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CV Opinión cintillo

A quien lea

Foment pone su guinda

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“A una banda és la llei que el just delera;

a l’altra la cobdicia de qui creu

pot limitar-li el dret a l’energia,

–suor sembrada amb dur perllongament.“

Matilde Llòria. València-1960

No se trata de personas ni de cargos, sino de modelo empresarial. De cómo han de gobernarse y conducirse las entidades económico-empresariales. Democráticas o autocráticas. Centralizadas o confederadas. Centrípetas o periféricas. Oligopólicas o plurales. Abiertas o cerradas. No está en juego la unidad sino la diversidad empresarial. Reducir el dilema a la elección entre Garamendi o Guinda, es un maniqueísmo capcioso. Si san Agustín de Hipona resucitara rechazaría la simplificación entre los dos oponentes. No hay uno bueno y otro malo. Nada más son diferentes y representan concepciones distintas de la organización de las empresas y de sus cúpulas. Ambas legítimas y respetables. No se puede partir de que el bueno es Antonio Garamendi, formado en Deusto –el más poderoso y prepotente- y la mala, Virginia Guinda, oculta en la sombra del anonimato. Podemos estar ante la recreación de la fábula de David y Goliath. El pequeño y el grande. El varón y la mujer. El hábil que lo tiene todo perdido o la fuerza desatada de quien esgrime los resortes del poder que necesita conservar. Situación que requiere la inteligencia de un Nicolás Maquiavelo y de la prudencia paciente que todo empresario ha de rentabilizar en sus victorias.

Reforma o ruptura

Uno de los fracasos en la Transición a la democracia ha sido la configuración, llena de altibajos y vacilaciones en la articulación de intereses en la sociedad. La opción por la reforma en vez de la ruptura llevó a las organizaciones –¿deliberadamente? - a la continuidad. Los empresarios españoles en 1977, cuando se funda CEOE, siguieron la metodología de la conocida vicesecretaría de Ordenación Económica– engendro del Régimen– de donde procedían sus cuadros directivos, funcionarios y técnicos. Salvo en Catalunya y en la excepción vasca, las organizaciones empresariales acabaron engullidas en los circuitos y sistemas del llamado, “sindicato vertical” de donde emanan sus estructuras aún hoy. La urdimbre organizativa en el mundo empresarial padece de dualidad en su ser y de confusión en su enfoque. Los empresarios españoles hicieron suyo el eslogan de la libertad de empresa y de mercado. ¡Qué bonito quedaba! Sin abandonar los hábitos de la tentación política por el poder. No es posible ser independiente y libre si predomina la caza obsesiva por el control del Boletín Oficial del Estado (BOE) y de sus homólogos diarios oficiales, donde se plasman las leyes de cada país o territorio autónomo. Fueron y siguen yendo al copo.

Torneo en el barrio de Salamanca

El 23 de noviembre habrá duelo en “la alta sierra” de Diego de León. 50, sede madrileña de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Es otro lance en la vieja contienda de siempre. Éste inesperado. Sánchez Llibre -de Vilassar de Mar, el pueblo de Ernest Lluch– ya no quiere esperar ni soporta más elecciones por aclamación. Es el día señalado para la elección de presidente de la cúpula empresarial del Estado. Foment del Treball Nacional, la patronal decana de las grandes compañías catalanas lanza la apuesta para cambiar, desde dentro, el talante personalista que domina en CEOE. Para disputar la presidencia de la patronal de patronales a su actual titular, Antonio Garamendi, ha surgido la candidatura de la vicepresidenta de Foment, Virginia Guinda. Con dudosas probabilidades para vencer tras el abandono de Gerardo Pérez, líder de los Concesionarios del Automóvil (Anfac). ¿Se presionó a Gerardo para que tirara la toalla? ¿Se maquinó para desarmar a los disidentes? Era el nominado por los críticos contra la línea organizativa de Garamendi. El dandi vizcaíno de Getxo respaldado por el poder que emana de Neguri– en CEOE, desde que sustituyó al empresario catalán Juan Rosell en 2018. A partir de la convocatoria electoral de 2022 han ido cayendo por el camino los presidentes de Cepyme, Gerardo Cuerva y de Ceim– la todopoderosa patronal madrileña–, Miguel Garrido. Ninguno de los dos quiere ni oír hablar de su candidatura.

País Valenciano

¿Cuál es el papel de los empresarios valencianos en los entresijos de CEOE? El presidente de CEV, patronal autonómica valenciana, Salvador Navarro, ocupa desde 2019 una de las cinco vicepresidencias de la organización estatal. Escalón que comparte con el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre. No consta que los empresarios valencianos que representa Navarro hayan manifestado una postura oficial o crítica en las decisiones internas de la organización. Tampoco con respecto a la candidatura de Garamendi para prolongar su mandato presidencial. Ni si se alinean con las tesis participativas del sector discrepante, ahora liderado por la empresaria de la industria papelera, Virginia Guinda, de 48 años. Los presidentes provinciales de CEV, por Alicante (Joaquín Perez), Castelló (Luís Martí) y València (Eva Blasco) no se han significado ante los próximos comicios en CEOE. El panorama empresarial de la Comunidad Valenciana acusa los vaivenes de sus orígenes y las vicisitudes de su historia. No exenta de quebrantos, felonías y quiebras. Por un lado, pesa el distanciamiento crónico entre las organizaciones y sus bases. Entre los estamentos directivos de las entidades teóricamente representativas y las empresas que han de afrontar sus problemas y desafíos por sí mismas. Las empresas valencianas carecen de los apoyos necesarios por parte de las organizaciones, corporaciones y administraciones que viven ajenas a su problemática individual, sectorial y colectiva. Las Cámaras de Comercio están desaparecidas en combate. Las consecuencias de la ausencia de respaldo en la actividad productiva son especialmente dramáticas para las medianas y pequeñas empresas. La Conselleria de Economía no consta. El mismo conflicto de intereses que hay entre la cúpula de CEOE y las asociaciones que la configuran. 

Descentralización en la picota

Foment del Treball Nacional, la patronal catalana ahora disidente en CEOE fue la principal entre sus entidades fundadoras en 1977, acompañados por colectivos empresariales valencianos (con destacados líderes, después caídos y defenestrados). Al tiempo las estructuras empresariales territoriales de Madrid y de Euskadi eran inoperantes o se mantuvieron al pairo. Actitud en la que los vascos son maestros. El primer presidente indiscutible de CEOE fue Carlos Ferrer Salat, a raíz del inequívoco impulso de relanzar el espíritu empresarial español desde una asamblea con más de 15.000 asistentes en el Palau de Congressos de Barcelona. Con el respaldo de las Cámaras de Comercio y del Círculo de Economía. Foment es el embrión fundacional de CEOE, a cuya organización ha aportado varios presidentes y las bases organizativas e ideológicas para la consolidación de un cuerpo empresarial innovador y moderno en el Estado español. Prácticamente coincide la salida de Juan Rosell de la presidencia de CEOE, contrincante de Antonio Garamendi al que venció en las elecciones de 2014 para su segundo mandato, con el relevo en Foment de Joaquim Gay de Montellà por Josep Sánchez Llibre. Decisión estratégica de notable trascendencia. Un peso pesado de la política catalana, varias veces diputado y senador, con probada experiencia en la defensa de los intereses catalanes en Madrid, ascendía a la cúspide organizativa empresarial con una misión empresarial que no es exclusivamente económica.

Divergencias

El mundo empresarial, no es paradigma de la confluencia y la unidad. Desde su recomposición, tras la descomposición del régimen franquista, se postularon distintos modelos y diversos personajes. Unos pretendían hacer valer su experiencia en el Movimiento Nacional falangista y otros, su marchamo de activistas en la aproximación a la libertad. La lucha continúa después de 45 años de tensiones. Primero los cachorros del antiguo régimen– capitaneados por José María Cuevas Salvador– aceptaban la delimitación de parcelas de actuación. Cuevas era muy político y nada empresario. Correspondía a las patronales y a la incipiente CEOE la interlocución en materia laboral y en los conflictos colectivos y su negociación, siempre tensa e incómoda. CEOE vio que el poder que se apropiaba por dar la cara y resolver desavenencias obreras, le permitía reclamar la representatividad política y las relaciones con las administraciones. De manera cruda para alcanzar pactos, acuerdos o cesiones en los que, si fuera preciso, se tuviera que emplear métodos poco ortodoxos y advertencias coercitivas. Su especialidad operativa. Se adjudicaron la fuerza y el núcleo duro del poder. En España perviven dos áreas de conflictividad: la ideológica y la territorial. Así se ha impuesto que los sindicatos de clase se mueven en el área de influencia del socialismo y el comunismo (UGT, CC.OO., la Intersindical y sus derivaciones). Las patronales quedaban como instrumento de presión empresarial de los partidos políticos de la derecha (AP-UCD, Partido Popular, Vox). Equivocado y caro alineamiento que se prolonga hasta nuestros días. Una diferencia clave: los políticos pasan y los empresarios permanecen.

Sánchez Llibre abre fuego

La decisión de los empresarios catalanes de nominar (2019) a Sanchez Lllibre para presidir Foment, coincide con la descomposición de la correlación de fuerzas soberanistas y el inicio de una espiral catalana, de inestabilidad política y social, a la que no se le ve fin. Sánchez Llibre, peso pesado del “Oasis” político catalán (ex convergente de Unió Democrática de Catalunya), interlocutor eficaz entre los intereses de la Generalitat y la Administración central del Estado, sabe que la política empresarial va más allá de los convenios colectivos. Tiene entre sus cometidos la reimplantación del diálogo entre Catalunya y el resto de España. Desde el liderazgo de la clase empresarial. Las entidades económico-empresariales están obligadas a involucrarse cuando se tambalea la estabilidad del país. Sin excusa cuando la clase política falla y se muestra incapaz. El origen de la problemática empresarial en CEOE está en dos concepciones distantes: la autoritaria y la participativa. Se basan en la adaptación de ambas corrientes al funcionamiento de las organizaciones. Tropiezan con la resistencia del mundo empresarial rancio a aceptar e implantar los principios democráticos de acuerdo con “las conocidas normas de la vieja libertad” que recomendaba Milton. Antonio Garamendi el 23 de noviembre pasará su prueba de fuego. Él y los suyos se saltaron los procedimientos democráticos, a finales de 2021, para respaldar la Reforma Laboral del gobierno de Pedro Sánchez. Garamendi perdió la templanza para recomponer su figura y apuntalarse en CEOE. De aquella vacilación vienen sus tribulaciones ante las urnas.

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