Cinco formas (rápidas) de hacer tu baño más ecológico

Foto: Pixabay

Eva San Martín

En un mundo que ha despertado a los desastres del plástico en la vida salvaje, más y más gente hemos decidimos sacar este material de nuestra vida. Y solemos empezar por la cocina: primero nos deshacernos de las bolsas de plástico de usar y tirar, nos proponemos comprar a granel y evitamos los paquetes de ensalada envasada y preparada.

Pero justo después echamos un vistazo al cuarto de baño para darnos cuenta de que allí también queda mucho que hacer, empezando por nuestro cepillo de dientes o por recuperar las pastillas de jabón en la ducha para evitar los botes de gel. ¿Y por qué no poner un segundo cubo de reciclaje de envases en el baño?

Basta con mirar el tocador para hacerse una idea de la cantidad de plástico que acumulamos. De hecho, cada año mandamos 400.000 kilos de envases domésticos al vertedero o a la incineradora en España, aunque parte de ellos se recuperan para producir energía, según datos de Ecoembes. Aunque Greenpeace duplica la cifra y eleva hasta 800.000 los envases que escapan de la cadena de reciclaje, con los consecuentes riesgos para cetáceos, albatros y resto de animales.

Y tenemos razones para mirar a nuestro cuatro de baño: mientras que el 78% de los envases que usamos en la cocina los ponemos en el cubo del reciclaje, solo recuperamos la mitad de los recipientes del aseo; entre ellos, el bote de gel o de champú. Por suerte, convertir nuestro baño en un espacio más sostenible estos días es más sencillo, ya que existe una mayor conciencia de los impactos ambientales y crecen las alternativas para reducirlos.

Alternativas para tener un baño más ecológico

1. cepillos de dientes y bastoncillos vegetales

Empezar por usar un cepillo de dientes de bambú o de madera de haya seguramente resulte el paso más sencillo para reducir el plástico en el baño. Puesto que los dentistas recomiendan cambiar de cepillo cada tres o cuatro meses, cada uno de nosotros estará evitando cada año que otros cuatro cepillos de polipropileno (mango) y nailon (las cerdas) acaben en el vertedero o sean arrastrados al mar, donde tardan cientos de años en desaparecer. Si en España todos hiciéramos lo mismo, serían 104 millones de cepillos de plástico menos.

Además, la imagen captada por el fotógrafo Justin Hofman de un pequeño caballo de mar enredado en un bastoncillo de los oídos -que estarán prohibidos en 2021- a muchos nos rompió el corazón. Por suerte, ya existen los bastoncillos sin plástico, hechos de bambú, que podemos tirar junto con los residuos orgánicos. Y también los hay reutilizables, hechos de silicona.

2. Dúchate pensando en el planeta

Si eres de los que te deleitas bajo la alcachofa de la ducha, el medio ambiente te agradecerá mayor brevedad. Una ducha de cinco minutos ya gasta 95 litros de agua; mientras que si nos prolongamos otros cinco minutos más estaremos cerca de los 200 litros, según la OMS. Un truco para controlarnos: usar un reloj de arena de 2-3 minutos, que aguante la humedad.

También podemos colocar un aireador en el grifo para gastar menos agua y tener la misma y agradable sensación de caudal. Además, la huella ecológica de una pastilla de jabón para el cuerpo o el cabello resulta notablemente inferior a la que tiene un bote de gel o acondicionador, ya que con el formato sólido estaremos sacando más plástico del baño. Si estamos muy ecomotivados, también podemos apuntarnos a un taller para hacer champú sólido casero o hacernos nuestro propio acondicionador.

Y si queremos aprovechar más el jabón, resultan útiles las fundas de sisal o lino: basta con introducir la pastilla en la bolsa y mojarla para usarla como un exfoliante sostenible para la piel, ya que no dejará microesferas de plástico -como sí hacen otros exfoliantes- que son digeridas por especies marinas como el fitoplacton. Sencillo y efectivo.

3. Reduce tu basura de forma gradual

Suena convincente: utilicemos los productos que ya tenemos en el baño antes de comprar otros. Si después intentamos sustituirlos con artículos que vengan en un paquete de cartón o envueltos en papel (si son sólidos) en lugar de en plástico, también estaremos reduciendo los residuos del baño y haciendo un favor al planeta. O busquemos opciones rellenables: ya hay fabricantes de productos de baño que recogen los envases en la tienda para volver a utilizarlos.

Las mujeres además utilizamos buena cantidad de productos desechables durante la menstruación. Pero mientras que un tampón o compresa hay que cambiarlo, y tirarlo a la basura sin posibilidad de reciclaje, cada tres o cuatro horas (por lo que gastaremos entre 24 y 30 durante cada regla), la copa menstrual de silicona es única, reutilizable y dura unos diez años.

Si te maquillas o cuidas tu cara, un cambio sencillo consiste en empezar a utilizar toallas y discos limpiadores de tela reutilizables, como los fabricados con fibras vegetales, mejor si son de cultivo ecológico y sin tintes artificiales. Así estarás además evitando el paquete plástico de los algodones, que tarda cien años en desagradarse. Y los hombres deben cambiar la cuchilla de afeitar de uno solo uso por las reutilizables, mejor si son como las de antes.

4. Salva algunos árboles: papel higiénico reciclado

Talar árboles para fabricar papel higiénico, un producto de literalmente usar y tirar, parece un despropósito. Y aunque los rollos de fibra reciclada brillan por su ausencia en la mayoría de supermercados, sí podemos encontrar papel higiénico reciclado en tiendas de productos ecológicos o comercios online, y hasta comprarlos a granel para también evitarnos el paquete.

5. ¿Y por qué no poner dos cubos en el baño?

Pongámoslo fácil: reciclar el plástico o los botes de cristal que aún así nos queden en el baño resultará más sencillo si estamos preparados, y colocamos un segundo cubo para ellos. No se trata de agobiarse, sino de sacar el plástico poco a poco del baño. Una carrera de fondo en la que cada logro deja un agradable “ecogustillo”.

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