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Así es la herramienta para que museos y galerías detecten su brecha de género

Varias personas hacen cola ante el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid

Ana Requena Aguilar

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¿Entre 2015 y 2019 se han adquirido obras o bienes culturales? ¿Se han revisado los fondos con perspectiva de género? ¿Se han diseñado planes o programas específicos en igualdad de género? ¿Y cuenta con presupuesto asignado? ¿Se usa el masculino genérico en los documentos de difusión? ¿Hay ocupaciones que se realizan siempre por hombres y mujeres?

Son algunas de las más de 60 preguntas que contiene una herramienta digital gratuita para que museos e instituciones culturales diagnostiquen su brecha de género. La idea, novedosa dentro y fuera de España, fue del colectivo Mujeres de las Artes Visuales (MAV), que quería poner en marcha un instrumento sencillo y útil para que la perspectiva de género llegara al mundo del arte. Ya han participado 28 museos y el Ministerio de Cultura ha enviado una carta a las instituciones de su competencia para recomendar su uso.

“Ha sido un proceso de investigación muy largo, de casi tres años, hecho por un equipo multidisciplinar para investigar qué teorías iban a sostener esta herramienta”, explica Beatriz Mérida, gestora cultural y coordinadora del proyecto. Finalmente, eligieron ocho indicadores a partir de los cuales elaboraron el cuestionario. “Hay tres criterios fundamentales: redistribución, reconocimiento y representación”, apunta Mérida. Es decir, la herramienta busca detectar brechas en la actividad del museo —colecciones, exposiciones, autorías, recorridos— pero también en su plantilla y su gestión.

La parte dedicada a la redistribución analiza la desigualdad socioeconómica, salarial, la paridad y las condiciones de las plantillas. “Es probablemente lo que resulta más complicado”, dice Beatriz Mérida, que acompaña durante el proceso a los museos e instituciones que se animan a hacer el diagnóstico. El bloque sobre reconocimiento evalúa la brecha en la presencia de artistas y en el tratamiento de sus obras.

Por último, las preguntas sobre representación buscan detectar y cambiar “la mirada hegemónica” que ha predominado para que “la visión patriarcal, que es la que siempre ha permeado nuestra forma de pensar y las políticas culturales, no esté dada por sentada”. Eso implica cuestionar, por ejemplo, la manera en que los museos se han articulado, sus discursos y relatos.

Un proyecto vivo

A partir de ahí el equipo elaboró 61 preguntas: “Es un cuestionario profundo que no se puede hacer en un día, hay museos que llevan un mes con él, a otros les ha llevado tres semanas... Depende de su tamaño, pero hay que recabar información de muchos departamentos. Les decimos que no hay prisa, es un autodiagnóstico, les tiene que servir a ellos. Lo que hace MAV es poner a su disposición esta herramienta para que tengan la oportunidad de reflexionar. Muchos ya tienen ese compromiso de igualdad de género pero hay muchas cuestiones que ni siquiera se han planteado, como quiénes toman las decisiones o hasta si hay cambiadores de bebé en el baño de hombres”. Una vez terminado el cuestionario, cada institución recibe un informe con su diagnóstico.

La fase piloto comenzó en octubre y ya han participado 28 museos y centros de arte. Los hay de distinta envergadura, disciplina y localización. Por ejemplo, el Museo Nacional de Arte Reina Sofía, el Museo de Bellas Artes de València, el Museo de la Evolución Humana, la Xarxa de Museus d'Història i Monuments de Catalunya, el Centro de Interpretación de Arte Rupestre de la Roca de los Moros del Cogul, o el Museo Nacional de Arte Romano.

Por su parte, Mujeres de las Artes Visuales está recibiendo sus reacciones y sugerencias para seguir mejorando la herramienta. “Por ejemplo, algunos museos pequeños te dicen que casi no tienen personal para implementar algunas medidas o quienes tienen colecciones cerradas no pueden hacer nuevas adquisiciones para avanzar en la paridad, pero pueden hacer otras cosas. Cada conversación con un museo te abre un mundo particular. Hasta ahora, todos han destacado que el proceso les ha provocado una reflexión”, agrega Mérida. Su intención, concluye, es que este proyecto siga vivo y crear a medio plazo una red de museos amigos que se implique en la revisión constante de la herramienta.

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