Arquitectura 'instagrameable' o cómo el algoritmo afecta ya al diseño de nuestras casas

Interiores de BURR Studio.

Albert Nogueras Tarrero

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La arquitectura de interiores ocupa un lugar central en la intersección entre espacios físicos y mediáticos tal y como sucede con la comunicación de masas, las plataformas digitales y las publicaciones. De hecho, cualquier tipo de representación puede considerarse potencialmente arquitectónica, ya sea la escritura, la fotografía, los videojuegos o el cine”.

Así empieza el enunciado de uno de los ejercicios que el arquitecto Javier Fernández Contreras les propuso a sus alumnos de la Escuela de Arte y Diseño de Ginebra (HEAD-Genève), donde dirige el Departamento de Diseño del Espacio y de Arquitectura Interior. Los estudiantes analizaron los espacios interiores arquetípicos de las principales plataformas. A través de Instagram, Pinterest, Twitch, TikTok, YouTube y Twitter, encontraron varias coincidencias y similitudes sorprendentes entre los casos que se observaban.

Este análisis, que pretendía calibrar el impacto que tiene en la sociedad contemporánea la presencia de la arquitectura y sus representaciones en las redes, nos da una buena muestra de hasta qué punto la academia ya ha empezado a incorporar el imaginario de la interfaz y el metaverso en sus planes docentes y en la formación de los futuros profesionales.

La arquitectura hace tiempo que se ha desvinculado de una existencia exclusivamente física, tectónica y material para constituirse también como un nuevo medio de comunicación en sí mismo

La arquitectura, y en general cualquier disciplina relacionada con el diseño del espacio, hace tiempo que se ha desvinculado de una existencia exclusivamente física, tectónica y material para constituirse también como un nuevo medio de comunicación en sí mismo. Por consiguiente, las plataformas digitales del mass media, como es el caso de Instagram, han resultado ser un lugar óptimo donde ensayar la virtualidad de la arquitectura y llevar a cabo la experimentación necesaria que permite reinventar las múltiples maneras que tenemos de relacionarnos con ella.

En conversación con J.F. Contreras, el arquitecto dice que “actualmente, un proyecto de arquitectura se construye en paralelo a la construcción de sus propias imágenes. Instagram no es un fenómeno aislado, vivimos rodeados de imágenes en todo momento y por todas partes. Simplemente, ha contribuido a acentuar y acelerar el hecho de que la realidad sea cada vez menos directa y se vaya sustituyendo gradualmente por experiencias mediadas. Según él, la arquitectura, y especialmente los espacios interiores, han externalizado su privacidad histórica y se han mediatizado a raíz de la irrupción de una gran cantidad y diversidad de medios de comunicación.

En su ensayo Manifiesto de interiores, editado recientemente por Puente Editores, explica de forma magistral cómo, desde el Renacimiento, a través de diferentes sistemas de representación y de la comprensión de la arquitectura como agente comunicativo, se ha conseguido que el espacio interior se descontextualice y emancipe de su exterior hasta convertirse en un ente autónomo e independiente. En ese sentido, J.F. Contreras apunta: “Los espacios interiores son los nuevos laboratorios de modernidad, campos de libertad donde es posible explorar nuevas domesticidades, lenguajes e incluso no lugares. En occidente, la mayoría de entornos urbanos están densamente construidos y a menudo sus edificios cuentan con protección patrimonial. En consecuencia, los interiores son los espacios de oportunidad menos regulados donde aún cabe la posibilidad de experimentar y salirse de la opresión restrictiva de la normativa”.

Volviendo de nuevo al terreno de Instagram, basta con fijarse en las publicaciones de los despachos de arquitectos jóvenes que destacan en el panorama actual. La mayoría de proyectos que publican muestran reformas de interiores que han conseguido llevar a un grado de complejidad y expresividad que subvierte la simplicidad obvia de las cuatro paredes originales que se encontraron.

Actualmente, un proyecto de arquitectura se construye en paralelo a la construcción de sus propias imágenes

J.F. Contreras arquitecto y autor del ensayo 'Manifiesto de interiores' (Puente Editores)

J.F. Contreras apunta que el viraje hacia los proyectos de interiorismo por parte de los arquitectos que empezaron a ejercer después de la crisis fue “más bien por contingencia y no por voluntad”. En el momento que las promociones de vivienda plurifamiliar y los concursos de equipamientos públicos se frenaron de forma dramática, los encargos redujeron su presupuesto y superficie y se centraron en rehabilitar los interiores existentes.

Es el caso paradigmático del despacho madrileño DIIR, formado por cuatro socios, entre los que se encuentra el arquitecto Íñigo Palazón. Más allá de participar en el proceso de diseño de los proyectos, es el responsable de las tareas relacionadas con la comunicación y la elaboración del contenido que suben a las redes. Trabajan principalmente en proyectos de interiorismo para marcas comerciales y viviendas de clientes privados. En la última edición de la feria Arco, conjuntamente con HANGHAR, sorprendieron con una propuesta magnífica para el montaje efímero de la Sala VIP. 

“Empezamos sobre todo con concursos públicos e incluso ganamos algunos que luego se quedaron parados. Las reformas interiores no es lo que dominábamos en un principio, pero ahora es un terreno en el que nos sentimos cómodos y que nos propone retos muy interesantes. Últimamente, hemos hecho algunas tiendas para marcas que solo tenían plataforma digital. Nuestra labor ha consistido en generar una identidad espacial y material a través de lo que veíamos en su web o en el producto que comercializaban”, dice Íñigo.

Nuestro Instagram lo trabajamos casi como un proyecto de arquitectura más

Íñigo Palazón arquitecto, estudio DIIR

En el momento mismo que arranca un proyecto, los DIIR inician un trabajo simultáneo de estrategia de comunicación. Modelan un 3D y eligen los tres puntos de vista más significativos de la obra para elaborar una imagen virtual con todo lujo de detalle. Además, redibujan los planos con un lenguaje menos técnico y más conceptual que comparten en las redes para complementar las fotografías. Principalmente, publican en Instagram y lo hacen con un criterio estético, cromático y compositivo igual de riguroso que su obra. 

“Nuestro Instagram lo trabajamos casi como un proyecto de arquitectura más. Recientemente, hemos empezado a compartir también imágenes del proceso de construcción para ayudar a entender el recorrido completo de la obra y sobre todo para darle valor a las fotos acabadas que se pueden ver en nuestro perfil. Hay mucho esfuerzo previo y una infinidad de complejidades técnicas que hemos tenido que resolver antes”, reivindica Íñigo.

A raíz de este nuevo componente instagrameable de la arquitectura, se corre el peligro de incurrir en cierta banalización o superficialidad. En determinadas ocasiones, podemos llegar a pensar que el objetivo último de una foto llamativa prevalece por encima de la propia calidad o interés del proyecto. Para valorar si se trata de una tendencia frívola, como una especie de maquillaje arquitectónico que consistente en obviar la tridimensionalidad de la arquitectura y que se limita a componer una estampa sugerente para el formato cuadrado de Instagram, hemos hablado con los BURR, otro despacho madrileño, instalado en Carabanchel y con una fuerte presencia entre los algoritmos de Instagram relacionados con el mundo del diseño. El eclecticismo y la singularidad de sus interiores, que mezclan materiales más propios del ámbito industrial con cuerpos hinchables y colores llamativos, les ha situado como otra de las firmas de arquitectura más prometedoras del país y que, por circunstancias compartidas con la gran mayoría del sector, han desarrollado buena parte de su práctica laboral de puertas adentro de edificios ya existentes.     

“El interiorismo, hasta hace nada, estaba denostado y devaluado por los arquitectos, se interpretaba como si fuera simple decoración. El interior es el espacio vivible, donde desarrollamos toda nuestra vida doméstica y nosotros lo tratamos con la misma lógica y rigor que tendría un proyecto de arquitectura de mayor escala, entendiendo que hay unos órdenes y unas jerarquías de los elementos”, dicen Jorge Sobejano y Elena Fuertes, dos de los cuatro socios de BURR. Entre sus proyectos destacan sobretodo la reconversión de antiguas naves industriales en viviendas que proponen un estilo de vida poco convencional y con recursos materiales altamente fotogénicos.

Este componente 'instagrameable' de la arquitectura presenta un peligro: incurrir en cierta banalización o superficialidad, llevando a pensar que el objetivo último de una foto llamativa prevalece al proyecto

En referencia a la instagrameabilidad de sus obras, nos hablan de la importancia que tiene el papel de la fotógrafa que trabaja habitualmente con ellos: “Maru Serrano no es una fotógrafa del mundo de la arquitectura y eso nos juega a favor. Entiende los proyectos como la suma de distintos fragmentos con los cuales ella genera una composición, una narrativa secuenciada. No lee el espacio del modo que lo hacen los demás fotógrafos del sector. Hemos incorporado en cierta manera su método a nuestro proceso creativo y eso seguro que enriquece nuestras obras”.

Los BURR son conscientes de esta nueva mirada contemporánea que consiste en objetualizarlo todo y convertirlo en un elemento estético aislado. Nos advierten de sus peligros y demuestran que lo tienen comprobado: “Las fotos que tienen más éxito en nuestra cuenta de Instagram son aquellas que muestran una escena doméstica sin contexto, con un foco muy cercano y que no da margen a más interpretaciones de lo que se enseña. Cuando la imagen, en cambio, abarca una relación más compleja del espacio, con perspectiva o encuadrando varias estancias, tenemos detectado que genera menos likes”. 

Y añaden: “A veces vemos que las imágenes que gustan más se publican en distintas cuentas sin ton ni son, con poca relación con el mundo de la arquitectura y desvinculadas del resto del proyecto que muestran”. Confiesan que por Instagram les llegan a menudo encargos pero que rara vez se acaban concretando. Gestionan ellos mismos las redes y la comunicación del despacho ya que es una tarea que consideran que les ofrece la oportunidad de reflexionar y de asentar el trabajo más estrictamente de arquitecto que hacen en su día a día.

El buen maridaje entre Instagram y la arquitectura de interiores queda definitivamente demostrado. Nuestras casas se enseñan como escenografías, como pequeñas instalaciones artísticas o terrenos a explorar con la cámara del teléfono móvil que nos permite ponerlas rápidamente a circular en la matriz inacabable de cosas bonitas de Instagram. La modernidad es inmaterial y la revolución está en los interiores. 

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