La portada de mañana
Acceder
El ataque limitado de Israel a Irán rebaja el temor a una guerra total en Oriente Medio
El voto en Euskadi, municipio a municipio, desde 1980
Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Bebés: ¿cuándo es normal que dejen de hacérselo encima?

Foto: Todd Morris

Cristian Vázquez

El control de los esfínteres, es decir, la capacidad del niño de contener sus ganas de ir al baño y no “hacerse encima”, es un proceso que genera dudas en muchos padres. Y también ansiedad, el deseo de que ese momento llegue de una vez. Por eso, la pregunta principal es: ¿cuándo ocurrirá? Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), ese control “se suele producir entre los dos y tres años, aunque algunos niños pueden hacerlo más tarde”. Es que cada niño es diferente y, además, hay matices que se deben tener en cuenta.

Por un lado, hay que considerar que el control anal (dejar de hacerse caca) no sucede al mismo tiempo que el control vesical (es decir, de la vejiga: dejar de hacerse pis). Por el otro, que el control durante el día llega antes que el control por la noche. La secuencia normal es: control anal diurno, control anal nocturno, control vesical diurno y, por último, control vesical nocturno. Se considera normal que la adquisición de estos hábitos esté completa a la edad de cuatro años, de acuerdo con los protocolos de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente.

Señales de que el niño puede empezar a usar el orinal

El abandono del pañal no ocurre, desde luego, de un día para el otro. Se trata de un proceso que el bebé y sus padres atraviesan juntos y que exige, por parte de los adultos, buenas dosis de paciencia. El niño debe aprender a usar el orinal, y la duración de esa etapa puede ser más o menos extensa. María Paz González Rodríguez, miembro de la AEP, señala en un documento tres claves que indican que el niño, en torno a los dos años de edad, está preparado para comenzar con este aprendizaje:

  1. Tiene la preparación física adecuada. El niño debe ser capaz de caminar sin ayuda, subirse y bajarse los pantalones, y debe tener una buena coordinación del movimiento de las manos.
  2. Es capaz de seguir instrucciones. Ya tiene que entender las indicaciones simples y obedecerlas: sentarse, ponerse de pie, imitar a alguien, etc.
  3. Controla la vejiga. Esto se nota sobre todo a través de dos señales. La primera que orina bastante de una vez y luego se mantiene seco durante un lapso de dos o tres horas. La segunda, hace gestos o se coloca en posturas particulares cuando se da cuenta de que va a orinar.

Si estas señales aparecen más tarde, apunta González, puede ser conveniente retrasar el aprendizaje. Un estudio, realizado en Estados Unidos y publicado hace algunos años por la revista especializada Journal of Pediatric Urology, apuntaba que la edad más idónea para este aprendizaje es la comprendida entre los 27 y 32 meses de edad. Según las conclusiones de este trabajo, iniciarlo antes podría llevar a que el proceso durara más de lo conveniente, mientras que empezarlo después elevaría el riesgo de que el niño padeciera incontinencia urinaria en el futuro.

Más allá de estos datos, los expertos coinciden en destacar la importancia de prestar atención a las señales que el niño da. Y también tener en cuenta otros factores, que no dependen de su propio desarrollo sino de cambios en su entorno o en sus rutinas: una mudanza, el comienzo de la guardería, el nacimiento de un hermano, una enfermedad, etc.

Consejos para el “entrenamiento” del niño

Los pediatras enumeran una serie de consejos para “entrenar” al niño y que aprenda a usar el orinal. Una de las medidas más importantes es proporcionar al niño las condiciones adecuadas: comprar un orinal apropiado para su tamaño, “grande, sólido y con la base rígida”, apuntan desde la AEP. Si es posible, hay que comprarlo con la colaboración del niño; de ese modo, luego tendrá más deseos de usarlo.

Se debe colocar en una habitación agradable, con una temperatura adecuada y con el suelo fácil de limpiar. También existe la posibilidad de instalar un reductor para la taza del sanitario. En este caso, será necesario conseguir también algún mueble firme para que el niño lo utilice primero como escalón, para subir, y luego como apoyapiés.

María Paz González recomienda, al principio, permitir al niño que acompañe a sus padres al baño, ya que eso “le ayudará a ver todo más natural y quizá quiera imitarles”. Otra sugerencia es, si los plazos lo permiten, iniciar la “operación pañal” en una época de temperaturas agradables, para evitar que el niño esté demasiado abrigado y que, en consecuencia, las maniobras le resulten más difíciles.

Por otra parte, es importante comenzar el entrenamiento cuando el niño esté a solas con el adulto y no tenga cerca elementos que lo desconcentren: juguetes, la televisión, la tableta, el móvil, etc. Una vez iniciado el proceso, el niño dejará de usar pañal durante el día. Al llevar solo el calzoncillo o las braguitas, advertirá con mayor facilidad cuando se haya hecho pis.

Nunca enfadarse, ni regañar o avergonzar al niño

Después de cada comida, y luego cada dos o tres horas, hay que sentar al niño en el orinal durante unos cinco minutos (o diez, como máximo). Antes de cada una de estas ocasiones, es bueno ofrecerle líquidos abundantes, para provocar que tenga más ganas de orinar.

El niño seguirá haciéndose pis o caca encima durante un tiempo: es parte de su aprendizaje. En esas ocasiones, lo que nunca hay que hacer es enfadarse, regañarlo, avergonzarlo o castigarlo. Cualquiera de estas acciones no solo ocasionan malos momentos tanto para el niño como para sus padres, sino que además resulta contraproducente: el aprendizaje costará más y se retrasará. Sí, en cambio, se aconseja el “refuerzo positivo” del esfuerzo del niño, con palabras, abrazos y caricias que valoren sus intenciones de aprender.

Tampoco conviene mostrarse preocupado u obsesionado por este tema. Si se genera una situación de enfado o de demasiada tensión, “es mejor detener el entrenamiento y esperar un tiempo, que pueden ser meses, para reiniciarlo”, apunta el documento de la AEP. Es decir, las fechas no son tan importantes como lograr que el camino sea ameno para las dos partes.

El hecho de que un niño se haga pis en la cama solo se considera un problema -llamado enuresis- cuando a los cinco años de edad se haga pis encima, tanto en la cama como durante el día, al menos dos veces por semana durante un mínimo de tres meses consecutivos. En ese caso, el especialista indicará qué pasos conviene seguir. 

Si no te quieres perder ninguno de nuestros artículos, suscríbete a nuestros boletines

suscríbete a nuestros boletines

Etiquetas
stats