Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

CV Opinión cintillo

Arrecia el alicantinismo

0

“…descrivies les nafres

d’un atzucac vastíssim

que subhastava el món

a còmodes terminis,

que venía les pàtries

a petites tongades,

amb el silenci espès

de falcons i de lladres.“

Emili Rodríguez-Bernabeu. Alacant, any 2000

De los confines murcianos del País Valenciano emerge, de nuevo, la resistencia a la cohesión territorial autonómica. Nombres clave del Partido Popular—Teodoro García Egea, José Manuel García-Margallo y el tapado Vicente Martínez Pujalte—operan desde Orihuela para encumbrar al “papable” Carlos Mazón Guixó. Presidente de la Diputación Provincial de Alicante. Designado para disputar a Ximo Puig la presidencia de la Generalitat, tras la defenestración de Isabel Bonig de la cúspide del PPCV. ¿Por ser mujer?¿ Por sus raíces castellonenses de la Vall D’Uixó? ¿Condenada desde su apuesta por Soraya Sáenz de Santamaría frente al aznarista Pablo Casado?

Alicante aparte

Desde que, en 1966, José Vicente Mateo publicó la primera edición de su libro, “Alicante aparte”—lo escribió en castellano, la lengua de su autor—han sucedido varias ediciones en valenciano y en el idioma original. La última de la Diputación de Alicante en 1991, cuando esta institución todavía no había caído en manos del integrismo del PP. El libro es imprescindible para los alicantinos y para el resto de los que quieran entender la problemática territorial del País Valenciano. Todo viene de la encrucijada donde confluyen dos disidencias: la ideológica y la provinciana. Con su carga identitaria y de acomplejamiento. Las tierras alicantinas no son homogéneas en casi nada. Su diversidad es lingüística, comarcal --litoral y tierras de interior--, económica, sectorial, histórica, cultural, industrial, logística y sociológica, cuando menos. Muchos alicantinos de l’Alcoià, de la Marina, del Comtat , de l’Alcalatén , intentaban no pisar Alicante-ciudad y preferían acudir a València para resolver sus asuntos o para socializar. El centralismo de València respecto a Castelló y Alicante es argumento magnificado con efectos contagiosos para la reivindicación comarcal en las zonas centrales-- La Safor, La Vall d’Albaida, L’Alcoià, El Comtat, La Costera—sofocada y ocluida desde la Diputación Provincial de València durante el mandato hegemónico del PP, bajo la presidencia de Alfonso Rus. Después detenido y procesado por desvergüenza y corrupción.

Levante y sureste

El régimen franquista, con clara intención desintegradora, propugnó dos figuras territoriales perversas: el Levante español y el Sureste, cuyas demarcaciones no se correspondían con las del Reino de València. Se sumaba aleatoriamente Murcia o Albacete y hasta Almería. Cabeceras de periódicos, denominaciones de entidades financieras—Caja de Ahorros del Sureste y Murcia--. Entidades, instituciones, asociaciones o eventos recibían adscripciones impropias para rehuir el gentilicio valenciano y desfigurar así sus señas de identidad. La vertiente ideológica del conflicto coincide con la implantación de determinados partidos políticos considerados de izquierdas. Pretexto para salvar y evitar que la realidad política alicantina no se “contaminara” y permaneciera alineada con el nacionalismo español .A modo de garantía de independencia—en la provincia de Alicante—frente a las influencias “nocivas” del resto de la Comunitat Valenciana, ya constituida en ente autónomo.

Caballo de Troya

La derecha españolista— Fuerza Nueva, Alianza Popular, UCD, Partido Popular, CDS, Ciudadanos y Vox-- contaba así con un enclave dentro del País Valenciano para limitar su tendencia centrífuga. Con capacidad para—parapetados en el alicantinismo—frenar la deriva izquierdista de –PSPV,Bloc, Compromís o U. Podemos—. A modo de caballo de Troya que inoculara en el particularismo castellonense, al norte de la Comunidad—el secesionismo provincial. De la mano de personajes caciquiles con rasgos delictivos, comandados por Carlos Fabra—también delincuente--, desde la presidencia de la Diputación castellonense. Que ya ocupara su padre en tiempos de la dictadura franquista. El movimiento “todos contra València” tiene sus ramificaciones en el sector empresarial. Con varios vectores: el político, el electoral, el territorial, el económico y el patronal. De tal forma que se retroalimentan.

Otra sedición

Carlos Mazón, discípulo predilecto del procesado Eduardo Zaplana, se inició en València en la dirección del Institut Valencià de la Joventut, de ámbito autonómico. Territorio supraprovincial de la dirección general de la Coselleria d’Industria y Comerç que se le encomendó con más pena que gloria. No sintió repugnancia alguna ni objeción de conciencia al cobrar sueldos autonómicos de la Generalitat. Tras pasar por la dirección general de la Cámara de Comercio de Alicante, que llevó a la ruina, renuncia a engrandecer la Generalitat Valenciana, a cuya conquista se encamina. Nada de visión de país en la Comunitat Valenciana. Únicamente se interesa por reforzar “las ciudades, los pueblos y las provincias”. Sueña con una autonomía municipal y pluriprovincial. La cuadratura del círculo en abierta disconformidad con el Estado de las Autonomías que consagró la Constitución de 1978. Coincide con las propuestas de Vox (Santiago Abascal dixit) para retrotraer la organización autonómica a la exaltación de la provincia. En su condición de unidad territorial ineficiente, ficticia y ahistórica. En la Comunitat Valenciana el Partido Popular se encamina a la sedición de las partes en detrimento del todo. Vuelve a la máxima alicantina de la conspiración que tiene en el eslogan: “Puta València”, su soez inspiración. Para evidenciar la voluntad “cooperativa, educada y de hermandad” que exhibieron sus mentores José Joaquín Ripoll, alias “Pitu” y Luís Díaz Alperi. Ambos inmersos en delitos de corrupción.

Reconquista

El alicantinismo conecta con el madrileñismo preconizado por el PP de la Comunidad de Madrid y su presidenta recién revalidada. Isabel Díaz Ayuso, la Evita Perón de la capital de España, teme viajar en avión, al igual que la legendaria mandataria argentina y se erige en benefactora de tenderos, restauradores e imberbes juerguistas. Siempre en nombre de la libertad. Causa actualmente en estado de sufrimiento por la pandemia. Los sectores que se sintieron desplazados y amenazados por los gobiernos de coalición de Pedro Sánchez, han visto, en la contundente victoria del PP y de Ayuso en Madrid, el inicio de la reconquista del poder en el conjunto de España. Hazaña supuesta que está por ver.

Boomerang

Las operaciones políticas tienen un efecto boomerang de acción – reacción, cuyas consecuencias no se han de ver, con miopía, en el corto plazo. Si además se aderezan con el declive de U. Podemos y la retirada de Pablo Iglesias a los cuarteles de invierno—nadie puede estar tranquilo con este movimiento--. La derecha española carece de base para cantar la victoria final con varios frentes abiertos: la superación de la pandemia con crisis económica incluida, la decadencia de Podemos y su repercusión en el gobierno de España—quien no vea la crisis gubernamental está ciego--, el laberinto catalán reflejado en la incapacidad de autogobernarse- mientras Cataluña no se estabilice España se tambaleará--, el reto de afrontar la inevitable subida de impuestos, la creciente sensación de abandono en la España ignorada—Teruel dentro de Aragón, las Castillas, Asturias, la Comunitat Valenciana, las islas, amplias zonas de Andalucía y Extremadura-- la necesidad imperiosa de solucionar los déficits de financiación e inversión en las autonomías preteridas-- entre ellas la valenciana--, el estigma del desempleo estructural en la juventud y en los mayores de 45 años, la rivalidad entre la España urbana y la rural –fruto de un fracaso con frustración--, el cierre de la causa judicial general abierta en la corrupción política que amenaza sin remedio a los principales partidos mayoritarios con poder: PP, PSOE, la antigua Convergència (CiU) de Jordi Pujol.

De sainete a tragedia

Pesa la desigualdad entre distinguidas zonas del territorio español y otras con sentimiento de postergación: País Vasco, Navarra, Madrid, Cantabria o La Rioja versus Catalunya, Comunitat Valenciana, Baleares, en evidente agravio comparativo. No se puede mantener que todos los españoles somos iguales con semejantes diferencias económicas, sociales y en servicios. Más que un nuevo contrato social, lo que se necesita es un constituyente pacto de Estado que reconcilie a la mayoría de los ciudadanos españoles. Con este horizonte, el provincianismo alicantinista que pretende reinstaurar, como novedosa baza política, el Partido Popular con Carlos Mazón, García Egea, Martínez Pujalte y García –Margallo, al frente, es un sainete. Que puede acabar en tragedia para el País Valenciano.

Etiquetas
stats