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El cine español cuestiona la presencia de Vox en los Goya: “No lo entendemos”

El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García Gallardo (Vox), atiende a la prensa en la entrada de la sede del Parlamento Europeo en Bruselas.

Laura García Higueras / Javier Zurro

Valladolid —

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La gala de los premios Goya vio como, por primera vez en su historia, tenía representantes de Vox en su alfombra roja. La Academia de Cine invita a todos los partidos con representación en el Congreso de los Diputados, pero desde la llegada del partido de extrema derecha al hemiciclo, había denegado la oferta. El partido de Abascal ha atacado al cine español de forma sistemática, y ha extendido falsos mitos y mantras como aquello de que son “unos subvencionados”. Este año, sin embargo, Vox ha decidido aceptar la invitación para ir a los Goya, y lo ha hecho con sus representantes en Castilla y León, con el vicepresidente de la comunidad, Juan García-Gallardo, a la cabeza. 

En la previa a los Goya, el propio García-Gallardo, se reafirmaba en sus ataques y acusaba a los cineastas de “señoritos”. El Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, era el primero en salir en defensa del sector asegurando que de eso nada, que eran “trabajadores” y “un orgullo para el país”. Todo ello ocurría a la vez que en Alemania se enfrentaban al mismo dilema con diferente solución. Tras invitarles, la Berlinale retiraba ese ofrecimiento al partido ultra alemán AfD argumentando que promovían valores antidemocráticos.

El cine español tenía al enemigo en casa, y habló de ello en la alfombra roja. Javier Calvo, copresentador de la gala, zanjó la pregunta remitiendo las palabras de un icono del colectivo LGTB, Pedro Zerolo: “Les diría lo que dijo él. En mi mundo usted sí cabe, pero yo en el suyo no”. Más contundente se mostró al hablar de ello Clara Segura, nominada a Mejor actriz de reparto por Creatura. “No entendemos esta presencia. Después de que hayan censurado muchas veces espectáculos de compañeros… yo estoy dispuesta a, si se acercan, preguntarles qué hacen aquí y qué les parece la industria del cine”.

Su compañero en el filme de Elena Martín y también nominado como Actor de reparto, Àlex Brendemühl, decía que era “una incongruencia”. Y añadía que él se sentía “orgulloso de pertenecer a una industria que recibe subvenciones y que lo devuelve con creces”. “Duplica y triplica lo que recibe, por lo que es una gran noticia que nuestro sector reciba subvenciones para devolverle a la ciudadanía y a todo el pueblo lo que recibimos”, dijo y lanzó una pregunta contundente: “¿Cuántos otros sectores reciben dinero y no devuelven nada?, ¿cuántos políticos roban y se lo quedan en su bolsillo y no lo devuelven y no tienen ni que responder por eso frente a la ley? Que cada uno mire primero lo suyo y luego hable de los demás”.

También respondió Enric Auquer, nominado por su conmovedor trabajo del maestro republicano asesinado en la Guerra Civil en El maestro que prometió el mar. De hecho, la obra que cuenta la misma historia real y escrita por Alberto Conejero fue censurada por PP y Vox en el Ayuntamiento de Briviesca. Auquer pidió que “dejen de decir que somos subvencionados”. “La cultura tiene que estar subvencionada. Es un espacio de reflexión, de encuentro, de crear relatos colectivos, de explicarnos unos a otros, y son muy desafortunados cuando hablan de nosotros”, apuntó y le pidió que viera su película. .“No creo que venga a saludarme”, zanjó con ironía.

También hubo partidarios de mantener la norma que ha habido hasta ahora. La productora María Zamora recordaba que “están democráticamente elegidos”. “Si el resto están invitados… por qué no. Si fuera a nivel personal te podría contestar algo distinto”, dijo dejando entrever su opinión sobre la formación de Abascal. Carla Simón, nominada por su cortometraje Carta a mi madre para mi hijo, recordó que les llaman “pijos”, y fue positiva y creyó que quizás “está bien” que vayan para “que escuchen un poco”. Igual opinaba la productora Sandra Tapia, nominada al Goya y al Oscar por Robot Dreams: “Que nos conozcan, que se quiten prejuicios y vean que hacemos un cine para todos sin diferencias”. El director del filme de animación pidió “mirar a Francia” donde el cine “es un tema de Estado, todos los partidos tienen que apoyar el cine”. 

Así opinó igual Isabel Coixet, que le pareció bien que vengan porque han sido elegidos democráticamente y así no piensen que son unos “señoritos”. “Que vean que no lo somos. Somos gente de una industria que es vistosa pero que todos somos conscientes de que no nos creemos una élite privilegiada que está en su cabeza. Han sido elegidos y está bien que vengan, pero que nos pregunten. Yo de señorita tengo poco. De privilegiada, menos”.

No todo el mundo quiso mojarse o estuvo en contra de la presencia de Vox en los Goya. La cantante Rigoberta Bandini, nominada por su canción para Te estoy amando locamente, dijo que no estaba en sus manos. “No sé qué decir”, concluyó. José Coronado, nominado por Cerrar los ojos, hasta cuestionó si la pregunta era con retranca. “Me da exactamente igual. Me parece bien. Todos deben estar, los de Vox, los del PP, los del PC… ¿por qué no va a estar?”. Al recordarle las opiniones del partido de extrema derecha sobre el sector concluyó su pregunta: “Yo soy cómico, de estas cosas no me entero. Me da exactamente igual”. 

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