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José Luis Acosta, reelegido presidente de la SGAE

José Luis Acosta, reelegido presidente de la SGAE

Paula Corroto

El guionista José Luis Acosta (Úbeda, Jaén, 1961) fue reelegido ayer presidente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) con un apoyo mayoritario dentro de la Junta Directiva elegida el pasado 26 de febrero. 24 votos frente a los 14 que obtuvo el otro candidato, José Miguel Fernandez-Sastrón. Una votación que demuestra que Acosta, que accedió por primera vez a la presidencia en julio de 2013 por 20 votos –Sastrón consiguió entonces 16-, ha refrendado su poder en la entidad. Y como conclusión: nada cambia.

La clave para este apoyo se encuentra en los votos que ha logrado dentro de los colegios Audiovisual –al que él pertenece-, y que consta de nueve votos; Gran Derecho, que otorga seis votos; y principalmente, el colegio de Editores, que agrupa a las discográficas, y que suma también ocho votos. Sastrón pertenece, sin embargo, al colegio de Pequeño Derecho, que supone 16 votos. En total, todos los colegios suman 39 votos, aunque ayer sólo se contabilizaron 38, debido a la ausencia de la cineasta Inés París (el voto ha de ser presencial, según los estatutos).

Esta reunión extraordinaria de la nueva Junta es consecuencia de las elecciones anticipadas realizadas en febrero al no haberse aprobado las cuentas de 2013 el pasado mes de julio y para las cuales se necesita mayoría simple. La nueva Junta, que apenas se modificó con respecto a la que existía anteriormente, hacía ya muy previsible la reelección de Acosta.

El caso de la 'rueda de las televisiones'

Precisamente, una de las razones estriba en los cambios que el presidente acometió en el reglamento con respecto a la llamada ‘rueda de las televisiones’, que ya ha desatado varios escándalos. Esta surgió cuando las emisoras fundaron sus propias editoriales musicales para recaudar dinero. En ellas quedaban registradas las canciones que se emitían por las noches e ingresaban el 50% de los derechos de autor; el otro 50% iba a los autores y todos los intermediarios. La modificación de Acosta consistió en que se castigaba la recaudación para las canciones emitidas de noche y premiaba las del prime time. Para la oposición, encarnada en Fernández-Sastrón, esto ha supuesto que las premiadas sean las grandes discográficas, presentes en el colegio de Editores.

Sobre esta cuestión, ayer Acosta no quiso añadir demasiado: “Hemos aprobado esa reforma de franjas y hasta junio [el 25 se celebrará una junta extraordinaria] no sabremos si ha sido eficaz. Ahora no entra dentro de nuestras prioridades”. Sin embargo, esta cuestión es la que incendia el palacio de Longoria, y por tal motivo, ayer ya había voces que señalaban que el nuevo presidente lo volverá a tener muy difícil esta legislatura.

Los mismos problemas: una recaudación problemática

No obstante, Acosta no quiso tampoco ahondar demasiado en otros asuntos que afectan a la SGAE y que aún no han conseguido mejorar la nefasta imagen que se proyecta desde los tiempos de Teddy Bautista y la Operación Saga de julio de 2011.

Varias de ellas tienen que ver con cambios de estatutos para recaudar más que ya se hicieron en 2012 (bajo mandato de Antón Reixa), como por ejemplo la reducción en la prescripción de los derechos de autor de obras que no están en su repertorio de 15 a cinco años. Eso le permitió 11,7 millones de euros, según informaba El Confidencial el pasado noviembre. Otro ejemplo: la recaudación por obras sin identificar. Hasta 2011 era a partir del sexto año sin identificación cuando la entidad ingresaba por los derechos que generaban esas obras, pero en 2012 la recaudación comenzó a partir del quinto año y se sumaron 17,5 millones de euros más. Acosta habló ayer de “más transparencia”, pero no abordó ninguna de estas cuestiones.

En relación con las cuentas –las pérdidas para 2013 se suman en cinco millones de euros- su pretensión, apuntó, es “llegar a acuerdos y un consenso, y si no se llega, tendremos que salir hacia adelante”.

Sobre la descapitalización de Arteria –la venta de los teatros comprados en la era Bautista a precios desorbitados- y la posible venta de los dos teatros de la Gran Vía madrileña, Coliseum y Lope de Vega- insistió en que es el Patronato de la SGAE el encargado de este asunto “y son ellos los que decidirán qué hacer” a partir de junio.

Los imputados de la SGAE

Otro asunto peliagudo tiene que ver con ex miembros de la entidad que han sido imputados por el juez Pablo Ruz por apropiación indebida de fondos de la SGAE. Precisamente, ayer la Audiencia Nacional ratificó la condena de dos años de cárcel para Pedro Farré –número dos de Teddy Bautista- por el cargo de casi 40.000 euros en prostitución que hizo a su tarjeta corporativa. Con esta ratificación se da por probado que Farré, para “procurarse un beneficio ilícito a costa de los fondos de la entidad de gestión”, realizó gastos “estrictamente particulares” en locales de alterne, entre noviembre de 2008 y mayo de 2009, que ascendieron a 39.552 euros.

A este caso se suma el de Pablo Hernández, exsecretario general de la SGAE y cesado por la Junta Directiva hace año, que declara hoy ante el juez Ruz, también por apropiación indebida tras ser imputado el pasado febrero.

“Yo digo lo que digan los jueces. En el trámite de la Ley de Propiedad Intelectual había varios artículos donde se incidía en un mayor tutelaje para que la entidad fuera más transparente. Y yo eso lo he defendido siempre públicamente. Me interesa mucho que la normativa sea clara y concisa, y que los controles sean más rigurosos y transparente, sobre todo viniendo de dónde venimos”, aseguró ayer. Hay que recordar que la LPI también da por buena la recaudación de los derechos prescritos a los cinco años.

A favor del canon digital

En relación con la LPI, sin embargo, tampoco se le escapó ayer que entre su nueva batería de propuestas estará la de seguir batallando para que se acabe asimilando la vuelta del canon digital, que la SGAE siempre ha defendido y cuya anulación justifica sus pérdidas en recaudación. De hecho, durante la presidencia de dos años de Acosta, la SGAE no ha hecho más que perder dinero –para los artistas- aunque aún recauda al año 250 millones de euros. En 2010 fueron 341,2 millones de euros.

Precisamente, para su nuevo mandato, Acosta defendió que promete “recaudar mejor y de una forma más eficaz. Se trata de volver al origen de lo que es una entidad de gestión. En el primer consejo de dirección, que celebraremos después de Semana Santa, veremos las propuestas, pero tenemos que ir hacia colegios más independientes, y que las decisiones de unos no perjudiquen a los otros”.

Sin embargo, los problemas a los que se enfrenta son los mismos que cuando accedió a la presidencia en julio de 2013. Las cuentas no se han aprobado, ha habido sanciones de Competencia con amenaza de multas, ha saltado el escándalo de la recaudación por las obras sin identificar y resta el asunto de la venta de los teatros.

Ayer, Acosta sólo ratificó que se bajaría el sueldo –en torno a 200.000 euros anuales sin dietas- tal y como había prometido. Pero eso sí, será nombrado un nuevo consejero delegado para “un mayor peso en las labores de gestión”, cuyo salario saldrá de la rebaja del presidente. Nada cambia, por tanto, en la SGAE. Y la guerra sigue abierta.

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