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Los estrenos online competirán en los Oscar y los Goya debido al coronavirus: ¿una medida que llega para quedarse?

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Francesc Miró

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Antes de la llegada del coronavirus, una película que no se hubiera proyectado en una sala de cine convencional no podía participar en los Goya. Tampoco en los Oscar. Por mucho que se hubiese estrenado con éxito en una de las plataformas de Video On Demand —VOD en adelante—, que hoy monopolizan nuestras horas de confinamiento, siempre había un techo que no se podía rebasar: el del reconocimiento de la Academia.

Ahora, sin embargo, las bases de los Goya 2021 permitirán competir a los estrenos online para dar cabida a las películas que tenían previsto estrenarse en los cines y se han visto obligadas a hacerlo en streaming, como consecuencia del cierre de salas provocado por la Covid-19. Lo mismo ocurre con los Oscar.

¿Significa eso que estamos ante una medida aperturista? ¿Ha dado la Academia su brazo a torcer? No exactamente: la pandemia y la crisis sanitaria, que ha provocado el cierre de las salas y el parón total de la actividad en rodajes y festivales de cine, también ha vuelto ha encender el debate sobre la vigencia de las ventanas de exhibición tradicionales del cine.

Una crisis que provoca cambios (temporales)

La tradicional negativa de los premios a aceptar la participación de películas estrenadas únicamente online responde a una razón: las academias protegen así la ventana de exhibición tradicional en salas.

En nuestro país, la distribución cinematográfica ha seguido tradicionalmente un sistema de ventanas que marca los tempos de explotación de cualquier título. Un filme se ve primero en cines, luego en dvd y otros formatos domésticos, luego en alquiler digital —en plataformas como iTunes—, y en última instancia en streaming o suscripción —en Filmin, Netflix y otros tantos—.

El sistema requiere de un periodo de exclusividad para cada ventana, casi como si de sucesivas fases de desescalada de la película se tratase. Pero ese sistema se ha visto alterado por el coronavirus: películas que no se han podido estrenar en salas, no han seguido el curso normal de las ventanas y han optado por el estreno online, o se han pospuesto tanto que es posible que no lleguen a los plazos marcados para presentarse a los galardones. Mientras que las Academias, por su parte, han tenido que reaccionar: si mantenian sus bases inamovibles podrían verse el año que viene con una escasez considerable de títulos elegibles para sus premios.

“A todos los agentes de la industria del cine les ha pillado la pandemia a traspié”, cuenta a eldiario.es Jaume Ripoll, cofundador y director editorial de Filmin. “Primero fueron los Oscars, luego los Goya, pero ambos se han dado cuenta de que este año debían permitir que la ventana de Internet fuese igual de válida que la de las salas de cine”.

Eso, sin embargo, no significa que la medida sea del todo aperturista: es una solución a medio plazo, pues la decisión no opera como un cambio de criterio permanente sino una 'flexibilización' de sus bases temporal, mientras dure la pandemia. Previsiblemente, el año que viene volverán a endurecerse sus bases. Una situación que genera cierta confusión en la industria. La ventana online parece haberse vuelto un parche: sirve para capear el temporal, pero no parece válida en aguas mansas.

“Aunque dejen claro que es algo temporal y descarten esta opción el año que viene, no debemos subestimar la decisión”, opina Jaume Ripoll. Según el cofundador de la plataforma española: “es una buena noticia sobre todo para las películas pequeñas y medianas que son las que más sufrirán cuando reabran las salas. Algunas no podrán estrenarse, y han encontrado en Internet una forma de poder verse. En lugar de lamentarlo, hay que celebrar que existan alternativas”.

“Lo que está ocurriendo ahora mismo son soluciones muy condicionadas por la situación en la que nos encontramos. La profundidad de estos cambios dependerá mucho de cuánto se alargue en el tiempo esta crisis”, opina Elena Neira, experta en distribución cinematográfica y autora de Streaming Wars: la nueva televisión (Libros Cúpula). “Tanto los estrenos que han ido a VOD como la relajación de las normas para optar a los premios, son consecuencia del coronavirus”, describe, “pero hay una declaración de intenciones clara en admitir películas solamente porque ahora mismo no se pueden estrenar en cines”.

¿Cuánto puede durar esta situación? “Es algo que genera muchas dudas porque, tradicionalmente, la industria del cine se ha mostrado muy reticente a admitir cambios. Y el cambio más profundo que plantea esta medida es en el fondo no respetar las ventanas de exhibición”, afirma la experta en distribución.

La exclusividad a debate aún con los cines cerrados

La situación de cambio permanente en los hábitos de consumo y producción audiovisual ha llevado a la industria a lidiar con situaciones peliagudas en los últimos años. La Roma de Alfonso Cuarón o El Irlandés de Martin Scorsese, ambas películas producidas por Netflix, tuvieron un estreno muy limitado en salas enfrentado a una disyuntiva particular: estaban obligadas a hacerlo si querían competir en los Oscar, pero muchas exhibidoras se negaban a proyectar una película que se podía ver también en casa. Se mandaba un mensaje claro: sin un periodo de exclusividad en cines, no hay premios.

¿Qué pasaría si, el año que viene, esta medida tomada en tiempos de crisis siguiese vigente? ¿Qué pasaría si una película no tuviese que pasar necesariamente por un cine para poder optar a un Goya?

“Hay que tener en cuenta el elemento económico”, nos explica Jaume Ripoll. “La ventana de Internet no da el retorno que da un estreno cinematográfico tradicional, por tanto es normal que se siga protegiendo a las salas tal y como se hacía antes”, opina. Apunta, además, que tras la pandemia podría haber un repliegue de medios por parte de los exhibidores: “las salas de cine vivirán un momento en el que necesitarán tener exclusividad para diferenciarse de la oferta online, van a ser más exigentes que nunca pidiendo la exclusividad de aquello que ofrezcan”.

¿Por qué? En parte porque durante los primeros meses de reapertura, tanto las salas como los espectadores se enfrentarán a una situación nunca antes vista en términos de costumbres de consumo cultural. Las dudas surgirán de forma natural: si el usuario puede elegir entre ver una película en pantalla grande, o ver esa misma película en casa y evitar salir para minimizar las posibilidades de contagio, es probable que opte por la segunda opción.

“Probablemente los cines sean bastante firmes con la exclusividad”, coincide Neira. Aunque añade que “ahora que el VOD se ha convertido en el epicentro del entretenimiento del hogar... probablemente cuando salgamos de esta situación no querramos consumir entretenimiento exactamente igual a como lo hemos hecho estos últimos meses. Al VOD también le espera una situación complicada, no van a ser todo buenas noticias”.

En caso de que el estreno en cines vuelve a ser imprescindible para los Goya y los Oscar, según el cofundador de Filmin, “debería abrirse quizás otro tipo de nominación en la que participasen solamente estrenos online. Los Gotham Awards o los Independent Spirit ya tienen premios así. Galardones pensados para películas que no han realizado un estreno convencional pero compiten en su propia categoría. Si eso existiera, se celebraría el riesgo artístico y se reconocería la validez de otras ventanas de exhibición”.

“Creo que es muy prematuro avanzar el calado que va a tener esta crisis. Pero que provocará cambios, eso seguro. La propia supervivencia del sistema lo va a requerir”, sentencia la experta en distribución.

Según Ripoll, “la gente ya estaba muy acostumbrada a ver películas y series en Internet. Yo creo que lo deseable es volver a la 'vieja normalidad', es decir a la convivencia entre salas y plataformas. Es deseable que podamos salir de casa, y tomar algo e ir a un concierto, que tengamos la posibilidad de elegir entre alternativas de ocio y cultura. Y creo que volveremos a eso, la clave es cuándo será”.

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