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Seis bulos sobre los alimentos que corren por internet

Foto: Ejaugsburg

Marta Chavarrías

Internet ha significado, desde que apareció, una nueva forma de comunicación y se ha convertido en una herramienta útil en la búsqueda de información Además del correo electrónico, las redes sociales, sobre todo Whatsapp y Facebook, se han convertido en nuevos canales de difusión de contenidos de muy diversos temas. Política, tecnología, economía... Pero, sin duda, uno de los temas más recurrentes que suelen recibir este tipo de mensajes son los de la salud, la alimentación y la calidad de vida.

Sin embargo, con los años, una de las cosas que más hemos aprendido de esta nueva manera de relacionarnos es que no todo lo que circula por Internet o por las redes sociales es cierto. Hay información que carece de base científica, que está hecha para crear alarma, desconfianza o para desprestigiar una marca, persona o producto. Son los bulos (hoax en inglés), algunos de los cuales, de tanto repetirse, llegan a calar en la sociedad bajo la falsa imagen de verdad. Y ocurre mucho, como se ha dicho, en el ámbito de la alimentación, un sector muy vulnerable a este tipo de información.

En la mayoría de los casos, un hoax se distribuye en cadena a varios receptores con un contenido que suele provocar impacto y bajo una falsa imagen de fiabilidad. Casi en todos los casos, el mensaje pide ser reenviado a la mayor cantidad de contactos posible. El objetivo es llegar a cuanta más gente mejor y que tenga una gran repercusión social.

Principales bulos sobre seguridad de los alimentos

La alimentación es uno de los sectores que más goteo de falsas informaciones recibe, quizás porque se trata de uno de los temas con mayor sensibilidad por parte del consumidor.

  • La leche en cartón caducada re-aprovechada. El bulo en cuestión asegura que la leche caducada en cartón que no se vende en el plazo de caducidad regresa a la fábrica para ser re-pasteurizada y vuelve al supermercado de nuevo. Es más, asegura que el número marcado en la base del envase son las veces que se ha re-aprovechado, que puede ser de hasta cinco veces. Pero la normativa comunitaria vigente prohíbe la reutilización de alimentos caducados para el consumo humano. El número del que hablan corresponde a un sistema de control de calidad de la empresa que fabrica los envases; el número identifica el rollo con el que se ha fabricado el envase.
  • Las latas de bebida con leptospirosis. Un correo electrónico circula desde al menos el año 2000 relacionando el consumo de bebidas de lata con las ratas y la muerte de personas causada por leptospirosis, una enfermedad provocada por la orina de las ratas. Según el correo, las latas, guardadas en almacenes infectados por roedores, se contaminan por y se distribuyen y comercializan.
  • El aceite de oliva lampante es tóxico. Uno de los más recientes que circuló sobre todo por Whatsapp, citando un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios realizado (OCU) en 2012 sobre aceites de oliva vírgenes. La manipulación de los resultados del estudio ha dado mensajes alarmistas y alejados de la información original. En la investigación de la OCU, los expertos advertían que ciertos aceites no cumplían con la norma, y pronto se convirtió en una información que decía que los aceites eran tóxicos o peligrosos.
  • El Actimel asesino. Otro bulo que nos advierte del riesgo de un alimento: el del Actimel y el riesgo de que, suministrado durante un periodo de tiempo, hace que el organismo deje de fabricar L.casei, lo que repercute negativamente en las defensas. Pero L.casei es un microorganismo que se encuentra de forma natural en el intestino, el organismo no lo fabrica o destruye. El objetivo de este mensaje era generar miedo a través en un sector de la población especialmente sensible, el de los niños y las madres.
  • El peligro de calentar los táperes en el microondas. Este bulo se sitúa sobre el año 2001 en Estados Unidos. La información ha tenido distintas versiones y, hasta ahora, continúa vigente. El microondas es, junto al plástico y las dioxinas, uno de los preferidos para este tipo de información y los problemas relacionados con la salud.
  • Los imanes de nevera cancerígenos. Otro bulo curioso es el que relaciona las radiaciones electromagnéticas de los imanes decorativos de las neveras con mayor posibilidad de contraer cáncer. Totalmente absurdo y falso.

Todos estos mensajes comparten elementos como el uso del argumento de autoridad, son alarmistas, carecen de fechas, piden difusión apelando a la buena conciencia del lector.

Cómo distinguir un bulo

El 70% de los internautas no reconocen un bulo de una noticia que no lo es, según un estudio realizado por la Asociación de Internautas en 2009. ¿Qué comparte este tipo de información? ¿Cómo podemos identificar este tipo de mensajes?:

  • En la mayoría de los casos, un hoax nos pedirá que reenviemos la información a cuanta más gente mejor.
  • Suelen apoyarse en datos confusos o inexistentes que pueden incluir números de teléfono, nombres de médicos o universidades reconocidas, imágenes o hacer alusión a estudios científicos realizados por universidades remotas. Incluso pueden usarse nombres de científicos que no se sabe si existen.
  • Suele ir encabezada por palabras que llaman la atención: URGENTE LEAN ESTO, IMPORTANTE PARA TU SALUD.
  • Una información importante, como la retirada de un producto del supermercado por motivos de seguridad alimentaria, no nos llegará nunca a través de correos electrónicos masivos, sino a través de las administraciones públicas y a través de medios de comunicación.

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