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Polémica por el machismo del reglamento que dicta el comportamiento de las falleras mayores

Falleras frente a la Catedral de Valencia

Laura Martínez

La respuesta parece sencilla: como consideren oportuno. Sin embargo, existe un reglamento que determina cómo deben vestir las falleras mayores y la Corte de Honor, cómo deben actuar en los actos públicos e incluso cómo deben gestionar sus perfiles en redes sociales. La Junta Central Fallera es el organismo encargado de dictar estas normas que no parecen estar en consonancia con una sociedad igualitaria.

El documento, que las falleras deben firmar y acatar, consta de 14 páginas y unas 80 normas. En él se pueden leer frases como las siguientes: “En todos los actos donde se haya de desfilar y/o subir a un escenario, no será conveniente utilizar prendas excesivamente cortas o llamativas”. Pero las normas se aplican también a la vida personal de la fallera. “Para los actos en que se asiste de particular, deberán tenerse en cuenta las directrices siguientes:

a) Evitar las transparencias y los escotes excesivos;

b) Utilizar preferentemente colores sobrios;

c) Vestir falda de longitud, como mínimo, por encima de la rodilla;

d) En la medida de lo posible, evitar bolsos de grandes dimensiones;

e) Evitar complementos extravagantes y / o excesivamente grandes;

f) Utilizar preferiblemente zapato con tacón;

g) El uso de pantalones vaqueros queda restringido a aquellos actos en que sea autorizado previamente“.

Estas recomendaciones no se refieren al protocolo de etiqueta de un acto y tampoco a los actos oficiales, sino a los eventos en los que la fallera acude como un particular. Para los hombres no existe recomendación de vestuario. Sí existe, sin embargo, un apartado dedicado a la figura del acompañante de la fallera, cuya misión es similar a la de un escolta. “Desde el momento que cada niña / señorita sale desde su casa en acto oficial, será responsabilidad de la JCF. Los padres deberán estar en su domicilio a la hora de la devolución de sus hijas”, indica el documento.

El texto recoge además directrices sobre el uso de las redes sociales de las falleras y de sus familiares, sobre cómo actuar en los eventos y otras prohibiciones en el espacio público. Resulta complicado determinar cuál de todas las recomendaciones es más indignante, pero sin duda en el ranking está la que viene a continuación: “Si la indumentaria que llevan [las falleras] se considera indecorosa o no apropiada al acto al que asiste, el acompañante que las recoja tendrá la facultad de obligarlas a cambiarse y, en caso de negativa, y previa consulta con la Vicepresidencia correspondiente, dejarlas en sus domicilios”. Es decir, que si una mujer, mayor de edad y en pleno uso de sus facultades, sale de casa vestida de una forma que su acompañante no considera digna, ésta mujer se puede quedar sin salir de casa.

Por la redacción del texto y la figura del acompañante, parece que este tiene la función de proteger a la fallera. Lo ratificó el secretario de la JCF: “”No nos gusta hablar de ropa no apropiada, eso lo utilizamos únicamente como medida de protección hacia la chica“. En el caso de la ”vestimenta indecorosa“ ¿proteger a la chica de qué? ¿de qué protege la ropa a una mujer?

En su primer apartado, aparentemente como justificación, la Junta establece que las falleras se presentan a la elección libremente y que, como representantes del pueblo valenciano, deben dar la imagen que de ellas se espera. Con faldas por la rodilla y sin pantalones vaqueros. Sonriendo en los actos, evitando hablar y hacer bromas. Tampoco pueden hacer fotografías, ya que los derechos de imagen pertenecen a la Junta desde el momento en el que son elegidas.

Al parecer, las ‘recomendaciones’, han sido siempre un habitual, pero este año se han plasmado por escrito y el presidente de la JCF, el concejal de Compromís Pere Fuset, las ha hecho públicas.

La vicepresidenta del Consell y titular de Igualdad, Mónica Oltra, también se ha pronunciado al respecto: “Es una norma incompatible con los tiempos que corren, con una democracia que debe garantizar la relación igualitaria entre hombres y mujeres”. Preguntada por las declaraciones del secretario de la Junta - “las normas son para proteger a la chica”-  Oltra ha ironizado con que la ropa “en general, protege del frío” y ha insistido en que “lo que protege a las mujeres es la libertad y es que podamos ir vestidas como nos dé la gana sin que pueda tener más consecuencias que las de poder constiparse”.

La titular de igualdad ha anunciado que, si bien las actuaciones respecto a este comportamiento “intolerable” no son competencia del Ejecutivo, actuará el Institut de la Dona y se exigirá al Ayuntamiento que haga lo propio, ya que no parece muy acorde a la ley.

Según fuentes del Gobierno, el objetivo de hacer pública esta medida era evidenciar el machismo que aún persiste en muchas instituciones para concienciar a la población y buscar apoyo para cambiar el reglamento.

Pere Fuset, del mismo partido que Oltra, presidente de esta Junta -le corresponde como concejal de Cultura Festiva- ha explicado que estas normas llevan vigentes durante más de 20 años aunque “se habían mantenido siempre en la opacidad guardadas en un cajón”. Por ello, plantea crear una comisión, integrada por miembros del mundo fallero y ex falleras mayores y de sus cortes de honor, para adaptarlas al papel de la mujer del siglo XXI.

A última hora del viernes, la Junta Central Fallera ha enviado un comunicado en el que anuncia una revisión de los puntos referentes a la indumentaria.

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