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Génova y el PP valenciano cesan las hostilidades y pactan celebrar los congresos de Alicante y Valencia en julio si lo permite la COVID

La presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, y el secretario general del PP nacional, Teodoro García Egea.

Sergi Pitarch

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Todavía no hay fecha aunque se intenta que sea para el mes de julio si la desescalada del confinamiento por la COVID-19 sigue la buena senda del último mes. La dirección nacional y autonómica del PP en la Comunitat Valenciana han llegado a un principio de acuerdo para desbloquear la celebración de los congresos provinciales de Alicante y Valencia, en este segundo caso sin celebrarse desde hace 8 años. La celebración de estos cónclaves son el pistoletazo de salida para la gran batalla que será el congreso regional que podría alumbrar una nueva candidatura a la Generalitat para las elecciones de 2023.

A última hora de la tarde el PP nacional ha enviado un documento en el que anuncia que el próximo lunes aprobará la convocatoria de los congresos provinciales y locales que se encuentren en un gestora, como el provincial y local de València.

El presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, se postula como único candidato en su provincia y con toda seguridad se aupará con el liderazgo gracias al apoyo del PP nacional. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, es su principal valedor y en la dirección autonómica será difícil que planteen una alternativa.

Donde se prevé una situación más complicada que podría acabar en una nueva batalla como la que libraron el diputado nacional Vicente Betoret y la exportavoz en la Diputación de Valencia, María Carmen Contelles, es en la provincia de Valencia. La falta de un candidato que aúne los consensos de las distintas familias puede complicar la situación. Génova es partidaria del candidato de Betoret que tiene el apoyo de Alicante con vistas a recibir un posterior respaldo en el futuro cónclave regional, el alcalde de Gavarda, Vicente Mompó.

Carlos Mazón y Teodoro García Egea apoyarían a Mompó para posteriormente facilitar el salto del alicantino a pelear el liderazgo autonómico. Está claro que Génova no está por la continuación de Isabel Bonig al frente y que la actual presidenta no abrirá una guerra si se le da una salida digna. Aunque no hay nada claro y Bonig no es de las que tira la toalla a la primera.

Pero Mompó suscita un problema y no es otro que sería visto por varias familias del PP en Valencia como una imposición de Madrid. De momento, ni Belén Hoyo, diputada nacional y muy cercana a Pablo Casado, ni María José Català ni la actual dirección ni tampoco el grupo de cargos y excargos que se están reuniendo entorno al expresidente de la Generalitat Francisco Camps han dicho la suya.

Así, la solución de Mompó sería la preferida por Génova, aunque no se descarta un candidato de consenso que agradaría a algunas de estas familias como es el senador y expresidente de la Audiencia Provincial de Valencia, Fernando de Rosa. De Rosa es visto en el partido como un referente por su trayectoria profesional, tiene el apoyo de Belén Hoyo y María José Catalá no vería con malos ojos su presidencia provincial.

Català no se presentará al cónclave provincial, pero ha dejado claro que el candidato que proponga Génova debe ser de consenso. Sobre el futuro autonómico no se pronuncia, pero a nadie se le escapa que es un valor en alza que mantiene línea directa con Pabla Casado y Teodoro García Egea. Sería una alternativa creíble al ticket Mazón-Betoret que quieren hacerse con la dirección del PPCV.

Donde sí que hay un cabreo importante es en una parte de la militancia. El histórico Pedro Agramunt o el exdiputado Juan Vicente Pérez llevan meses reclamando más autonomía en la elección de liderazgos y ven con mucha preocupación las injerencias de Madrid. Entienden que si en la Comunidad Valenciana se han perdido las elecciones, no es menos real que Casado también las perdió. En las primeras que se enfrentó a Pedro Sánchez cosechó uno de los peores resultados del centro-derecha en la historia democrática española.

Lo único claro es que hay un preacuerdo entre Madrid y Valencia para desbloquear la situación, según fuentes conocedoras de las negociaciones, y que Génova quiere tutelar el proceso. Volverán a tener más opciones los que tengan la bendición del partido dentro de la M30.

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