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115 cardenales eligen en Roma al líder espiritual de mil millones de católicos. Con independencia de la pérdida de influencia de la Iglesia en los países occidentales, el cónclave continúa siendo el momento en que todo el mundo se pregunta si algo cambiará en sus estructuras. Aquí publicaremos reportajes desde Roma, perfiles de papables e información sobre la elección aparecida en los medios de comunicación.

Los niños de don Romano preguntan por la dimisión del Papa

José María Rivero / Lara Hermoso

ROMA —

Don Romano no imparte catequesis en su iglesia de Santa Maria Delle Grazzie, ya lo hacen los catequistas. Pero le gusta pasar a saludar a los cerca de ochenta niños que la reciben y que tomarán la comunión entre finales de abril y principios de mayo. Estos, en ocasiones, le piden que les aclare ciertas dudas sobre Dios que no acaban de entender como que si está en todas partes, por qué no lo ven. Aunque desde el 11 de febrero, las dudas las provoca el Papa. “Don Romano, ¿Benedicto nos deja como mi padre nos dejó a mi madre y a mí?” , le sorprendió uno.

“Y qué le dices. No conoces su situación, no sabes si se ha marchado porque está enfermo o porque es un vicioso y se ha ido con otra mujer. No sabes qué decir para no afectar al muchacho. Y además, está el cuarto mandamiento, honrarás a tu padre y a tu madre...”. Pero don Romano no se amilanó y respondió: “El Papa no nos ha dejado, seguirá con nosotros, estará ahí para cuando le necesitemos”, y añadió: “Y debes querer a tu padre como él te quiere a ti. Reza por él y si necesita tu ayuda, ayúdalo”.

Otro chaval también se dirigió a él para aclarar sus dudas: “¿Se ha marchado porque se ha enfadado?”. Y don Romano, calmó: “No. Lo que sucede es que está cansado y teme que no pueda hacer su trabajo plenamente, ya no puede viajar. Mira, si yo un día estoy malo y no puedo venir a la iglesia, me puede sustituir don Francesco y no pasa nada, pero si sigo enfermo de continuo no podré atenderos ni estar con vosotros y puede que entonces, si nadie puede sustituirme, os quedéis sin que os abran las pistas de fútbol, y eso no os gustaría”.

Pero otro chiquillo le cuestionó el argumento: “Pero, don Romano, Juan Pablo II fue Papa estando enfermo”. “Es verdad”, aceptó: “Y Juan Pablo II fue un ejemplo para los enfermos, para los que sufren. Realizó una edificante labor. Hizo bien. Pero Benedicto XVI también. Son dos formas de ser fiel a Dios”.

Lo que ningún niño preguntó a don Romano es cómo puede estar bien una cosa y la contraria. De haberlo hecho, el sacerdote tendría que haber adaptado a los críos aquello que él había estado revisando esos días para entender mejor académicamente la renuncia: “El significado teológico de conciencia que cita Benedicto XVI para justificar su decisión o la dualidad del papado como magisterio y gobierno en el que la ausencia de uno descuadra todo”. O más sencillo: “Los tiempos cambian. La palabra de Dios es la misma, pero las necesidades, las relaciones pueden cambiar. Hoy todo va muy rápido. Hoy no es como ayer”.

Al sacerdote no le molesta que en cualquier momento –cuando alguien le ve por los pasillos de su iglesia, cuando está dando un curso prematrimonial o viendo cómo Sergio, el jubilado que trabaja como voluntario en lo que antes serviría un sacristán, juega al solitario en el ordenador– alguien le pregunte por la renuncia del Papa, por el cónclave: “Es una catequesis 'occasionata', mejor que la otra. Si yo vengo y digo que voy a dar una charla sobre el Papa, la gente está, me oye, pero no atiende, está a otras cosas. Pero si son ellos quienes me preguntan, si son ellos los interesados, sí van a estar pendientes de todo lo que yo les diga. Por lo tanto, es una buena ocasión para explicar el papado”.

Hoy tendrá la oportunidad de hacerlo durante la reunión mensual con los padres. A las de los niños lo hará el padre Francesco que los juntará en el pequeño teatro de la parroquia para explicarles algo: Azione Cattolica Ragazzi, lo que en España representa Acción Católica General, “la posibilidad de encontrar personalmente al Señor Jesús”, según su web. “Una manera de que mantengan su vínculo con la Iglesia después de la comunión, de que no se desvinculen”, según don Romano. Este primer día de elección papal les detallará a estos niños de nueve años cómo apuntarse y así poder recibir las revistas de la asociación y asistir a los ejercicios espirituales, entre otras cosas.

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