensar  que  en  la  industria  del  ácido  fosfórico están presentes elementos radiactivos, y que estos proceden de la roca fosfática?”.

Así se proyecta la mina

La mina de Fontanarejo recibió recientemente la Declaración de Impacto Ambiental positiva tanto para su explotación como para la planta de tratamiento del mineral. El objetivo es obtener roca fosfórica que se comercializará en forma de concentrado. Ocupará más de 1.200 hectáreas y sería la única existente en la Unión Europea, ya que se trata de un mineral que actualmente se compra a otros países.

Promovida por Alcudia Mining S.L., se ha planteado asegurando el “vertido cero” de aguas contaminantes que afecten a los recursos hídricos de la zona, para lo que se ha proyectado más de una decena de balsas para contener aguas ácidas, salmueras, precipitados de lodos espesados o lixiviados, entre otros elementos. Y otro dato: la necesidad total de agua en la explotación minera para cubrir todos los procesos y labores se ha estimado en 214.552 metros cúbicos al año.

La ofensiva ecologista se ha dirigido directamente hacia el Gobierno de Castilla-La Mancha: consideran un “fraude” y un posible delito de prevaricación administrativa haber dado luz verde a esa DIA. La declaración de impacto considera que el territorio afectado por el proyecto no presenta una especial relevancia para la conservación de la fauna silvestre, a pesar de encontrarse a menos de 10 kilómetros del Parque Nacional de Cabañeros. Pero el colectivo apunta que se trata una zona de campeo y alimentación de buitres negros y leonados, águilas imperiales y perdiceras y cigüeña negra, zona de invernada de milano real y, lo que es más importante, una zona “recientemente recolonizada” por el lince ibérico, según el informe del año 2017 del programa Iberlince financiado por la Unión Europea.

El director provincial de Medio Ambiente del Gobierno regional no lo ve así. Insiste que toda la tramitación se ha realizado con “garantía de ley”. “Hemos estado y siempre estaremos comprometidos con el cumplimiento de las normas. Aunque un proyecto tenga beneficios económicos y genere empleo, si tiene afección ambiental, no sale adelante. Y si no lo tiene, sí. Actuamos con el mayor rigor”.  

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