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Los diagnósticos a pacientes con trastornos alimentarios aumentan un 34% en la Comunitat Valenciana en los últimos meses

Fotograma de la serie sobre la anorexia 'Hasta los huesos'

Miguel Giménez

València —

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Desde Sanidad se ha atendido entre enero y octubre de 2021 a 14.444 pacientes con algún tipo de trastorno de conducta alimentaria (TCA). En concreto, durante este periodo de tiempo han sido atendidas 10.476 mujeres frente a 3.968 hombres. Según la evolución de las cifras, el perfil de paciente que acude a los servicios asistenciales por algún trastorno de conducta alimentaria es el de una mujer de entre los 15 y 19 años de edad.

De hecho, aunque las cifras de 2021 no engloban el año completo, ya se aprecia un incremento del 43,93% respecto a todo 2020 de las menores que han necesitado atención sanitaria por estas patologías. Así, de enero a octubre, 1.845 jóvenes de entre 15 a 19 años han sido atendidos (1.517 mujeres y 328 hombres). Este incremento se observa principalmente entre las adolescentes: en todo 2020 se atendió a 1.054 mientras que en 2019 fueron 935.

El sistema sanitario público valenciano atiende los trastornos de conducta alimentaria a través de los recursos de salud mental, y cuenta además con tres unidades específicas y de hospitalización para la atención de este tipo de trastornos, una por provincia. Durante los diez primeros meses de este año se han atendido cerca de 29.000 consultas: 18.148 por anorexia, 10.368 por otro tipo de trastorno de conducta alimentaria y 370 consultas por hiperfagia. Por su parte, en 2020 se atendieron 26.712 consultas por TCA y en 2019 fueron 31.648.

En cuanto a nuevos diagnósticos, en lo que llevamos de año se han diagnosticado 562 nuevos casos de anorexia nerviosa, 501 nuevos casos de bulimia nerviosa, 565 de otro tipo de TCA, como la ingestión compulsiva, y 1.184 nuevos casos de TCA sin especificar. En total, 2.812 nuevos casos de TCA.

La pandemia por coronavirus ha influido en la aparición de casos relacionados con trastornos de la conducta alimentaria, aunque desde los servicios asistenciales, en concreto, durante el confinamiento se ha mantenido el ritmo de atención gracias mediante recursos online.

Atención específica

La Unidad de Hospitalización ha mantenido el dispositivo funcionando al cien por cien durante el periodo de confinamiento. En esta unidad se atiende a pacientes más graves, para quienes el tratamiento ambulatorio o semi-ambulatorio no es eficiente. Durante el año 2020 han requerido de ingreso un total de 41 pacientes.

En lo que llevamos de 2021 han ingresado 61 pacientes y su rango de edad de es amplio, entre 9 y 57 años, aunque el 80% de los ingresos corresponde a pacientes por debajo de los 30 años, un 90% si el umbral se sitúa por debajo de los 40. Los menores de 15 años suponen el 22%.

Los ingresos, por norma general, son prolongados, ya que las pacientes frecuentemente ingresan en condiciones nutricionales desfavorables y con escasa conciencia de enfermedad. El proceso de recuperación no sólo incluye la rehabilitación nutricional, sino que se trabaja especialmente la conciencia de enfermedad, la comprensión del trastorno, y el desarrollo de estrategias y recursos para hacer frente a la normalización de la vida familiar, social y académica.

Por otro lado, la UTCA de Castellón ha atendido a 202 nuevos/as pacientes, frente a los 111 que atendió en todo el año 2020. La atención en la UTCA se centra en pacientes menores de edad. La edad más frecuente de derivación es 14 años. Se aprecia un aumento de casos en menores. En los dos últimos años, la mitad de los casos atendidos corresponden a jóvenes menores de 20 años, mientras que en 2018 y 2019 esta franja de edad representaba un tercio del total de casos tratados.

El jefe de Sección de Psiquiatría Infanto-juvenil y Trastornos de la Conducta Alimentaria en La Fe de Valencia, Luis Rojo, reconocía a EFE hace apenas unas semanas que la edad media de las pacientes ingresadas por trastornos de la conducta alimentaria se ha reducido en los últimos años, llegando a afectar incluso a niñas de 9 años, lo que los convierte en casos “más complicados de tratar, al no disponer de madurez cognitiva y emocional”. Además, alertaba de que el confinamiento había sido “desastroso”, ya que durante la pandemia de la COVID-19 la situación era “muy favorable” para el desarrollo de este tipo de alteraciones.

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