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“La preservación del lobo en España, en lo que respecta a la normativa que se le aplica, es suficiente”

Mario Saenz

Raquel Gamo

Mario Sáenz de Buruaga es director de Consultora de Recursos Naturales y director científico del censo nacional del lobo en Castilla y León, Cantabria, La Rioja y País Vasco. Coautor, junto a Felipe Canales, ingeniero de montes; Miguel Ángel Campos, biólogo; y Nieves Navamuel, ingeniera forestal, de ‘Lobos. Población de Castilla y León. Situación en España’, publicado con una cuidada edición a cargo del sello leonés Rimpego y orientado a actualizar el último censo nacional de lobos, que databa de hace tres décadas.

Se trata de un exhaustivo volumen de más de 200 páginas en el que se da detallada información sobre el número, la localización, la estructura de las manadas y el éxito reproductor de los lobos que hay ahora mismo en nuestro país, más de la mitad de ellos localizados en Castilla y León. Guadalajara, en la margen sur del Duero, alberga de dos a cuatro manadas y el propio Sáenz de Buruaga advierte de su expansión en la zona sur de la provincia.

¿Cuántos lobos hay en España?

El censo nacional ha determinado que hay 297 manadas. Lógicamente son manadas que van avaladas con muchos datos para haber formado parte del censo. Por supuesto se habrán quedado algunas sin contactar. Por su parte, se van detectando nuevas manadas desde el censo, del mismo modo que habrá grupos que se detectaron hace años y que no permanecen hoy en día. En todo caso, las cerca de 300 manadas para todo el país es una cifra muy trabajada y supone el primer censo que se aborda en toda España de forma coordinada.

En concreto, ¿cuántos lobos hay censados en la provincia de Guadalajara?

No trabajo en esa zona pero se ha señalado que pueden ser tres o cuatro manadas mientras que otros rebajan esa cifra a dos. Como zona de expansión del lobo que es Guadalajara, no es raro que se produzca un efecto muelle, relacionado en muchas ocasiones, cuando se detecta la detracción desde un avance anterior, con lobos abatidos ilegalmente. En todo caso, esta provincia es uno de los territorios por donde la especie debe en toda lógica avanzar hacia el sur.

¿Cuántos elementos integran una manada?

Depende del momento del año y del éxito reproductor, puesto que no todas las manadas crían todos los años. Las manadas de lobo ibérico constan de una media de 7 ejemplares en verano. Pero como uno de cada cuatro o cinco lobos son solitarios, o sea, no están en manada, para estimar los lobos de una población nuestro equipo sugiere que se multipliquen las manadas censadas por 5 ejemplares en primavera (antes de los partos) y por 9 en verano, y así, en la estima, se incluye tanto a los lobos que integran las manadas como a esa fracción poblacional solitaria que no vive en ellas y que es más difícil de detectar y casi imposible de censar.

¿El verano es la época propicia para la reproducción?

Los lobos se reproducen en primavera y es en verano cuando los cachorros salen con más decisión de las loberas a solearse, jugar y socializarse.

¿El comportamiento del lobo es crepuscular cuando no totalmente nocturno?

En general sí; es una especie huidiza. Pero eso no quiere decir que en casi todos los sitios donde hay lobos, se den muchas observaciones, sobre todo con uno o dos ejemplares solamente, durante el día. El tipo de alimento es uno de los factores que determina que se vean con mayor o menor frecuencia. En todo caso, puede decirse que ver lobos es algo difícil en general.

¿De qué se alimentan?

El lobo es un carnívoro por excelencia y por tanto depreda para comer. Los ungulados silvestres (jabalí, corzo, ciervo…) son presas habituales. También encuentra en el ganado doméstico parte de su dieta, y eso es lógicamente lo que le sitúa en el centro del conflicto con los intereses del hombre. Además es una especie que se adapta a todo tipo de condiciones alimenticias, no desdeñando carroñas o animales que son abundantes en un momento dado; es el caso, por ejemplo, de los topillos cuando sufren explosiones demográficas en las tierras agrícolas.

¿Cómo surge la idea de realizar un censo nacional de lobos?

El único censo nacional tenía ya casi treinta años: se abordó en 1986-1988 y lo publicó el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) en 1990. De aquella no se computaban solo las manadas detectadas sino también las estimadas, así como no se depuraron manadas que eran detectadas por varias provincias limítrofes, lo que se debe tener muy en cuenta a la hora de comparar aquel censo con el actual. No obstante, antes de este último censo nacional, sí había estimas nacionales más recientes gracias al seguimiento y e iniciativas abordadas por las comunidades autónomas.

¿Cómo se desarrolló el trabajo de campo?

Aunque en muchas zonas del mundo los lobos se censan en invierno, los lobos “mediterráneos” de España y Portugal (dada la escasez de nieve) se censan principalmente en verano, y es la detección de cachorros lo que prima a la hora de censar manadas, algo que es más preciso a la hora de diferenciarlas y ubicarlas en un mapa. Los cachorros se intentan localizar por técnicas de censo como estaciones de observación y acústicas (escucha de sus aullidos), fototrampeo e incluso por registros de mortalidad… Pero como no todas las manadas crían con éxito todos los años, se recurre también a muestreos sistemáticos del territorio mediante itinerarios de censo a pie para buscar indicios de presencia. En todo caso, debe ser la prudencia censal la que se aplique siempre en los censos faunísticos, y más aún en el caso del lobo.

¿Qué rutas han seguido?

Se diseñó una red uniforme de itinerarios de censo en todas las comunidades autónomas con lobo. En el caso de Castilla y León, comunidad que alberga el 60% de los lobos de España, esta red la integraban, por primera vez, recorridos de 15-20 kilómetros por cada 100 kilómetros cuadrados. Además, se realizaron dos prospecciones anuales a pie. El esfuerzo ha sido abrumador y el protagonismo del mismo hay que dárselo esencialmente a los agentes medioambientales y celadores de la Junta de Castilla y León, que en esta región han “pateado” la friolera de más de 50.000 kilómetros buscando datos.

¿Cómo cambia el lobo a lo largo del año en cuanto al color o la densidad de pelo?

Los cachorros nacen casi negros y progresivamente van adoptando el pelaje de los ejemplares más maduros. Aunque los lobos ibéricos son en general pardos, en invierno el pelaje es más tupido y grisáceo, con una apariencia más grande o voluminosa en esta época que el que desgarbado aspecto que exhiben en verano.

¿El valor del lobo traspasa lo ecológico para situarse en lo sociológico?

Sin duda. Ecológicamente, el lobo es una especie muy importante en buena parte de los ecosistemas ibéricos. Su estructura social, ser el padre y madre de todas las razas de perros, haberse convertido en icono de la fauna salvaje para la sociedad urbana… determinan que no sea una especie más. Algunos venimos diciendo hace ya años que en buena parte de la península Ibérica, y también en muchos lugares del mundo, el lobo no tiene un especial problema de conservación y sí un grave problema social que, siendo real, de vez en cuando toma una dimensión exagerada por unas u otras partes.

¿El lobo es una especie suficientemente protegida en España?

La protección no puede ser una postura no razonada. Y sí, creo que la protección del lobo, en lo que respecta a la normativa que se le aplica, es suficiente. Por su parte, considero que su condición como especie cazable en buena parte del norte de España no implica desprotección, más aún porque su caza está muy limitada, y por supuesto prohibida en época reproductora. Si bajo este estatus, el lobo ha incrementado su población en un 18%-20% en los últimos 10-12 años (algo indiscutible desde el punto de vista científico), no diré que a veces se oye, que su caza promueva la conservación del lobo, pero sí queda comprobado que no ha supuesto ningún problema de conservación, al menos desde el punto de vista conceptual como actividad enmarcada en la gestión.

Otra cosa es el furtivismo, del que lógicamente desconozco su intensidad; es un acto delictivo que hay que perseguir sin matices. Por su parte, no se permite cazar el lobo en España en zonas más sensibles o de expansión, como el oriente de Castilla y León o todo el territorio al sur del río Duero, incluida Castilla-La Mancha. En cuanto a Andalucía, de existir la especie, estaríamos ante una población relicta, en riesgo de extinción y por tanto con una apropiada protección estricta. Por cerrar el marco ibérico, diré que en Portugal está igualmente protegido y sin embargo su población ha disminuido claramente.

Deriva de este hecho, esto es, de quedar demostrado que la protección estricta del lobo no va necesariamente acompañada de su mejora poblacional, una interesante reflexión que muchas personas no quieren hacer ya que apoyar que el lobo pueda y deba cazarse y/o controlarse en determinados escenarios no tiene mucho recorrido en el mundo urbano.

¿Qué papel desarrolló Félix Rodríguez de la Fuente en la conservación del lobo?

Las opiniones de Félix desde su atalaya televisiva marcaron para bien en España muchas de las opiniones sobre la fauna. En el caso del lobo, su papel fue indiscutible para que se le percibiera como un animal que tenía derecho a vivir y que su persecución era un despropósito. Además, Félix no era un dogmático y dentro de este posicionamiento claro en pro del lobo, dejó muchos mensajes donde se comprueba su contacto continuo con el medio rural y sus habitantes.

¿Qué opinión tiene de los problemas de convivencia entre la ganadería y el lobo?

Es un problema histórico, milenario. Desde que el hombre domesticara al ganado, es de suponer que la relación con la especie estuvo siempre presidida por el conflicto. Ahora de lo que se trata es de poner el mayor esfuerzo en mantener, por un lado, una ganadería que tiene ya de por sí unos claros problemas de supervivencia, ajenos al lobo, y por otro, la presencia de este magnífico carnívoro. Ponernos de perfil para no acometer gestión e intentar disminuir los daños es apostar por una mala convivencia entre lobo y ganadería extensiva. No comparto habitualmente ni los dogmas ni los eslóganes de pancarta facilones de defender por superficiales. Y tampoco apoyo poner al lobo en la picota por problemas que no ocasiona.

Pero no deseo equidistancias: apuesto por la protección total del lobo donde tiene problemas de conservación y el control programado donde los ataques al ganado sean insostenibles o donde su tamaño poblacional permita extracciones. Y en todo caso, una petición: que todas las opiniones que al respecto se dan o escriben, por ejemplo la que acabo de exponer, sean en su caso rebatidas con el básico de tolerancia y educación que a cualquier debate se le exige.

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