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Las claves informativas de la semana en la Comunitat Valenciana.

Perder las playas

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La ampliación portuaria causa una grave erosión de la costa

El impacto del puerto de València que los gobernantes no quieren ver

No es la única razón para oponerse a la polémica ampliación del Puerto de València, pero tal vez sea la más dramática e irreversible. El eurodiputado y vicesecretario de acción institucional del PP Esteban González Pons, que después se ha plegado a la disciplina de partido, lo formuló en abril de 2021 con toda claridad al reclamar “un debate público y libre para que la ciudad decida si quiere perder sus playas”.

El de València es un puerto artificial, carece prácticamente del abrigo natural en el que se apoyan otros puertos y ha crecido, por tanto, hacia el interior del mar Mediterráneo como una enorme prótesis. Por eso las instalaciones portuarias, con su efecto de obstáculo sobre las corrientes marinas, se comen las playas del sur de València, que corresponden al parque natural de la Albufera. Lo que no sabíamos hasta ahora era la voracidad de ese efecto de erosión.

El dique norte del puerto, construido entre 2010 y 2012, siguiendo el mismo proyecto y amparado por la misma declaración de impacto ambiental que aquel al que recientemente ha dado luz verde el Gobierno, ha devorado en poco más de una década la mitad de las playas de Pinedo, El Saler y la Garrofera. Un estudio del Institut Cavanilles de la Universitat de València conocido esta semana revela que en 30 años se ha perdido el 70% de la arena de ese tramo de costa y que, las 170 hectáreas de arena de finales de los años 90 se habían convertido en 43 hectáreas en 2022. Entre 2012 y 2022 el efecto del dique fue singularmente intenso y se tragó 90 hectáreas de esas playas, lo que representa más de la mitad de la superficie que tenían.

Ni siquiera la inversión de 28 millones de euros por parte del Gobierno en la regeneración (volviendo a aportar miles de toneladas de arena) ejecutada el pasado verano ha conseguido restituir las playas a su estado inicial. Ahora hay 112 hectáreas de arena, un 34% menos que en los años 90, y ese mar que, como en el poema de Paul Valéry, “siempre recomienza”, volverá a erosionarlas. “Ha habido una fuerte disminución debido a las obras en el Puerto”, señalan en su estudio los investigadores Juan Soria, Juan Víctor Molber y Rebeca Pérez, del Institut Cavanilles, que han utilizado imágenes de satélite para aplicar por primera vez a las playas un método ideado para calcular el volumen de arena de los desiertos.

Será difícil ignorar a partir de ahora los resultados de este estudio. ¿Vamos los valencianos a perder cada década la mitad de las playas de la Albufera? ¿Estamos condenados a millonarias operaciones periódicas de regeneración de ese litoral in saecula saeculorum

Los gobernantes locales y autonómicos (del PP y Vox) y estatales (del PSOE), con el aplauso de los empresarios, han decidido no ver el preocupante panorama y apoyan, pese a la oposición vecinal y ecologista de plataformas como la Comissió Ciutat-Port y de fuerzas políticas como Compromís-Sumar, la construcción del gigantesco muelle para barcos de transporte de contenedores de la naviera MSC. Mientras unos brindaban, ministro incluido, por la luz verde a la obra, otros alegaban que el daño ya está hecho, que el dique ya está construido y sus efectos se producen aunque no se ejecute la gran terminal de contenedores (el propio ministro ha calificado de ambientalmente “impecable” el proyecto con ese argumento). Unos y otros han optado por ponerse de perfil ante la dura constatación del estudio sobre las playas, que induce a preguntarse: ¿No sería más sensato frenar y no seguir adelante? ¿No tendría más sentido, en plena crisis climática, en lugar de ampliar las instalciones, empezar a estudiar cómo desmontar ese inmenso error que fue el dique norte?

La banda de la Safor ho deixa després d'una dècada d'èxits 

Adéu a Zoo, una referència poderosa de la música en valencià

Ha protagonitzat un dels fenòmens més poderosos de la música en valencià dels últims temps amb els seus temes de fort contingut polític i social i una peculiar barreja de hit-hop i rock. Després d'una dècada d'èxits, amb tres àlbums i tot un seguit de concerts multitudinaris que els han portat, per exemple, a viatjar a Japó o a omplir recintes com el Palau Sant Jordi, a Barcelona, o el Wizink Center, a Madrid, Zoo, la formació de la Safor, ha anunciat per sorpresa que deixa els escenaris. Els creadors de cançons com Tempestes vénen del sud, El carrer de l'amargura o El cap per avall, s'acomiadaran del públic al llarg d'enguany amb una desena de concerts.

El cantant i líder de la banda, Toni Sànchez 'Panxo', explicava en una entrevista amb Toni Cuquerella per a elDiario.es: “No entenc casos com els Rolling Stones o U2, són gent que ja té edat per comprar-se una canya de pescar. No entenc per què amb aquestes edats i amb la butxaca ben plena s'han de pegar aquestes pallisses. Jo crec que cal saber parar i saber deixar el projecte a dalt de tot”. Encara que una bona part de la seua multitud de fans no n'estaran d'acord, Panxo confessava que els membres del grup tenen la impressió que no podien créixer més. “Hem aconseguit molt més del que nosaltres hauríem imaginat”, declarava.

Informacions com la de la marxa de Zoo dels escenaris, al costat de col·laboracions de caràcter cultural i articles d'opinió, es publiquen en l'edició valenciana d'elDiario.es. La pots llegir ací.

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