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¿De fuera de dónde? Teatro universitario para tirar prejuicios

16 jóvenes de 11 nacionalidades ponen nuestros prejuicios a escena en La Gran Final

Majo Siscar

València —

–¿Vienes de fuera?

–¿De fuera de dónde? ¿De fuera del barrio? ¿De fuera del mojón? ¿De la ciudad? ¿De la comarca? ... ¿De fuera de la tierra? –responde Momodou Dibba y empieza un monólogo sobre la alteridad que vapulea la consciencia de cualquier europeo. Esto es teatro, pero en la voz y en los ojos de Momodou Dibba suena demasiado real.

Momodou Dibba viende de Gambia y llegó a España hace once meses. Primero pasó por Italia y Suecia y desde enero tramita sus papeles por refugio en Valencia. Para llegar a Europa tuvo que recorrer toda África Occidental en lo que se conoce como The backway, una ruta larguísima y peligrosa para evitar las vallas de Ceuta y Melilla y cruzar de Libia a Italia por mar. En el camino hay que pagar extorsiones, aguantar secuestros, malos tratos y violaciones. Eso si sobrevives. Desde el año 2000 más de 33.000 personas han muerto ahogadas en el mar al intentarlo y no se sabe cuántas han desaparecido en el Sáhara. Nadie busca cadáveres en el desierto.

Momodou Dibba no da detalles de su experiencia, está contento de estar vivo y de estar aquí, haciendo teatro con un grupo de universitarios de toda Europa. “Ha sido fantástico conocerlos y formar parte del grupo”, dice en inglés al acabar la función. En español no se siente cómodo todavía, aunque se ha aprendido al dedillo su papel, que interpreta brújula en mano, mientras defiende una portería, metáfora de las puertas que ha tenido que atravesar y que cerramos en Europa para aquellos que vienen de países empobrecidos o en guerra.

La final de un mundial de fútbol en 2038, donde la Unión Europea participa como una sola selección, es la excusa teatral para una puesta en escena que habla sobre nuestras políticas migratorias, las fronteras, la construcción de la identidad nacional y la alteridad, la xenofobia y los prejuicios.

Los actores y actrices de La Gran Final –como se llama la obra– vienen de cuatro continentes y once nacionalidades diferentes (Polonia, Alemania, Camerún, Gambia, Italia, Siria, Eslovaquia, Francia, Suiza, Colombia y España). Es la obra central del programa Escena Erasmus, un espacio que aprovecha el potencial creativo de los estudiantes que vienen a la Universitat de València (UV) y los pone a actuar con estudiantes locales y con migrantes acogidos al programa de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Lo ideó y dirige la compañía CRIT desde el 2013 y se integra en una red europea donde también participan la universidad alemana de Marburg y las italianas de Pàdua y Càller.

Mar Picher es de Alcoi y conoció el programa en un curso de teatro que tomaba durante sus estudios en la UV. Se presentó al casting y entró en este equipo multicultural. Ahora reconoce que aunque al principio dudó de como debía de comportarse en el escenario con gente con experiencias tan duras como la de la migración africana, siria o colombiana, pronto se dio cuenta de que codo con codo no había diferencias. “Las diferencias que se marcan en la calle aquí no están”, asegura Picher. Y reconoce que el valor de hacer la obra ha sido “crear una relación de reciprocidad muy guay, más allá de la experiencia teatral”. Para Jordi Barrachina, de Ibi, el proceso ha sido “como un puñetazo en la cara”. “Imagínate todo lo que ellos han vivido para llegar aquí y nosotros, desde nuestro desconocimiento, pensando en cómo acercarnos, casi con miedo, y entonces viene la realidad y te toca y cualquiera es uno más”, confiesa Barrachina. Samar Hammadeh se muestra radiante al acabar la obra. “Nunca antes había hecho teatro y estoy encantada”, dice con un valenciano perfecto. Es siria y en 2013 pidió una beca para hacer un master en gestión cultural en Valencia y “salvar la vida”. Después volvió a Siria pero la guerra continuaba y pidió refugio. Apenas se lo concedieron. Ahora estudio un doctorado en Industras Culturales y trabaja como traductora del árabe para la Cruz Roja y para la policía. Asegura que ella no ha vivido en carne propia la marginación y los insultos que interpreta recibir en la obra pero que sí son comunes. Su familia sigue en Damasco.

Dirigida por Anna Marí, La Gran Final no se regocija en el drama pero cuestiona nuestra intolerancia con grandes dosis de humor, canciones y una pizca de fútbol. Se exhibe hasta el 1 de junio en La Nau de la Universitat de València y luego viajará a 16 localidades valencianas de las tres províncias gracias al apoyo de la Diputació de Valencia y de la Conselleria de Cultura. En 2016 una obra anterior del mismo programa la vieron más de cinco mil personas en tres meses. Este año esperan llegar a todavía más gente.

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