Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La opa hostil del BBVA se enfrenta a la oposición, los partidos y el mercado
El PP se enroca en su defensa de Israel frente al movimiento contra la masacre palestina
Opinión - Feijóo a la desesperada. Por Esther Palomera

Educación para luchar contra la culpa y estigmatización de la mujer que sufre la mutilación genital femenina

Investigación mutilación genital feenina

Francisca Bravo Miranda

0

En catorce años que lleva en España Aisse Dansoko Cisse, nunca nadie le había hablado de mutilación genital. La maliense es mediadora intercultural de Médicos del Mundo y ha sido una parte “fundamental” de la investigación que ha hecho la ONG en la región 'La mutilación genital femenina en Castilla-La Mancha: La perspectiva de la población procedente de países de riesgo' y que ha presentado junto a la coordinadora de Inclusión Social, Rosa López, la vicepresidenta de la organización, Idoia Ugarte, y Charo Navas, directora provincial del Instituto de la Mujer de Toledo.

Dansoko recuerda cómo fue el contacto con Médicos del Mundo el primero que tuvo para tratar esta violencia de género, cuyos focos en la región y cerca de Castilla-La Mancha se han identificado en Recas, Albacete capital y Alcalá de Henares. “Es un tema tan tabú, que no se habla ni se plantea, ni tampoco por supuesto de la sexualidad. Era algo que yo llevaba dentro y que estaba en su contra, pero no sabía cómo hacerlo”, explica la mediadora. Aisse es madre de tres niñas y su marido falleció nada más llegar a España. “A los dos años viajé a mi país y lo primero que me dijeron, 'pues muy bien y qué vamos a hacer con la niña, está en edad de mutilarse”, recuerda.

Explica que ella estaba en contra de la práctica, a pesar de no saber siquiera las consecuencias negativas que tiene en las mujeres. Éstas pueden ser tanto físicas, psicológicas como sociales, explican las responsables de Médicos del Mundo. En África, continuaba Aisse, es la familia y los mayores los que “mandan”, no los padres. “A ver cómo le decía a mi madre que estaba en contra, que no quería”, recuerda. Finalmente, logró volver con su hija sin ser sometida a la práctica, lo que la ayudó a dar el paso de pensar en qué herramientas podía utilizar para evitarlo, en general. Así es como se decidió por trabajar para sensibilizar las consecuencias que tiene. “Aquí puede parecer fácil, porque está prohibido, pero en mi país está prohibido y se sigue haciendo. Sin sensibilización se va a seguir haciendo”, asegura.

A esto añade que nadie le ha preguntado “jamás” por qué sus genitales son diferentes, y que fue su contacto con Médicos del Mundo lo que la ayudó a tratar el tema. “Todos tenemos que luchar contra la mutilación, es violencia de género”, concluía. Idoia Ugarte, por su parte, ha agradecido la “fuerza increíble” de las mujeres como Aisse, gracias a las cuales han podido establecer una serie de conclusiones tras la investigación. Desde Médicos del Mundo habían identificado zonas con población en riesgo de mutilación genital. “La consideramos como una forma de violencia de género y por eso, consideramos que hay que erradicarla”, explicaba.

Una de las principales conclusiones que se sacaron de la investigación fue que la “clave de cambio” contra esta práctica está en el conocimiento, la educación y la información que puedan manejar las mujeres, y también, los hombres de estos países. “El fenómeno migratorio les ha colocado en una situación de apertura para muchos, de poder ver otra realidad y de ser conscientes de que esta práctica vulnera los Derechos Humanos. Además, se desmontan los estereotipos que dicen que es algo cultural, o religioso. En cuanto al respeto de la práctica, tenemos que decir que éste llega hasta que se vulneran los derechos. No es negociable”, explicaba Ugarte.

Desde Médicos del Mundo señalan, igualmente, que las medidas “punitivas” son las últimas que se van tomando, ya que primero se prefiere trabajar con las personas de los países de riesgo y abordar la principal causa, que es el patriarcado. “Son las mujeres que lo hacen, sí, pero en realidad son los hombres los que lo deciden, es una forma de supeditar y por eso hay que trabajar con ellos como responsables del cambio”.

La mutilación genital, continuó Ugarte, implica problemas sociales que hacen que la mujer se culpabilice en Europa y se estigmatice en África. “En sus países son excluidas, estigmatizadas Cuando llegan a países occidentalizados, se les culpabiliza por estar mutiladas y porque se considera que van a mutilar a sus hijas”, explicaba la vicepresidenta de la ONG. Por eso, abogó por el trabajo de los profesionales de la salud, que, señaló, toman la misma actitud que se toma con la violencia de género. “El profesional se plega, porque dice 'a lo mejor no me tengo que meter' y hay reacciones de rechazo o sorpresa, pero sin interactuar o preguntar”, describía.

Ugarte destacó igualmente que el tratamiento en los ámbitos social y educativo se han incluido en el protocolo iniciado por el Instituto de la Mujer, y que los resultados de esta primera investigación han abierto caminos para futuras líneas que quieren seguir explorando.

stats