Alfombras olfativas para perros: la importancia de estimular el olfato canino

¿Por qué es importante estimular el olfato de tu perro?

Inés Aguerri Alonso

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El olfato canino es, sin duda, la clave de la felicidad de nuestros perros, motivo por el que permitirles olfatear en los paseos y jugar con ellos a dinámicas olfativas es una gran idea para que den rienda suelta a este sentido. Y más sabiendo que los juegos de olfato los ponen de buen humor, como así demostró un estudio publicado en 2019 en la revista científica especializada en comportamiento animal Applied Animal Behaviour Science.

Una de las formas de hacerlo es a través de las alfombras olfativas, un tapete acolchado con telas entre las que esconder comida o premios para animar a que las encuentre a través del olfato. 

Para conocerlo todo sobre este sentido y la forma de estimularlo a través de las alfombras olfativas, contamos con la colaboración de la etóloga y trabajadora del Centro Veterinario Cuarte Inma Manresa, así como de Enrique Solís y Sandra Ferrer, educador canino y director y educadora y especialista en comportamiento, respectivamente, de LealCan. 

Estimular el sentido del olfato canino: sinónimo de felicidad en nuestros amigos peludos

Se podría decir que los perros ven el mundo a través de su olfato: les sirve para identificarnos a nosotros y a otros animales, para orientarse e incluso para ayudar a personas con diferentes enfermedades.

Además, “el bulbo olfatorio del perro ocupa muchísimo lugar en su cerebro y está comunicado con el sistema límbico, por eso un olor es capaz de activar o desactivar emociones en ellos”, explica Manresa. 

Estimular el olfato canino se ha vuelto más relevante con el tiempo pues, según Manresa, “los perros cada vez tienen menos libertad: ya no pueden cazar, ni reproducirse, ni comportarse de forma natural sin correas, ni pisar el suelo porque las ciudades están repletas de asfalto, ni oler las eliminaciones de otros perros porque hay gente que no se lo permite…”.  

Estas acotaciones de su conducta generan un balance emocional negativo en algunos de ellos que puede derivar en estrés, frustración y ansiedad y, por tanto, en comportamientos indeseados como la apatía o agresividad. 

Por eso, aunque la estimulación del olfato canino es beneficiosa en todos los casos, lo es más en perros que viven en entornos urbanos y “en los que son muy activos, tienen problemas de comportamiento o se encuentran en situaciones en las que no pueden salir a la calle por convalecencia o por causas metereológicas”, explican desde LealCan.

Alfombras olfativas: qué son y cómo utilizarlas

Las alfombras olfativas son tapetes con tiras de tela donde esconder comida o alguna sustancia para que el perro la busque durante unos cinco o diez minutos, pues según Manresa “es el tiempo necesario para conseguir el efecto de felicidad deseado al practicar juegos de olfato con ellos”.

“Al principio, los trozos de comida se dejan por encima con fácil acceso. Posteriormente, se puede ir complicando el ejercicio conforme el perro vaya desenvolviéndose, con trozos más pequeños y/o más escondidos entre el trapillo”, señalan desde LealCan.

Así beneficia a tu mascota el uso de una alfombra olfativa

A través del uso de alfombras olfativas podemos crear dos efectos primordiales: el primero es el efecto ocio, pues se lo pasan bien haciendo algo que se les da de maravilla. El segundo es reducir su estrés, si es que lo padecen. 

“En estos últimos casos, los perros más nerviosos se beneficiarán de hacer juegos olfativos antes de la salida de casa, consiguiendo un paseo mucho más tranquilo y con menos reactividad”, indica Manresa.

“Por otra parte, en relación con el vínculo con nosotros, esta actividad presenta beneficios como mejorar nuestra relación con ellos al estar cubriendo parte de sus necesidades y compartir el momento junto al perro mientras olfatea”, explican desde LealCan.

Comprarla o fabricarla tú mismo

Según Manresa, lo más importante a la hora de comprarla es que sea lo suficientemente grande, por eso recomienda hacerse “con una de 50x50 cm, que suelen costar unos 20 euros en función de los materiales y de la duración de los mismos”.

Es conveniente valorar que permitan esconder adecuadamente los trozos de comida. Para ello, “lo ideal sería que el trapillo fuera fino, la superficie suficientemente tupida y con altura suficiente, en lugar de trozos de tela más anchos y que queden planos sin proporcionar altura suficiente”, explican desde LealCan. También deben ser seguras, por lo que los materiales han ser de calidad y estar bien cosidos “para que no se desprendan trozos de tela, no sean de materiales o tintes tóxicos ni cuenten con ningún material saliente que pueda dañar la nariz del perro al olfatear”.

La idea es que los trozos no sean muy grandes para que, aunque el perro ingiera un trozo de tela en el caso de que nos despistemos, no le provoque una obstrucción intestinal. Además, la parte inferior de la alfombra tiene que tener algún tipo de sujeción del suelo para que, cuando este la pise, no se resbale.

La otra opción es fabricarla tú mismo con una alfombra de goma o tapete antideslizante para el fregadero con agujeros, camisetas o calcetines viejos y “mucha paciencia, ya que hay que anudar los trozos de tela previamente cortados, uno por uno, en todos los huecos de la malla. Cuantos más coloquemos, más huecos tendremos para esconder la comida”, explica el equipo de LealCan.

Otras formas de estimular el olfato

Desde LealCan apuntan que existen otros juegos de estimulación parecidos como las mantas olfativas con las que, además del olfato, “el perro tiene que pensar y aprender cómo conseguir el trozo de comida (por ejemplo, despegar un velcro, retirar un palo que hace las veces de broche, desenrollar una tela, etc.), aunque requieren mayor esfuerzo de aprendizaje y supervisión”. 

Otras formas de estimular el olfato son tan simples como guardar los calcetines viejos para esconder en ellos comida y así iniciar a los perros en la búsqueda de cosas en casa, aunque “sin duda, lo mejor que podemos hacer es, si tenemos la posibilidad, llevar a nuestros perros a campos o montes donde puedan dar rienda suelta a su sentido del olfato”, apunta Manresa.

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