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CV Opinión cintillo

Sagunt, Copa y burguesía

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“Si els borinots revolaven

amb son ritme malastruc,

zumzejaven les abelles,

les abelles en el rusc“

Francesc Almela i Vives

“Romanç sense paraules”. València, 1955

 

Ahora se evidencia el grave error de no situar la polémica ampliación Norte del Puerto de València en Sagunt. Se ha hecho justicia con Sagunt y se conspira contra València.La caverna doméstica  ha saltado como un resorte ante  dos noticias que confluyen en su traducción política y en la repercusión económica: el establecimiento de la factoría de Volkswagen-Seat en Parc Sagunt y la adjudicación de la organización de la Copa del América a Barcelona para otoño de 2024. Es estratégica la voluntad de Volkswagen para ir al  mayor polígono industrial disponible en el litoral mediterráneo. Las medallas no son para ninguna instancia política. El mérito lo tiene Sagunt por estar donde está. En un entorno favorable, dotado de servicios y de idiosincrasia industrial, con un clima laboral adecuado, próximo a las instalaciones portuarias más atractivas de la APV, alejadas de la conflictividad que enrarecen las relaciones del Puerto de València con su entorno municipal, ciudadano y político. A 320 kilómetros de Sagunt y a 350 de València, ha resultado elegida la candidatura de Barcelona para celebrar la próxima edición de la Copa del Amèrica de Vela, que residió en València en las regatas de 2007 y 2010.

Propaganda y deudas

La polémica está servida y abonada por los partidos políticos de la oposición en Ayuntamiento y Generalitat –PP, Ciudadanos y Vox– y coreada por entidades económico-empresariales afines –AVE, CEV, Cámara de Comercio–. València no puede ser adjudicataria de la 37 America’s Cup porque no optaba a ella. ¿Convenía presentar la candidatura? ¿Qué posibilidades había de conseguirla después de dos adjudicaciones recientes? Nadie ha podido demostrar la rentabilidad de las ediciones que albergó València ni  en el retorno económico general, salvo para las empresas adjudicatarias y los negocios turísticos que tienen sus propietarios.  No supusieron ninguna transformación constatable de la ciudad. Se trata de una competición de deporte de élite ajena a la idiosincrasia de València y su área metropolitana. El Ayuntamiento y la Generalitat están pagando todavía, con los impuestos de los valencianos, las deudas originadas por las celebraciones anteriores. Legado dejó el Partido Popular, en Ayuntamiento y Generalitat, cuando perdió el poder municipal y autonómico en 2015.

De Ford y Volkswagen

El País Valenciano vive tiempos decisivos. Determinantes en singladura crítica. Sagunt ha atraído un golpe de aire fresco, desde Alemania, para la España que da la espalda a la Comunitat Valenciana. Es el espaldarazo más importante que se ha dado a Sagunt y a su capacidad de suelo industrial desde el desmantelamiento de la IV Planta Siderúrgica (1971-1984). Se lo merece. A su vez es el acontecimiento más relevante para el desarrollo industrial desde la instalación de Ford España en la factoría automovilística de Almussafes (1976) y de la fábrica de IBM en Pobla de Vallbona (1978-2003). Sagunt por el norte y Almussafes al sur, marcan un radio de acción complementario de sinergias. Óptimo para relanzar la economía valenciana que cuenta con la oportunidad de un emplazamiento singular en el Arco Mediterráneo. Ambas- Sagunt y Almussafes– a 25 kilómetros y 30 minutos de València- ciudad.

Arco mediterráneo

La encrucijada de la oferta in crescendo de un nodo logístico de infraestructuras, sitúan a València (cap i casal) y su área de influencia, en el foco de innovadoras perspectivas de futuro. El potencial portuario estratégico de la Autoridad Portuaria de València –con instalaciones en Sagunt, València y Gandia– ha permanecido desaprovechado por sus órganos de gestión y por el Estado español, de quien depende, ante la pasividad de la Generalitat Valenciana. ¿Nadie protesta? Complementado con dos infraestructuras estratégicas del transporte. El trazado de la Autopista del Mediterráneo y en un previsible futuro, el funcionamiento del Corredor Mediterráneo. Meta final del transporte ferroviario que acabe conectando el sur de la Península y el Magreb con la frontera francesa. Aspiración que los intereses económicos de la Comunitat Valenciana persiguen desde 1989 y posterior apuesta para que el Arco Mediterráneo fuera realidad supraterritorial. A pesar de los impedimentos políticos de los gobiernos de España - alternativamente presididos por PSOE y PP- hasta la actualidad. ¿Nadie se queja?

Burguesía

Lejos de la desinformación, la iniciativa y los riesgos para renovar la candidatura de València para la próxima America’s Cup deberían haber sido asumidos por los intereses privados con  antelación y argumentos de probada solvencia. La burguesía valenciana  debería haberse movilizado ante la Generalitat– para otros eventos lo hace habitualmente– y en el Ayuntamiento, para demostrar la rentabilidad y la conveniencia de que el Puerto de València– de titularidad estatal– albergara la  competición de nuevo, de acuerdo con los resultados de experiencias anteriores. Así ha ocurrido en Barcelona, victoriosa frente a Málaga, con los avales de 25 millones de euros aportados por veinte empresas catalanas  desde el anonimato. ¿Dónde están los millones de las empresas valencianas? La coordinación del entendimiento conjunto entre entidades privadas y administraciones públicas ha sido liderada por “Barcelona Global”, una de las cien entidades y asociaciones  que promueven el relanzamiento de la capital de Catalunya. Ciudad  que acusa el decaimiento como urbe de excelencia metropolitana. El Ayuntamiento de Barcelona, nada motivado, aportará un máximo de diez millones de euros hasta 2023. El resto de contribuciones y ayudas correrán a cargo de la Generalitat de Catalunya y del gobierno de España, que tiene las competencias sobre el Puerto de Barcelona. Sin el respaldo y la conformidad de la Generalitat catalana, no habría sido posible la candidatura. El Ayuntamiento, como en València, únicamente es el anfitrión municipal, que necesita el protagonismo de Generalitat y del Gobierno español, para  presentar la candidatura. Sin esta sinergia conjunta es imposible. 

Fake news

València no ha fracasado en la concesión de la America’s Cup, porque no optaba a ella. La ciudad del Turia debería felicitar a los promotores de la candidatura de Barcelona. Hasta ahora , València y Barcelona, dos grandes ciudades del litoral mediteráneo español, han sido las únicas distinguidas como  sedes de esta competición deportiva de élite. Se han difundido estudios y cálculos infundados sobre lo que se ha perdido  en esta imposible adjudicación. Maravilla que procedan de una institución–tutelada por la Generalitat– con solera, como la Cámara de Comercio de València. Desde su presunción, se ha cifrado el perjuicio inventado en 400 millones de euros de impacto económico, tres millones en supuesta rehabilitación de infraestructuras y 70 millones en hipotético gasto turístico. Para finalizar el balance con la pérdida de imagen de la ciudad/competición sobre una presunta audiencia de 940 millones de personas. ¿Desde los televisores? ¿Desde el  imposible seguimiento en directo?¿ Desde la elucubración generada desde Poeta Querol, 15? ¿Por encargo de quién? ¿Para qué? Catalunya hubiera cambiado, a ciegas, la organización de la America’s Cup por la fábrica de baterías de Volkswagen, que va a Sagunt. No lo duden.

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