“Es imposible que Vilafranca pueda absorber los puestos de trabajo que hay ahora mismo en Marie Claire. Sin la empresa, el pueblo se moriría”
Con la firma a principios de mes del acuerdo por el que un centenar de trabajadores aceptaban acogerse de forma voluntaria a un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), la multinacional francesa Marie Claire liquidaba cerca de un centenar de puestos de trabajo en sus plantas de producción en las localidades interiores de Vilafranca y Borriol. La decisión se tomó con resignación y la nariz tapada, con el consuelo de que acogerse al ERE suponía asegurarse unas condiciones que muchos de los trabajadores, la mayoría de edad avanzada, llevaban cerca de una década sin disfrutar.
Según los últimos datos aportados por la Encuesta de Población Activa (EPA), mientras el número de parados en España es actualmente un 3% superior que la cifra de 2008, en el caso de los mayores de 55 años, el porcentaje de parados se ha incrementado en un 126%. Si en 2008 se contabilizaban 220.300 parados “sénior”, en la actualidad son ya 497.400 las personas de edad avanzada que no logran encontrar trabajo.
Entre los trabajadores que firmaron el ERE de Marie Claire hay un perfil predominante: mujeres de más de 50 años que residen en los pueblos de interior en los que se localizan las fábricas. La franja de mujeres entre 45 y 55 años supone en la actualidad más de la mitad de los parados de larga duración y forman un grupo con alto riesgo de ser excluidos del mercado laboral, según los datos aportados por la EPA. En las zonas de interior la situación se agrava ante la falta de oportunidades y la destrucción de los tejidos industriales tradicionales. “La mayoría de las afectadas por el ERE de Marie Claire saben que no volverán a trabajar”, afirma una vecina.
Una rara avis de interior
rara avisLa planta que la empresa Marie Claire tiene en Vilafranca, una localidad que cuenta con apenas 2.300 habitantes, es una rara avis dentro de un entorno desprovisto de una actividad económica potente. En dicho contexto y congregando una masa laboral de cerca de 500 trabajadores, la planta se convirtió en el motor económico para toda la gente de la zona, pero también para localidades como Benassal, Albocàsser e incluso de la vecina provincia de Teruel.
“Para la gente del lugar, trabajar en la Marie Claire era como una especie de funcionariado. Entrabas allí con 18 años y te podías quedar toda la vida”, cuenta una vecina de Vilafranca. El ERE llega tras la aplicación de otras medidas por parte de la empresa para ganar competitividad –a costa de reducciones de jornada y salario-, que hace que, para la mayoría de los afectados, las condiciones del expediente sean preferibles a las que venían teniendo.
“Venimos de un periodo en el cual se redujo la jornada algunas horas al día, se empezó a cobrar menos, se plantearon paradas mensuales de algunos trabajadores… Hay gente que trabaja un horario normal por un salario de 800 euros”, explican desde los sindicatos.
Sin alternativas económicas
El principal problema al que se enfrentan ahora las trabajadoras es la dificultad –por no decir imposibilidad- para volver a incorporarse al mercado laboral. Marie Claire ha supuesto durante décadas un “monocultivo”, con mucha gente desarrollando un mismo trabajo para en la planta durante la mayor parte de su vida laboral y que carece totalmente de ningún otro tipo de formación. Para las mujeres en un entorno rural las expectativas laborales son casi inexistentes y se acentúa con la desaparición progresiva del tejido industrial tradicional en la zona.
Para Óscar Tena, alcalde de Vilafranca, la prioridad pasa por asegurar la viabilidad de la empresa y garantizar en un futuro la integración de jóvenes en los puestos de trabajo. “Necesitamos que la gente joven pueda desarrollar un proyecto de vida, que se case y tenga hijos”, explica el alcalde. “La gente que se ha acogido voluntariamente al ERE no se va a quedar en el paro, va a tener unos ingresos. Esa gente tiene una edad avanzada, pero vamos a intentar que puedan aprovechar para que realizar labores de voluntariado o de ayuda social en el pueblo”, concluye Tena.
El plan a futuro pasa por un modelo “estilo Ford” en el que la Administración garantice la continuidad de los puestos de trabajo y evite una “situación catastrófica” en los castigados pueblos de interior. En este sentido, se han venido llevando a cabo gestiones entre la Conselleria, los ayuntamientos afectados y el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE), para tratar de poner solución a las cuestiones relacionadas con la financiación y reestructuración de la empresa Marie Claire.
Vilafranca vadeó durante décadas, gracias a estos puestos de trabajo, el violento desgaste demográfico que experimenta el interior de Castelló. “Aquí no hay nada más, es imposible que el pueblo pueda absorber los puestos de trabajo que hay ahora mismo en Marie Claire. Sin la empresa el pueblo se moriría”, afirma una vecina.