Año nuevo
Merkel y Rajoy despidieron el año político rezando al apóstol Santiago, esperamos que el Santo no pierda la cabeza escuchando sus vanas plegarias cargadas de medidas «austericidas» y neoliberales. Resulta asombroso que la principal amenaza para la soberanía nacional y popular de España, encarnada por la canciller alemana Angela Merkel, se pasee por la Meca de la hispanidad del brazo del actual Presidente del gobierno español en clara señal de vasallaje. Al menos llama la atención observar como los, supuestos, máximos defensores de la «marca españa» y el orgullo patrio no dudan en vender la patente hispánica, a precios de ocasión, a los intereses extranjeros más variopintos.
Y entre tanto arranca un año nuevo político, que presenta nuevos retos para la ciudadanía en general y, en especial, para las capas sociales que más estamos sufriendo la crisis como somos las paradas, desahuciadas, precarias, estudiantes, dependientes, mujeres, migrantes... vivir en emergencia social no es agradable, pero la resignación no entra en nuestros planes. Seguiremos potenciando la indignación, el empoderamiento y pasar a la acción política y social. Expulsar a la casta de las instituciones municipales y autonómicas, y del Estado, y donde las instituciones no lleguen, auto-organizarnos con amigos y vecinos, construir poder popular. Los de arriba acumulan riquezas y pueden resistir la crisis económica, nosotros, las de abajo, no podemos esperar con los brazos cruzados.
Aunque las políticas neoliberales siguen transformando la realidad de millones de personas en precariedad absoluta y a pesar de que lo nuevo parece que va desarrollando su forma política, Podemos sube como la espuma en todas las encuestas, este año lo «Social» tiene que estar presente en la calle, en los barrios: ocupando espacios desde el apoyo mutuo y la autogestión. Es importante apuntalar redes de apoyo y solidaridad, llevar la cultura y permitir las expresiones artísticas fuera del espacio mercantil: los centros sociales y ateneos surgidos tras el 15M siguen floreciendo. Volver a tomar la calle, una vez más las Marchas por la dignidad 22M pueden aglutinar esfuerzos colectivos a nivel estatal. Hay que expulsar a la casta de todas las esferas de la sociedad civil.
La participación, será el gran reto colectivo. No lograremos el cambio político sin desencadenar fuerzas sociales capaces de articular procesos constituyentes verdaderamente democráticos e inclusivos, con programas de igualdad social. Una ruptura democrática, la verdadera salida a la crisis económica, política, social y de valores que golpea a nuestra vieja pseudo-democracia liberal y post-franquista que hoy conocemos como «Régimen del 78».
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