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Muere Quino, el creador de Mafalda, a los 88 años

El dibujante argentino Quino, creador de Mafalda, cumple en familia 88 años

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El célebre artista gráficos Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino, ha fallecido este miércoles a los 88 años después de toda una vida dedicada a al humor gráfico y ser conocido mundialmente por las tiras de la pequeña Mafalda, según confirma en Twitter quien fue su editor, Daniel Divinsky.

Joaquín Salvador Lavado nació en Mendoza, Argentina, en 1932. Hijo de padres andaluces, republicanos y anticlericales por convicción, creció en un ambiente que siempre le alentó a la reflexión sobre la autoridad —emanase de quien emanase—, su naturaleza y las razones de la injusticia. Todo comenzó como un encargo publicitario en 1962 para la marca de electrodomésticos Mansfield. Le pusieron varios requisitos: crear una tira cómica al estilo de Charlie Brown, protagonizada por una familia y cuyos nombres comenzaran por la letra M, en alusión a la empresa. 

Tal vez por eso, su personaje más popular, Mafalda, sea especialista en cuestionar el orden de las cosas, en no aceptarlas tal y como son porque siempre han sido así. “La Guerra Civil española me marcó muchísimo”, cuenta el propio Quino en el documental Buscando a Quino dirigido por Boy Olmi. “Muy pronto empecé a preguntarme sobre el bien y el mal, Abel y Caín. Y Dios, que distingue entre lo que está bien y lo que está mal. Bueno, ese es el rol que se le ha adjudicado, no sé si con razón o no. Habría que preguntarle a él”. 

De pequeño ya le llamaban Quino, para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, pintor y diseñador gráfico del que aprendió el que sería su oficio. Firmaría como Quino por primera vez en 1954, en el semanario Esto Es. El antibelicismo, la empatía y el combate razonado al odio por el odio y la sinrazón, ocuparon siempre sus bocadillos.

En 1964 se publicó por primera vez una viñeta de Mafalda, un personaje que le granjearía un éxito que cruzaría fronteras publicándose a lo largo y ancho de América del Sur, pero habría que esperar hasta 1970 para su llegada a España de mano de Esther Tusquets y de la editorial Lumen. Irrumpió en un momento adecuado: cinco años antes de que muriera Franco. Al igual que sucedió en Argentina, Mafalda fue el espejo de una juventud progresista preocupada por el futuro más allá de la dictadura franquista. De hecho, como recoge la BBC, durante los años de dictadura obligaron a los editores a colocar una franja en la portada de Mafalda etiquetándola como obra “para adultos”.

La última tira de Mafalda se publicó el 25 de junio de 1973 en la revista Siete Días. En 1977, el propio Quino le explicó a Joaquín Soler Serrano en el programa de entrevistas A Fondo que había terminado con su personaje porque se estaba empezando a repetir. “Eso me pareció deshonesto, no quería que mi historieta fuera como esas que tienen ya 40 años y que uno las lee por costumbre y ya sabe cómo van a terminar. Eso no me gusta”.

Mafalda también se ha adaptado a la pantalla. En 1972 se produjeron 52 cortos para la televisión argentina y diez años después se estrenó la película. En 2017, la cadena argentina Telefe recuperó su figura para sus informativos, dándole el título de columnista.

Mafalda más allá de las viñetas

Actualmente, Mafalda habla 20 idiomas y da vueltas por el planeta impresa en papel, pero también en camisetas, tazas, libretas y todo tipo de merchandising. Cuando empezaron a comercializarse, Quino no estaba cómodo: “Eso lo tuve que hacer en contra de mi voluntad. Pero me vi obligado porque empezaron a aparecer muñequitos y pósters piratas”, afirmó en A Fondo. Ni se imaginaba el volumen que llegaría a alcanzar todo ese material.

Varias estatuas de la niña se sientan ahora en diferentes partes del mundo. La más conocida es la de Buenos Aires (ahora también la acompañan Manolito y Susanita), obra de Pablo Irrgang, al igual que la réplica que descansa en Oviedo. Esta se inauguró cuando Quino visitó la ciudad para recoger el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2014. El escultor Marcelo Cuello es el autor de la que reposa en Laguna Larga, un pueblo de Córdoba (Argentina).

Pero personajes de Quino también han sido malinterpretados para representar ideas políticas totalmente opuestas. Es lo que ocurrió cuando comenzaron a venderse pegatinas de Mafalda o Snoopy como si pertenecieran a la Falange. “En la época de los 80 estos símbolos eran utilizados por cierta derecha en torno al barrio de Salamanca (Madrid). Ponían estas figuras con banderas españolas, pero con el escudo de Franco”, contaba a este periódico el periodista Carlos García Santa Cecilia sobre una historia publicada por él que fue portada de El País el 10 de abril de 1985. Como aparece en el texto, Quino manifestó entonces estar “profundamente molesto” por esto, ya que sus personajes “están a favor de la democracia y son, desde luego, antifascistas”.

Quino, al igual que sus obras, también se nacionalizó en España. El 5 de enero de 1990, como recoge el periódico El País,  el dibujante juró sobre la Constitución española tras años queriendo ser español de forma oficial. “¿Y a esta edad se le ocurre a usted hacerse español?”, le preguntaron, a lo que este contestó: “No, se me había ocurrido antes, pero es que entonces estaba Franco”. Años después, en 2014, el dibujante recibió el premio Príncipe de Asturias como reconocimiento a un legado que permanecerá escrito (o dibujado) con tinta indeleble en las muchas generaciones marcadas por sus viñetas.

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