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Pablo Sánchez (Ciudad Jara): “Noto que el público ha comprendido mi deriva artística”

Pablo Sánchez y Tato James, de Ciudad Jara.

Laura Julián

Valencia —

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El primer álbum de Ciudad Jara, Donde nace el infarto, consiguió ser número dos en ventas de discos apenas unos días después de su lanzamiento, el pasado 7 de febrero. La recién nacida banda valenciana agotaba en menos de 24 horas las entradas para su concierto de presentación, los días 19 y 20 de marzo, en la sala Joy Eslava de Madrid. Le seguían más de cincuenta fechas por toda la geografía española que, una tras otra, se iban cancelando a causa de la pandemia. “Se ha generado mucha expectación y público de Ciudad Jara sin haber tocado”, dice Pablo Sánchez, líder de Ciudad Jara, anteriormente conocido por ser compositor y cantante de La Raíz.

No será como lo había planeado, pero finalmente la primera vez que veremos el nuevo proyecto personal del músico valenciano será a través de un encuentro online este jueves 25 de junio, a las 22:00 horas, a través de la plataforma woutick.es. ‘Salvando la distancia’ es el nombre de esta iniciativa solidaria cuyos beneficios irán destinados a las despensas del los colectivos autogestionados Espai Veïnal Cabanyal (València) y Ca Saforaui (Gandia). Un concierto “diferente y exclusivo”, grabado a cinco cámaras por Pomelo Televisió.

¿Crees que la gente podría acostumbrarse al streaming?

No lo creo. No quiero pensar que nos pudiésemos acostumbrar. Creo que parte del amor por el arte y por la cultura reside en disfrutarla acompañado, ya no digo pegándote la fiesta, sino en acudir, en verlo y sentirlo. Quiero pensar que ésta no será la nueva normalidad, es un espectáculo que obviamente es mucho más frio y carece de muchas cosas que te otorga un concierto, pero que tiene otras como poder disfrutar de la música de forma sosegada y atenta.

Será la primera vez que os veamos al completo y no tenemos referencias.

Somos conscientes de eso y no hemos intentado emular lo que es un directo o un concierto de rock, sería falso y pretencioso y generaría falsas expectativas. El escenario es en el suelo, nos hemos amoldado a lo que nos ofrecen las cámaras y a la energía que se puede generar grabando algo así. Es un concierto diferente y exclusivo, en el que hemos empleado mucha técnica y mucha paciencia. Ya que es nuestro primer concierto se podrán ver todos los entresijos que hay en Ciudad Jara, todos sus músicos. Es un espectáculo que se aleja del directo más común y se acerca un poco más al directo en ejecución, la parte más musical. El show en un escenario será diferente.

A estas alturas ya habrían sido miles las personas que os hubieran escuchado en directo, pero igualmente ya son cientos de miles las reproducciones de algunas de tus canciones. ¿A qué te dicen que suena este disco?

No he tenido el feedback del directo, pero a cambio el recibido por redes sociales nos ha alimentado muchísimo. Es muy raro lo que ha pasado con este proyecto porque no ha llegado a nacer en directo, pero sí nos dio tiempo a presentar el disco en redes y a venderlo. Se ha generado mucha expectación y mucho público de Ciudad Jara sin haber tocado, es una cosa diferente, a pocos grupos le habrá pasado... Y, ¿qué me dicen? De todo. No soy muy lector de comentarios ni asiduo al feedback de cada canción porque no creo que sea muy positivo para el compositor. Pero lo que noto de la gente más cercana, no solo amigos y familia, sino gente de la música o digamos mi familia musical, ahí sí que noto que han aceptado sobre todo el cambio artístico de Pablo Sánchez.

¿Y tú a qué dices que suena?

Yo creo que suena a Pablo Sánchez. Es un ejercicio de estilo muy personal, que no ha tenido barreras ni límites a la hora de mezclar y dibujar un disco con una paleta muy diferente. Hay canciones muy opuestas, con baladas y canciones de autor, y otras con ritmos folclóricos, rock o toques electrónicos como en Bailé, o también otros estilos como el funky y el hip hop.

¿Qué diferencias tiene componer para un grupo como La Raíz y hacerlo para Ciudad Jara?

Para mí era muchísimo más complejo componer para La Raíz, que paradójicamente tenía una composición más fácil, porque requería ponerme en la piel de once personas y sus once personalidades diferentes. Yo componía para todos: los bajos, los vientos, las armonías de cada cantante... Me resultaba una losa increíble cada vez que iba a hacer un disco. Cuando compuse el último disco ‘Entre poetas y presos’ yo ya notaba que no iba a poder a hacer otro. En mi cabeza ya tenía que el próximo sería algo para mí y para ser feliz porque me causaba mucha angustia. Esa exigencia a nivel compositivo me la imponía yo. Soy muy cerrado, muy cabezota y tiene que ser así y así… Con un grupo tan grande es muy difícil.

¿Y qué te permite esa soledad?

Me permite abrirme, hablar de cosas que antes por el estilo de La Raíz no podía para respetar el estilo. Me encuentro en esta paradoja: ahora componer música compleja es más fácil y antes componer música sencilla era más difícil.

Antes decías que tu familia musical ha comprendido esa deriva, ¿sientes que el público también?

Sí, es una de las cosas que más me ha gustado. El feedback más importante era que se entendiera este camino y esta nueva forma de componer porque lo que quiero es que dure. Y lo que noto es que se ha comprendido muy bien esta deriva artística. No quiero que el disco haya gustado simplemente porque era el cantante de La Raíz, sino porque lo que estoy haciendo ahora les está llegando y está emocionando a la gente.

Quizás es también lo que explicas en la primera canción que conocimos de tu nuevo trabajo, La canción del pensador, donde ya vemos un estilo diferente al de La Raíz y dices frases como “algo dentro ha dado un giro”.La canción del pensador

Sí, además creo que fue una manera de presentarme arriesgada en cuanto a que mostraba mis partes más íntimas y un estilo bastante alejado de La Raíz y más cercana a la música folclórica, con sonido un poco mediterráneo. Venía más del mestizaje y del rock, y ahora me iba a una música más reflexiva, más profunda, no tan explícita. Además hablaba de esos conflictos emocionales que yo tuve en mi última época con La Raíz, que me hacían no estar feliz. Lo junté todo para presentarme y fue una apuesta arriesgada que creo que la gente ha entendido desde esa canción el nuevo rumbo.

En Siglos de Golpes cantas a las “vidas sin nombre que después de siglos de golpes en el panal hoy salen como un tornado”. ¿A quiénes dedicas esta canción?Siglos de Golpes

A mucha gente que, a pesar de los golpes, siempre ha dado luz. A personas, no solo el ámbito de la cultura, como los maestros o los cantantes, sino también a aquellas que han representado la lucha, al sector oprimido, a las que sin tener voz han podido dar luz a “la noche más larga”, que era como se le llamaba a la época del franquismo.

La canción protesta, la referencia al exilio o a los olvidados, forman parte de tu identidad como compositor. ¿En estos 13 años con La Raíz, y ahora en solitario, piensas que has ido ampliando tu panorámica?

Creo que sí que se ha ido ampliando el abanico de temáticas en general, no solo de las que implican lucha. En La Raíz quizás en el último disco se abría un poco la paleta y le cantaba al amor o a la infancia. En Ciudad Jara se abre mucho más porque le doy licencias que antes no podía. Pero no estoy buscando hablar de las luchas, de hecho intento huir de eso, aunque a veces es inevitable.

Quizás hace 13 años no te veías cantando junto a Rozalén una canción como Las nanas de Jara, dedicada a tu hija.Las nanas de Jara

Hace 13 años componía canciones así pero no las podía sacar, las tenía guardadas. No tenían este nivel lírico, que he cultivado a base de leer y leer, pero sí que tengo canciones que hablan de sentimientos más parecidos a los de Las nanas de Jara, más melancólicos. La verdad es que no me imaginaba cantando con Rozalén, pero vas haciendo familias en los escenarios.

En Bailé visualizas un mundo bastante catastrófico en el que “escapamos del vientre a la cuna, de la cuna al infierno”, pero lo cuentas con un tono dulce y unas notas melódicas que ayudan a digerir letras muy duras.Bailé

Bailé es un ejemplo de lo que se va a encontrar en el disco. Una canción con una base sencilla, letras profundas y un toque de esperanza y de desesperanza. Juego con esta dualidad todo el disco. Las letras tienen esa parte más derrotista, más deprimida, que precisamente refleja una parte de mi biografía que estaba envuelta en un momento de tristeza y están mezcladas con la música que yo escucho, que no es música triste.

También hay otras canciones más movidas como En el último pasillo, Bastardos de la gravedad o Líderes. Quizás no veremos con Ciudad Jara la fiesta o los pogos de La Raíz, pero en cierta manera sí has querido mantener ese tono festivo. ¿Es así?En el último pasilloBastardos de la gravedadLíderes

Sí, de alguna manera sí. Me gusta buscar la emoción de la masa, sentirme dentro de esa fiesta, eso creo que lo conseguimos con La Raíz: desde arriba pensábamos ‘hostia qué bien se lo pasan ellos’, y desde abajo pensaban ‘joder, qué bien se lo pasan tocando’. Era una energía muy bonita, que te hacía estar a tope. A veces inconscientemente visualizas el concierto mientras compones y tiras hacia crear ese tipo de emociones y de ambientes. Sí, hay momentos que pueden sugerir a la caña que había en La Raíz, pero el toque lírico ya te lleva a otra cosa. No lo hemos comprobado aún porque no hemos podido salir a tocar con pogos y cuando salgamos creo que no se podrá hacer pogos, pero creo que, aunque sea música de pogo, en Ciudad Jara la emoción será diferente. Ya veremos, estamos expectantes.

Por último, en otras canciones como en Las manos, cantas junto a otras voces que te queda una espina, pero “es de las que no salen”. ¿Qué te ha quedado dentro? ¿Qué más veremos? Las manos

Quiero más música así con Ciudad Jara y estoy componiendo cosas. Lo que más me gusta es componer, mucho más que girar o que subirme a una furgoneta. Me encanta estar en casa con mi familia y componiendo. Entonces, ¿qué veremos? Veremos más Ciudad Jara para rato, estoy muy ilusionado, no tengo conflictos para componer y no siento la presión de la industria musical encima de mí, me siento liberado. El próximo disco seguramente tendrá otros matices porque las energías son diferentes, pero seguirá siendo Ciudad Jara.

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