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El Quijote que quiso reconstruir la Mancha, rescatado cien años después
“Con el croquis trazado por el genio, emprender la peregrinación; ir paso a paso siguiendo las improntas que dejaron en el barro las herraduras de Rocinante; descansar a la sombra del árbol que cobijó al caballero en otra tarde como esta, calurosa y calma; oír las mismas esquilas que él oyera, y encontrar todavía su imagen en la lámina de los arroyos”. En 1921, un escritor y pintor manchego trató de reconstruir los pasajes del Quijote adaptándolos a su contexto. Cipriano Salvador se apeó de la estación del Alcázar de San Juan y comenzó a caminar, libreta en mano, para dar una nueva interpretación a la obra de Cervantes.
Salvador, escritor y pintor republicano, nacido en Pedro Muñoz, quiso aprovechar la obra cumbre de la literatura española para mejorar las condiciones materiales de su tierra. Es don Quijote el que guía es, en inicio, un dietario en el que el autor reconstruye, en la España de 1921, la ruta que Cervantes dibujó en la novela trescientos años atrás. Pero el recorrido por el mapa, entre los pueblos, monumentos, mitos y leyendas del paisaje manchego, constituye una reivindicación vigente un siglo después: industrializar la región para generar empleo de calidad; fomentar el turismo cultural y divulgar la obra de Cervantes para generar un nuevo relato de lo manchego en positivo. En el viaje, se plantea “hemos de recorrer paso a paso el camino seguido por el sublime loco don Quijote desde el mismo lugar en el que se le despertó la excelsa locura hasta que, en brazos de ella, caminó a hacer penitencia de amor en las oscuras y ariscas montañas de Sierra Morena”.
La obra del escritor fue vapuleada por el franquismo, como su propia vida. En 1941 fue condenado a muerte por hacer desaparecer un cuadro renacentista que ese mismo año un cura había vendido. La obra, “Santa Ana, la Virgen, Santa Isabel, San Juan y el niño”, de Fernando Yáñez de La Almedina“, llevaba desde entonces en el Museo del Prado. Salvador terminó en el Fuerte de San Cristóbal (Navarra), considerado una de las peores prisiones del franquismo, con la pena de muerte conmutada a 30 años de trabajos forzosos.
Cuando se cumple un centenario de la obra, la editorial valenciana Llibres l'Encobert ha decidido reeditarla, a modo de homenaje de la hazaña del escritor. Junto a su familia y a la Universidad de Chicago, el equipo editorial ha podido recuperar los viajes por la Mancha de inicios del siglo XX. El prólogo recuerda la condena de Cipriano Salvador y las pesquisas del responsable de la editorial, el historiador José Camarillas, para despejar las incógnitas sobre la desaparición del lienzo. El editor acudió a su pueblo paterno en busca de una historia familiar y terminó demostrando que la obra desaparecida se encontraba desde 1940 en el Museo del Prado. “Sirva este trabajo como un grito por los Ciprianos que fueron silenciados, pero cuyos sacrificios mantendrán vivas las voces de nuestro pueblo durante siglos”.
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