Carolina, ve hacia la luz
Me cuentan que Carolina Punset medita abandonar el hemiciclo valenciano. Me niego. No es posible. Amigos ciudadanos, ¡por Dios!, no se lo consientan. Esta legislatura tan llena de equilibrios, reproches y recordatorios amenaza con resultar insoportablemente repetitiva, soporífera, sin el verso suelto de la más ecológica y reciclable de las hijísimas que ha dado España. Su condición de neófita, sin pasado del que responder ni para bien ni para mal, la sitúa en una inmejorable posición política en una autonomía en la que el principal partido de la oposición se quedará mudo el día en que por fin entienda que no hay ámbito ni asunto del que pueda abrir la boca sin que se la tapen con un auto judicial. Ya sé que nos llamó “aldeanos” a los que, como un servidor, entienden esencial para el correcto desarrollo intelectual de sus vástagos el aprendizaje y uso de la lengua de sus padres. También recuerdo alguna que otra ocurrencia parlamentaria que sin duda debemos atribuir más a su bisoñez institucional que a su mala fe. Pero mírenla, está aprendiendo y deprisa.
¿Qué es eso de irte a Bruselas Carolina? ¿Quién te ha vendido esa cabra? Tu sitio está aquí. Tú eres la misionera enviada por la España Ciudadana a convertir y proteger a tus “aldeanos” perdidos en esta jungla de peligros tripartitos en la que nos ha tocado vivir. A ver, ¿dime un solo político español que haya regresado vivo de Bruselas? Nadie. Los de Podemos no cuentan, que fueron solo de excursión preelectoral. Nadie Carolina, nadie. Aquello no es un escaño, es un sudario, muy bien pagado, no digo yo que no, pero sin más allá. ¿Que no ves cómo se animan los escaños de Les Corts cuando te encaramas a la tribuna? Eres de hecho la única incógnita de ese Parlamento y en consecuencia la única fuente de genuina emoción. ¿A quién le zurrará hoy Carolina? ¿A Ximo o al PP?
¿De verdad te vas a ir ahora? Quédate con nosotros a ver cómo evoluciona esto de las banderas del PP. Si han empezado colgando de los balcones de sus escaños la senyera, esto acaba con un tapiz de la geperudeta. Tu dales tiempo y verás. ¿O acaso crees que cambiando nuestra ruidosa verbena valenciana por los rancios salones centroeuropeos mejorará tu carnet de baile? Allí serás una Punset más, perdida en aquel Carrefour de escaños que tienen en Estrasburgo. Aquí puedes ser el azote del tripartito, martillo de separatistas, la conciencia irredenta de la amnésica derecha valenciana, la Juana de Arco de ese frágil ecosistema político llamado “partidos emergentes” Mira a los vecinos de Podemos. Apenas un trimestre y ya tienen una diputada lanzada y dispuesta a incorporarse a aquello que Artur Mas llama “dinámica parlamentaria de otro grupo” y el resto de mortales transfuguismo. Y esto no ha hecho más que empezar. Rebélate contra aquellos que dirigen tus pasos hacia el forrado pero frío y oscuro túnel de la irrelevancia europarlamentaria. Suelta tu melena al viento, coge mi mano de médium venido a menos y como aquella niña de 'Poltergeist'... ven Caroline… ven hacia la luz.