Feria del Libro: año de alivio
La 74 edición de la Feria del Libro de Madrid ha dejado en libreros y editores una sonrisa. En algunos casos amplia, en otros moderada, pero al menos más palpable que en ediciones anteriores. Las cifras globales de ventas aportadas por el Gremio de Libreros, organizador del evento, volvieron a ser buenas: un 6,1% más que el año pasado, lo que se traduce en 7.904.000 euros. Ya es el tercer año consecutivo en el que los datos son positivos después de aquel annus horribilis de 2012 en el que cayeron hasta un 19% quedándose en los 6,5 millones de euros.
Con estos números, la palabra más repetida por todos aquellos consultados por eldiario.es ha sido “entusiasmo”. No hay que obviar que se llegaba después de un mes de mayo malo en ventas y donde la caída en los últimos cuatro años suma ya un 40%.
Pero editores y libreros tienen sus propios porcentajes para refrendar el buen balance de esta edición que ha estado marcada en parte por los libros políticos. Por ejemplo, desde la caseta de Contexto, conformada por las editoriales Nórdica, Sexto Piso, Periférica, Libros del Asteroide e Impedimenta, y que llevan ya ocho años en la Feria, no han dejado de repetir que es la mejor edición en todo este tiempo. “Nosotros [todo Contexto] hemos subido hasta un 30% con más de 7.000 libros vendidos”, apunta Diego Moreno, editor de Nórdica. A una media de 12 euros por libro son 84.000 euros, lo que sufraga y con mucho la inversión sólo en la caseta, en torno a los 3.000 euros.
Julián Rodríguez, editor de Periférica, opina en los mismos términos: “Nosotros hemos subido en torno a un 25%, y más o menos todos igual en la caseta. Y no sólo lo hemos notado en lo económico, sino que también los lectores se acercaban porque conocían el catálogo. Uno de ellos me dijo que de los 140 títulos del catálogo tenía ya 60 en su casa”.
De editoriales medianas a pequeñas y las más grandes, la sensación de alivio es la misma. Rubén Hernández, de Errata Naturae, que este año compartía caseta con Libros del KO –con lo que el espacio se reduce bastante- confirma los buenos datos. En su caso ha sido entre un 18% y un 20% más que el año pasado, con picos de hasta 115 libros vendidos en días como el 4 de junio, que fue festivo. “Para nosotros es muchísimo ya que solemos vender unos 20 el peor día y unos 40 el mejor entre semana. Y el fin de semana estamos en torno a los 100 cada día”, apostilla Rubén.
En un grupo enorme como es Literatura Random House, que agrupa a varios sellos, entre ellos Alfaguara, también se felicitan: hasta un 18% más que el año pasado en ventas. “Y tanto los libros más literarios como los bestsellers. Todavía no hemos recuperado los niveles de otros años, pero estamos mejor”, afirman.
Para las especializadas, como es Páginas de Espuma, dedicada al cuento, la respuesta va en el mismo sentido. Y eso que, como ha constatado su editor, Juan Casamayor, no tenían el mejor sitio de la Feria –al final del Paseo de Coches-, un factor muy importante en este encuentro, al igual que si toca sol o sombra. A pesar de ello señala que este año había menos pudor a la hora de gastar 30 euros en un par de libros.
Las librerías mejoran
Paradójicamente es habitual que las cifras que aportan los editores sean más altas que las de los libreros. Hoy [lunes] aún no habían cerrado del todo el balance y muchos de ellos se encontraban en pleno desmontaje. Sin embargo, los rostros eran más positivos que el año pasado. Así, para una veterana como Lola Larumbe, de la Rafael Alberti, “ha sido muy bueno, con un aumento del 7%”. En esta librería se notaron mucho las firmas de nombres como María Dueñas, que llegó a firmar hasta 170 ejemplares en dos horas. A más de uno por minuto. También les funcionaron muy bien los títulos de Rosa Montero, Almudena Grandes, Umberto Eco y Héctor Abad Faciolince.
Para otras, como El Buscón, se despejaron las brumas del año pasado cuando no dudaron en recalcar a este diario que las ventas “habían ido regular, tirando a mal”, según decía el librero Emilio. En esta ocasión, todavía con las cajas a medio desembalar, la respuesta era muy diferente: “Estamos haciendo cuentas, pero mucho mejor”. Y de ese 7% no se baja.
Para Sin Tarima, el resultado también ha sido muy positivo. “Hemos tenido un incemento de un 8%, pese a estar en un sitio mucho peor que el año pasado, que estábamos en la zona estrella”, confirma Santiago Palacios.
Un fin de semana más
¿Cuáles son los motivos para este aumento de las ventas? ¿La cacareada recuperación económica? No, la billetera sigue estando igual para la mayoría, señalan libreros y editores. No es que de repente haya empezado a fluir crédito en las cuentas corrientes. Lo que ha desaparecido es el temor a gastar, pero de la gente que ya tenía dinero. Antes se lo pensaban por lo que pudiera a ocurrir, ahora no, según indicaron varios editores.
A este estado de ánimo se suman otros factores contingentes como la climatología, buena durante gran parte de la feria, y principalmente, el festivo del 4 de junio. “Esta vez hemos tenido cuatro fines de semana en vez de tres, y eso lo hemos notado todos”, sostiene Larumbe.
Lo que todos desestiman a su vez es que esta sea una feria impulsada por los bestsellers. Es evidente que, como apunta Rubén Hernández, de Errata, “tener a un Pérez-Reverte o un Albert Espinosa firmando te hace el día”, pero no creen que sea determinante para las cifras globales. “No, no es una feria de MasterChefs. La feria no sube o baja por estos libros”, mantiene Diego Moreno, de Nórdica, cuyo libro más vendido ha sido Saltaré sobre el fuego, de Wislawa Szymborska.
Para Julián Rodríguez, que ha visto como Una mujer en el frente, de Alaine Polcz, y Los grandes placeres, de Giuseppe Scaraffia, eran muy solicitados, tampoco tiene mucho que ver con este aspecto mediático: “Es una de las ferias más amplias del mundo. En los últimos años hay hasta 15 editoriales que han venido a remover la mesa de novedades. Y al contrario de eventos puntuales, la feria da para que haya todo tipo de formas, y hay para familias, para los lectores literarios, para los que van buscando que les recomiendes un libro… A la gente lo que le gusta es hablar de libros y no creo que eso esté muriendo por la cultura audiovisual”.
Por supuesto, quedan muchos aspectos mejorables, entre ellos, las actividades, que volvieron a flojear, y que, como dijo el director de la Feria, Teodoro Sacristán, habrá que repensarlas. Tampoco todos mostraron la mejor de sus sonrisas una vez echado el cierre, pero como zanja Rubén, “quien diga que no le va más o menos bien se tiene que dejar el victimismo en casa”. Quizá, por ello, la gran mayoría vuelve al año que viene.