No es solo Mazón, es el PP

A estas alturas, a mí no me vale que solo dimita Mazón.

Y no me vale porque después de 10 meses de la Dana, en la que murieron ahogadas 228 personas mientras el president de la Generalitat Valenciana gozaba de una comida “privada”, verlo como se pasea ufano por “algunas” calles de “algunos” municipios, me parece una auténtica bravuconería.

Ver cómo vuelven a intentar engañar a la ciudadanía poblando los medios de comunicación y las redes sociales de “noticias” de la gran labor de reconstrucción, cuando su única política es el insulto y el ataque al gobierno progresista liderado por Pedro Sánchez, es una injuria de tamaño desmedido.

No me vale porque el agravio, la ofensa y el desprecio como única postura frente al contrario siempre proviene de la propia inseguridad, del saber que ni estaba donde tocaba, ni su Consell hizo lo que debía, pero, aun así, disfraza su ineptitud y se muestra altanero ante la ciudadanía.

No me vale por muchas más cosas, pero sobre todo porque si el maldito Es-Alert hubiera llegado a nuestros móviles horas antes, quizá muchas – o todas- de esas 228 personas hoy estarían vivas.

No me vale porque no entiendo cómo nadie, nadie, de todo el entramado de altos cargos que conforman el Consell – consellers, secretarios autonómicos, directores generales, subdirectores, asesores,…-, tras leer los periódicos del día, consultar los digitales, ver las imágenes en todas las televisiones, escuchar la radio, seguir las redes sociales,… vieran pasar las horas y nadie tuviera el arrojo de salir del Palau, caminar apenas 800 metros hasta El Ventorro, e interrumpir la comida “privada” de la primera autoridad de una Comunitat Valenciana que ya sangraba.

¿Dónde estaban todos? Unos dando premios, otros en su casas para que no los pillara la Dana, … ¿y el resto?

Mientras se suspendían clases, se enviaba a trabajadores públicos a sus casas, se cerraban comercios, empezaban los problemas en la red de transportes, … ¿de verdad nadie vio lo que venía? ¿Nadie desde ninguna Conselleria tuvo la capacidad, o el miedo a lo desconocido, para alertar a quien tenía que alertar? ¿Nadie vio o sintió el pánico para revelarse ante la inacción? Pues tod@s ell@s también son culpables.

Y ahora, de verdad 10 meses después, esos que no sabemos – y me da a mi que no sabremos nunca – dónde estaban, qué estaban haciendo ese 29 de octubre, con quién y por qué, son justamente los que más ahínco le ponen a respaldar y ahondar en esa política de llorones que descarga sus culpas en los demás, que dedica las 24 horas del día al insulto y al enfrentamiento contra cualquier “elemento exterior” con tal de no asumir que la gestión de la Dana no fue un “error” puntual, fue la actuación del típico grupo de amigotes que un día ganaron unas elecciones, sí, pero no han dado la talla. Que gobernar no es un festival continuo, que con cuatro videos en tik-tok y cuantiosas inversiones publicitarias, no vale; que el “sonríe, el cambio ya está aquí” conlleva una responsabilidad para la protección a las personas y no la cumplieron, no la cumplen.

Pues por todo eso, a mi ya no me vale que solo dimita Mazón. El Consell al completo es cómplice de la ineptitud, el partido popular que nutre de altos cargos al Consell es encubridor necesario de la charlatada de un president que gozaba de uno de los placeres de la vida mientras los valencian@s se ahogaban.

El PP ganó las elecciones en 2023, sí, clarísimo. Pero hoy la Comunitat Valenciana no es la del 2023, hoy hay 228 personas menos y muchas, muchísimas familias, que nunca volverán a ser las mismas.

Y ya no me vale que dimita Mazón. Todo el Partido Popular debe recoger sus enseres de los palaus y por una vez desde hace ya demasiado, ser honrados con ellos mismos y exigir, como la ciudadanía pide, que Mazón convoque elecciones y los valencianos digan en las urnas quien quieren que les gobierne. Esa es la única verdad y eso es lo único que me vale.