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Aaron Lee muestra en “Yo soy el que soy” una realidad que “a veces incomoda”

Aaron Lee muestra en "Yo soy el que soy" una realidad que "a veces incomoda"
Madrid —

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Madrid, 6 abr (EFE).- Aaron Lee, nacido en Madrid y de raíces surcoreanas, ha sido el integrante más joven de la Orquesta Nacional, el sitio donde renació y donde encontró “su lugar en el mundo”, al ser repudiado por su familia por su condición sexual, lo que refleja en el espectáculo “Yo soy el que soy”.

Una obra en la que recrea el libro del mismo título, del que es autor, una autobiografía en la que intenta “mostrar una realidad que, a veces, incomoda porque muestra una faceta de la sociedad en la que hay mucho camino por recorrer”, dice a Efe Aaron Lee.

“Yo soy el que soy” continúa su recorrido en el Teatro Infanta Isabel de Madrid a partir del 8 abril, un espectáculo en el que el autor adereza el texto de su libro con la estética de la música y que es “una invitación a la reflexión sobre el lugar en el que estamos y lo que tenemos que trabajar como sociedad”.

La obra, dirigida por Zenón Recalde, está narrada en primera persona por la actriz y cantante Verónica Ronda, con Gaby Goldman al piano y Aaron Lee al violín.

De madre pianista y padre director de orquesta, Aaron Lee estudió violín desde los 4 años hasta que tuvo que huir, después de que sus padres supieran que era homosexual.

Maltratado por su familia y denigrado por su orientación sexual, su historia es una búsqueda de la libertad, la identidad y la aceptación.

El espectáculo es la historia de un joven que nunca quiso renunciar a su esencia y encontró su salvación en la música, su “lugar en el mundo”, al ingresar en la Orquesta Nacional de España.

“En la música he encontrado mi refugio, ha sido un bálsamo en los momentos más duros. A ella siempre podía volver, no había ni rencor ni reproches”, explica Lee a Efe.

Una historia de tolerancia, amor y superación con la que intenta acercarse a los padres y a las familias que estén pasando por el mismo proceso y a aquellos que han vivido la discriminación.

Pero sobre todo a los más jóvenes, en general, “menos lectores”, a los que quiere atrapar con la música.

Por ello cada capítulo corresponde a una obra musical en la que se mezclan todo tipo de géneros sin incidir en la clásica “porque pensé que supondría un distanciamiento”.

Una obra dramática en la que cuenta, a través de la música y la narración, un periodo de su vida, entre 2005 y 2010, en la que como adolescente madrileño “sale del armario” y tiene que afrontar “un cambio drástico” en su familia, que intenta por todos los medios “curar” su homosexualidad.

“Quería que fuera una historia universal, sobre las libertades, para hablar de la discriminación en torno a la diversidad”, añade al recordar cómo fue blanco de las mofas por ser asiático en un Madrid de los 90 donde no era habitual

Aunque apenas tiene relación con su familia, “no lo veo como algo negativo”, asegura que él sí ha logrado la paz hacia ellos, a los que no guarda rencor “ni ánimo de revancha” a través del perdón a sí mismo y del perdón a las “limitaciones” de sus padres. “Cada uno tiene sus ritmos y su tiempo. Yo siempre voy a estar con los brazos abiertos”.

Una actitud a la que ha llegado tras muchos años de terapia, en un mundo en el que, considera, hay que parar y “darnos cuenta que no sirve de nada tener razón para relacionarte con la comunidad o tus seres queridos”.

Aaron Lee es el presidente fundador de la Fundación Arte que Alimenta, sin ánimo de lucro, y a ella irán a parar los beneficios de la función.

A través de esta organización, Lee realiza actividades artísticas, los fondos recaudados se destinan a obras sociales destinadas a jóvenes LGTBI y a la Casa Sylvia Rivera, “el primer hogar refugio para mujeres transgénero”, un proyecto de la fundación con el que pretende saldar una deuda histórica con este colectivo, “uno de los más vulnerables en todo el mundo”.

“Con él queremos empoderar a las personas y darles un espacio de seguridad para que puedan rehacer sus vidas”, destaca.

Por Inmaculada Tapia

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