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Meritxell Barberá: “La bestia no aparece si no fuera por el sistema que nos oprime”

Meritxell Barberà, directora del festival '10 Sentidos'

Laura Julián

Valencia —

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Bestias. El Festival 10 Sentidos propone en su octava edición generar un diálogo para reflexionar sobre la violencia. Critican el abuso de poder, el uso indiscriminado de la fuerza, la crueldad, los excesos. ¿Su herramienta? El arte. Mertixell Barberá es junto con Inma García, directora y fundadora del festival de artes vivas que tendrá lugar en València del 2 al 19 de mayo. Sus propuestas artísticas no dan respuestas, deberá ser el público el que debata consigo mismo sobre los diferentes tipos de violencia que se ejercen (y ejercemos) en la sociedad. Teatro, danza, música y arte para captar los sentidos.

El lema del año pasado era ‘Invisibles’. En 2019 habéis apostado por ‘Bestias’. Al leer vuestra presentación parece que os hayáis empoderado. ¿Qué ha pasado en esta edición?

Hablar de violencia era importante porque desgraciadamente está patente y presente en nuestra vida cotidiana y diaria. Las dos directoras del festival somos mujeres y estamos especialmente implicadas con el tema de la violencia de género. Con otros lemas ha ido dirigido a focos concretos, pero este año afecta a muchas más personas. El proyecto ‘Macho Man’ del director Àlex Rigola, por ejemplo, tiene un protagonismo especial y es un espectáculo que no deja impasible a nadie.

¿Y de qué va?

Es una instalación de teatro documento, un habitáculo gigante sobre la violencia machista que se ha instalado en el Centro del Carmen. Entran grupos de seis personas con unos cascos y te narran en primera persona las vivencias de una víctima de violencia de género. He de reconocer que es duro. Conmociona y desgarra. La compañía tiene previsto una ‘sala de descompresión’ después de hacer el recorrido para la gente que pueda necesitar ayuda. Esta instalación también se ha hecho en institutos y tuvieron que multiplicar el apoyo psicológico porque muchos de estos adolescentes se venían abajo por ser conscientes de que en su casa viven una situación de maltrato.

Vivimos en un sistema violento que especialmente se ensaña con determinados colectivos. ¿Qué temáticas destacas relacionadas con las minorías?

Todos los espectáculos de la programación reflexionan entorno a la violencia. De forma más evidente o más social, más poética o estética, pero todas las propuestas tienen que ver con este tema. Por ejemplo, Phia Ménard, uno de los grandes nombres que viene este año, es una artista francesa transexual que habla de LGTBIfobia de una manera muy poética. En su espectáculo está latente lo que ella sufrió en su cambio y el rechazo que muchas veces sienten. También hablamos de violencia hacia los inmigrantes y las fronteras, con el proyecto de ‘A tous les clandestins’ de MªJesús González y Patricia Gómez. Presentan un recorrido por textos que inmigrantes han dejado en el muro del CIE de Fuerteventura y del centro de detención de Mauritania. Pero también está presente violencia contra personas mayores, niños, adolescentes…

¿Por qué os habéis centrado en la violencia de género?

Es una evidencia la lacra tan grande que tenemos con la violencia de género. Abre los telediarios todos los días y es muy desagradable. A Inma y a mí nos ocurre que tenemos esa incomprensión ante qué estamos haciendo mal para que, lejos de ir a mejor, cada día se agrave la situación. O igual es que ahora sabemos más lo que está pasando y pasa lo mismo, entonces como sociedad algo estamos haciendo mal. No soy especialista ni psicóloga, pero como gestora cultural o como creadora, creo que es importante que vayamos al tema de la educación y que las nuevas generaciones tengan una visión sobre la idea de la mujer y el respeto a la mujer. La base debe estar por ahí, pero creo que hace falta una reestructuración institucional y política para que el calado de la educación a nivel feminista y social tenga consecuencias y esta lacra termine.

Una de las sedes donde tendrá lugar espectáculos es el refugio antiaéreo de València. ¿Por qué se ha elegido ese lugar?

El Festival 10 sentidos siempre apuesta por buscar nuevas localizaciones y buscar espacios. Los convencionales (teatros, museos, centros de arte) nos encantan, pero también buscamos espacios nuevos para que se diversifique la audiencia y porque al final las propuestas, cuando se sacan de su contexto habitual, también adquieren otra información y otros discursos. La documentación que hay implícita en las paredes del refugio antiaéreo, a nivel bélico, es muy potente. Precisamente lo que hemos programado es una obra de un actor valenciano, Domingo Ferrandis, que es ‘Pedro y el Capitán’, un texto que ‘reconceptualiza’ a Benedetti y donde habla de la víctima y el verdugo. El público estará muy cerca de esta ‘performance’ tan única y tan dolorosa de ver. O también Greta Alfaro, que habla del apocalipsis final, el fin de la humanidad por el tema de la violencia. En otro de los refugios tendremos una propuesta suya.

Apocalipsis, violencia machista, refugios antiaéreos, LGTBIfobia… Proponéis una reflexión sobre las bestias a través del arte. ¿Habéis llegado a alguna conclusión?

Esa es la idea. Este año nos apetecería que se generara pensamiento, no solamente propuestas artísticas como exhibición. Todos los años hay charlas, conferencias, mesas redondas, pero este año especialmente tiene un peso específico el lema ‘Bestias’. Hay dos grandes líneas de pensamiento, dos grandes bloques. Aquellos que piensan que el ser humano es violento por naturaleza y depende de su sistema educativo y de su entorno familiar que esa bestia no aflore o que la tenga educada. Y los que piensan lo contrario, que las personas somos seres bastante pacíficos por naturaleza y que precisamente por nuestros conflictos y frustraciones, el sistema en sí nos corrompe, y es entonces cuando aparece esa bestia, que en teoría todos llevamos dentro, y que no aparece si no fuera por este sistema que nos oprime. Creo que estas dos son las grandes corrientes de pensamiento que se exponen y lo interesante es dejar la pregunta en el aire y que sea el público el que se posicione o no. O se quede a mitad camino entre una y otra.

¿Por qué utilizar el arte para reflexionar sobre la violencia?

El arte es una herramienta fundamental para analizar el presente y las conductas humanas. Sirve para remover conciencias. No creo que tenga la responsabilidad de solucionar la vida, pero sí la de proponer las cuestiones. Poner en el escenario situaciones que preocupan en nuestra sociedad y darnos herramientas para reflexionar entorno a ellas.

Cada edición contáis con más artistas de diferentes países. ¿Apostáis por una internacionalización del festival?

Desde la primera edición del festival se ha apostado por la internacionalización. La convivencia entre propuestas internacionales, nacionales y de la Comunitat Valenciana, para un festival de artes vivas, es fundamental. También es interesante que convivan artistas con una trayectoria profesional brutal y creadores emergentes. El festival también es una plataforma de visibilidad para voces ‘jóvenes’ en cuanto a trayectoria, no en cuanto a edad.

Este año cumplís ocho ediciones que coinciden con dos legislaturas completas de dos gobiernos muy diferentes. Con las elecciones en el horizonte próximo... ¿Os habéis sentido apoyadas por las instituciones? ¿Cómo ha sido esa relación?

Nos hemos sentido siempre apoyadas desde el principio. Es un festival necesario que ha ido en progreso y ha generado más apoyos y más ayudas, tanto a nivel de patrocinio privado con Caixa Popular, como a nivel institucional. Este año, además, tenemos un patrocinador bastante potente que se ha implicado todavía más en la programación que otros años y con financiación, que ha sido Cervezas Alhambra. A nivel institucional, la ayuda va creciendo porque la implicación de la ciudadanía es muy grande. Creo que València está a la espera siempre del Festival 10 Sentidos. Para mí, lo que sí tiene que cambiar y mejorar es que las cosas sean más fáciles. Me encantaría tener mucho más apoyo porque el festival crecería más, no es que no pida más financiación, ¡ojalá! Pero esa no sería mi primera petición. El problema es lo tarde que llega. A los proyectos culturales nos ahoga tener que adelantar dinero y tener que estar endeudándonos hasta que recibes el dinero de la administración pública. Eso es muy complicado. Da igual un gobierno que otro, eso no ha cambiado, y es lo que deben plantearse seriamente para ya. Esa ‘farragosidad’ para cualquier paso burocrático para que la cosa esté estable. Tendrían que ver cómo facilitar y agilizar todos esos trámites porque la pérdida de tiempo es impresionante, más luego el tiempo de espera de recibir la financiación que la administración ya se ha comprometido a darte. Tú sabes que cuentas con ella pero no la tienes físicamente. En mi opinión, es el paradigma más grande a nivel de gestión cultural.

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