Periodismo indispensable
“Eren suaus totes aquelles veus,
insistents i suaus, plenes de seny,
de ràbia i coratge continguts
en la penombra de les velles cases,
en les brutes baranes de l’escala,
en l’absenta dels bars de les hores humides.“
Jaume Pérez-Montaner. L’Alfàs del Pi, 2017
Sabemos que el futuro del periodismo está en la verdad. Prensa seria de análisis, noticiosa y opinativa –The Economist (Agneli, Rothschild, 70%) o Financial Times–, Meses atrás el prestigioso rotativo galo “Le Monde” (1.600 empleados y 450 periodistas) inauguró la nueva sede frente al Sena, junto a la estación de Austerlitz. El edificio tiene 23.000 m2, siete plantas, auditorio de 200 espectadores y 350 plazas para bicicletas. Obra de los arquitectos noruegos de la Ópera de Oslo que costó 203 millones de euros. Es un hecho constatable. Con el que los editores de “Le Monde” -el periódico que seguíamos en la dictadura franquista– quieren dejar patente su apuesta de futuro. También conocemos por Jorge Semprún, por Sirius, por Albert Camus, o por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que el núcleo activo de la Resistencia frente a los nazis se nutría de nombres hispanos y de acento español. La Resistencia francesa activa era bastante española.
Audacia e ilustración
El periodismo valenciano no atraviesa por sus mejores momentos. Encuadrado en medios de comunicación insuficientes, en cantidad y audacia, para el impulso que requiere el relanzamiento de la sociedad en sus diferentes frentes: económico, cultural, empresarial, territorial, académico y político. El fracaso, en las últimas batallas de la guerra por la financiación, la inversión, las infraestructuras o el desarrollo integral del País Valenciano, lo demuestra. A pesar de los esfuerzos por encontrar señales de avance con el Corredor Mediterráneo, el túnel pasante y en la facilidad pretendida para que la Comunidad Valenciana, ligue bien en todas las salsas: Arco Mediterráneo (Commonwealth periférica), Corona de Aragón, Eje Cantábrico, Frente levantino-andaluz. Es necesario el irrenunciable esfuerzo pedagógico que acerque a los lectores a la “buena prensa” y en concreto a las nuevas generaciones de estudiantes preuniversitarios. Se trata de explicar la naturaleza y la misión de los medios de comunicación, lejos de algoritmos y pornografía. Quién es quién en el panorama informativo de la Comunidad Valenciana y las líneas maestras de la historia de la prensa autonómica. Labor ardua para el Institut de Cultura Valenciana, el Consell Valencià de Cultura y para la Conselleria de Educación y Cultura de Vicent Marzà.
Revolución mediática
En el panorama de la prensa han calado influencias ajenas al sector y a los criterios profesionales. La crisis de la prensa valenciana se origina con la guerra civil, primero, cuando se incautan de los grandes rotativos grupúsculos de sindicalistas y milicianos que pulverizan la labor de cabeceras notables: “El Mercantil Valenciano”, “El Pueblo”, “El Diario de València”, “La Correspondencia de València” o “Las Provincias”. Ninguno de ellos, salvo éste último, volvió a ver la luz en 1939 con la llegada de las tropas de Franco. Impacto traumático en el entramado periodístico. Una hecatombe. El periódico “Las Provincias” se salvó milagrosamente porque su director, Teodoro Llorente Falcó, se trajo en el bolsillo desde Burgos, la autorización para volver a editar en 1939 el diario con su cabecera pre-bélica. Ninguno más. De esta purga periodística resultó dañada la sociedad valenciana que vio sustituida la nutrida oferta plural, por la dictatorial Prensa del Movimiento: “Levante(1939), ”Jornada“(vespertino desde 1941)) y la ”Hoja del Lunes“(1940), único diario autorizado para salir ese día de la semana. En Alicante y Castelló, los diarios ”Información“ (1940) y ”Mediterráneo“ (1938), respectivamente. En todas las cabeceras de la Prensa del Movimiento, se evitó cualquier alusión a la valenciania del territorio donde se editaban los diarios. Tres provincias de asignación republicana, sometidas al desgarro incivil. Finalmente despojadas por las tropas vencedoras de su urdimbre de prensa y emisoras de radio, a diestro y siniestro. De la Derecha Regional Valenciana al republicanismo acomodado del blasquismo de última hora.
Miedos y peligros
Cada año se dan a conocer el crecimiento de encarcelamientos, torturas y asesinatos de profesionales de la información. En 2021, han sido detenidos 293 periodistas–13 más que en 2020-, 19 fueron asesinados y cinco han muerto en zonas de conflicto o en situaciones turbias. El último Premio Nobel de la Paz, otorgado a dos periodistas–Maria Ressa (filipina) y Eugeni Muratov (ruso)-- dio pie para que recordaran el panorama siniestro que se cierne sobre la prensa y el periodismo, amenazados por los grupos de presión. Cuando se ejercitan y consienten injusticias y agresiones contra los medios de información y sus profesionales, no se trata sólo de atentados personales. Sino que se violentan los cimientos de la democracia y los derechos fundamentales de la sociedad. De cada uno de los ciudadanos. Hay formas burdas y sutiles de atemorizar, agredir y mediatizar a quienes tienen la misión de informar a la opinión pública con objetividad e independencia. Como ese fin tiene los condicionamientos de las empresas editoras, el único camino posible para lograrlo es a través de la máxima pluralidad informativa. Defendiendo a periodistas y medios, al tiempo que se protege su existencia y viabilidad.
Insurrección ética
La revolución mediática en el País Valenciano está por llegar. La prometedora oferta periodística del primer cuarto de siglo XX quedó truncada con guerra y posguerra, sin reacción intelectual, comercial ni económica. La política había resultado abolida por el Régimen franquista. Las sociedades, para avanzar, tienen que reaccionar. En el caso valenciano ni se intentó ni se pudo. Quien quiso situarse emigró a Madrid. El diario francés “Le Monde” se fundó en 1944, desde la Resistencia, por Hubert Beuve-Mery y marcó época en el periodismo europeo y mundial. Beuve-Meury, contrapunto discrepante del “gaullismo”--temía que fuera otro franquismo– repetía “ sólo haciendo un diario imprescindible los lectores se verán obligados a comprarnos”. Contaba con dos factores decisivos en periodismo: autoridad moral y carisma profesional para dar “información clara,verdadera, concisa y completa”. Su ambición comenzó y acabó en el periodismo, desde su modesto “bureau” que se conserva en la nueva sede. Con voluntad de liderar la insurrección ética desde la Resistencia contra el totalitarismo, a la dirección de un periódico que defendiera la causa de la libertad. Periodismo que aporta, aclara, investiga e informa.
Información de calidad
En periodismo ha de primar la información. Información política, cultural o financiera de calidad. Por la que los lectores están dispuestos a pagar. Un aporte de bagaje necesario para sobrevivir en la sociedad actual. La dualidad periodística actual abre dos trayectorias. La de los medios de comunicación oficiales u oficiosos, que aburren con su discurso propagandístico y tendencioso, propiciados por entes gubernamentales o de grupos de presión económicos y políticos. Cuya paternidad carece de interés y de agilidad. La segunda realidad periodística, que hastía a los lectores, es la que se desliza por la misma crisis de la prensa que se inició bastante antes de la era digital. El dilema no es la prensa en papel o en redes sociales. Todos los medios de comunicación se conciben y se orientan en base al interés que suscitan en sus lectores. La otra opción se mueve entre la prensa generalista y la especializada. Cada una de ellas tiene su sentido y su influencia. El problema de fondo que afecta a la prensa es la carencia de calidad y su consiguiente pérdida de credibilidad. Los esfuerzos por mantener un número alto de lectores, a base de bajar la calidad informativa de los medios o falseando los contenidos, no es una estrategia acertada. Menos todavía la decisión de reducir el número de redactores o su remuneración. El resultado es el efecto que contemplamos en la repetición de las informaciones en distintos medios. Les resta valor periodístico, originalidad y aliciente para los lectores que se sienten defraudados. Sacrificar la calidad informativa para reducir los costes del medio y reflotarlo a corto plazo, no es eficaz. Sobrecargar el trabajo de los reporteros y optar por profesionales más “baratos”, tampoco.
Diapasón
Un periódico, al margen de su soporte informático o gráfico, funciona al modo de una orquesta en la que son fundamentales los buenos solistas. Equipo de profesionales en el que la interpretación esté equilibrada y suene armónica. La implicación con la partitura marca el resultado del concierto. Es clave la labor coordinadora de la dirección del conjunto. El periódico proviene de su creación o de su idea y tiene una misión. Cuyo objetivo corporativo nunca se alcanza por mediocres.
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