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“Hablan de corrupción, ¿pero dónde estaban para combatirla?”

Jorge Alarte, en su despacho.

Adolf Beltran

Fue secretario general del PSPV-PSOE entre 2008 y 2012.  Jorge Alarte (Alaquàs,1973) vuelve a la primera línea política, tras un periodo en el que se ha mantenido en un segundo plano y en el que ha centrado su atención en la actividad profesional como abogado. Persona muy próxima al candidato a presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, aspira a una plaza de senador por la circunscripción de Valencia y apuesta por un cambio en las elecciones generales del 20 de diciembre.

No sé si puede decirse que había dejado la política, aunque su candidatura tiene el aire de un retorno.

La política no la he dejado nunca, porque la política no se deja. Pero esta sí que es una forma de volver a la primera línea o, al menos, a la responsabilidad pública, en este caso para ayudar a mi partido a ganar las elecciones y, desde luego, ayudar a que Pedro Sánchez sea el próximo presidente del Gobierno de España.

Es candidato al Senado, pero uno apostaría a que usted hubiera preferido ser candidato al Congreso de los Diputados.

Con toda la sinceridad, estoy muy a gusto donde estoy. Mi candidatura se produjo por una conversación con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que además es el secretario general de mi partido. Me lo propuso y me pareció una buena manera de ayudar. Estoy donde estoy y estoy a gusto en lo más importante, que es ayudar a explicar la España que queremos para el futuro y contribuir a un gobierno de futuro para nuestro país. España vive un momento difícil en el que todos tenemos que arrimar el hombro.

Se discute si el Senado debe desaparecer o no, pero parece haber bastante coincidencia en que esa Cámara debe ser reformada. ¿En qué debe consistir esa reforma?

Es lo más apasionante de este responsabilidad, convertir el Senado en una Cámara de representación territorial. Aunque hay una cosa mucho más importante para el Senado: conseguir que los ciudadanos piensen, porque sea verdad, que es útil. Ese es el reto. Nosotros hemos hecho una serie de propuestas que Pedro Sánchez ha ido avanzando. La primera de todas es que algunos temas concretos que afectan a la estructura territorial se discutan en el Senado en primer lugar, no como Cámara de segunda lectura. Es decir, que sea allí donde exista el espacio público para reflexionar. Estoy hablando de la financiación autonómica, tan importante para nosotros, los valencianos. Estoy hablando de competencias de las administraciones locales y del modelo territorial del Estado. Y por supuesto hay gestos muy importantes. Me parece de un gran valor simbólico, y por eso algunos están a la defensiva, que el Senado tenga la sede en Barcelona. Los símbolos construyen política y también transforman la realidad. El último reto en relación con el Senado es el sistema de elección. Se discute permanentemente si los senadores han de ser escogidos directamente por los ciudadanos en las urnas o por los parlamentos y asambleas de las comunidades autónomas. Es un debate abierto, en el que de momento no hay consenso y sobre el que sigue abierta la discusión. Esto es lo más apasionante. Usted sabe que conozco toda la Administración: he sido alcalde unos cuantos años y conozco la Administración autonómica. Eso me da una buena perspectiva.

Todo eso implica una reforma constitucional. ¿Será la próxima la legislatura de la reforma de la Constitución?

Sin duda alguna. La Constitución de 1978 ha implicado que los ciudadanos y ciudadanas de este país hayan tenido una etapa de libertades y derechos incomparable en la historia de España, además de que los territorios hayan podido sentirse en su singularidad e identidad. Nosotros, los valencianos, también. Ese elemento es el punto de partida para transformarla. La Constitución es del año 1978, yo soy de 1973. Ha pasado tiempo y hay que evolucionar. La España de hoy es diferente y nuestra apuesta es muy clara y definida en ese sentido.

¿El PSOE sale a ganar o a salvar los muebles en estas elecciones?

A ganar, sin ninguna duda. Mire, aprovecho para decírselo. Conozco bien a Pedro Sánchez; es una persona con determinación y coraje y con un compromiso importante. No se lo están poniendo fácil, pero ni por un segundo ha pasado por su cabeza conformarse con ser segundo o tercero. El PSOE es un partido de gobierno y será el único partido con capacidad de acabar con la época de Rajoy y de abrir un tiempo de consenso, de diálogo y de transformación. Y he dicho el único.

¿Causarán tensiones los resultados de las generales sobre el Pacto del Botánico que ha llevado a Ximo Puig a la presidencia?

No estoy preocupado por el entendimiento con el resto de partidos políticos de la izquierda, los firmantes del Pacto del Botánico. Para nosotros el adversario es la derecha y, sin ningún tipo de duda, Mariano Rajoy. Por supuesto, cuando hablo de la derecha, también hablo del subproducto de la derecha española, que se llama Albert Rivera y que, a veces, es peor derecha que la más reconocible. La preocupación debe ser, para el gobierno valenciano y para los socialistas, que salgamos reforzados de estas elecciones. Si el PP cree que sale reforzado de esas elecciones y sigue siendo el partido más votado tendremos un reto y una dificultad que afrontar. Sin embargo, desde el optimismo y la confianza en el presidente Puig y el gobierno de la Generalitat, creo que es muy pronto para hacer cualquier evaluación. El Consell se constituyó el pasado mes de junio. Por tanto, hay que tener fortaleza, unidad y compromiso en el proceso de cambio en la Generalitat.

Ha habido una gran transformación electoral, sociológica y política desde la época en la que usted se enfrentaba al PP y presentaba las primeras iniciativas contra la corrupción en casos como Gürtel. ¿Hasta qué punto ha sido clave la denuncia de la corrupción en los cambios que se han producido?

Observo el tema de la corrupción en estos momentos con cierta perplejidad. Escucho cómo todo el mundo habla de ella. Es una cosa continua, permanente, todos los políticos hablan de la corrupción. Y me pregunto dónde estaban en marzo y abril de 2009, cuando algunos iniciamos la tarea de denunciarla y propios y extraños no acababan de entender qué hacíamos. Ahora es más fácil, porque  el CIS ya dice que es una de las principales preocupaciones. Digamos que tiene mérito, pero en la medida en que lo tiene enfrentarse a un tema como ese en estas nuevas circunstancias. Para mí, es sorprendente que Celia Villalobos en compañía de Pablo Iglesias  monte esa especie de tête à tête. Me pregunto cuántas veces se ha levantado Celia Villalobos en la Junta Directiva Nacional del PP para preguntarle al señor Rajoy por los mensajes a Bárcenas. En cuanto a  Pablo Iglesias, no sé dónde estaba en marzo de 2009... Que lo explique él. El compromiso contra la corrupción no vale que sea solo de palabra. Siempre me pregunto dónde estaban cuando no era tan fácil combatir esa lacra de la democracia española.

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