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¿El balonmano se juega con las manos o con la cabeza?

El Mundial de Francia ha dejado patente la importancia de saber controlar las acciones.

Marco Chiazza

Si bien está reconocido que el sacrifico y el esfuerzo son valores indisociables del deporte, a menudo se tiende a reducirlo a una actividad que exige únicamente al físico. En los deportes colectivos, se asume que la humildad y el buen ambiente en un equipo acercan al camino de la victoria. Y poco a poco, se va instalando también la idea de que la psicología es fundamental en cualquier deporte, incluso más que el físico.

Sin embargo, entre todas estas calificaciones parece que no hay lugar para la inteligencia, una capacidad más atribuida, por ejemplo, a jugadores de ajedrez que a otros deportistas. Aun así, hay algunos deportes que reconocen abiertamente la necesidad que todos sus jugadores, además de talentosos, deben ser inteligentes.

El balonmano es uno de estos deportes. Ensombrecido por los fundamentos técnico-tácticos del baloncesto o por el sinfín de jugadas que un quaterback guarda en su pulsera, el balonmano está considerado como uno de los deportes colectivos más tácticos que existen y que más jugadas puede llegar a memorizar un deportista en su mente. Una mente privilegiada que está pensando los 60 minutos de partido como muy bien se demostró el pasado mes de enero con la disputa del Mundial de Francia.

El entrenador español Valero Rivera ilustró bien esta teoría cuando pronunció que “si sólo piensas en ganar, es más fácil que pierdas. Es mejor pensar cómo ganar”.  Es decir, que si piensas bien tienes más probabilidades de ganar. Sin embargo, la respuesta del seleccionador sueco Bengt Johansson, una figura de la década de los noventa, a la pregunta que le hizo el entrenador Xesco Espar sobre cuál era la clave de su éxito, explica todavía mejor la importancia de la táctica y la memoria en el balonmano: “Mi selección gana porque tenemos el doble de jugadas aprendidas, hasta 60, que el resto de los equipos que se enfrentan contra nosotros”, contestó.

El propio Xesco Espar, campeón de Europa entrenando al Barça en 2005, llevó a cabo un estudio y recuerda a eldiario.es su conclusión: “Los mejores equipos son los que tienen mejor colectividad, es decir, los que más trabajan la táctica”.

Tácticas ineficaces

Tácticas ineficacesEl exseleccionador español Manolo Cadenas, subcampeón de Europa en 2016, explica a este diario que tras perder a sus mejores jugadores en su segundo año entrenando al Granollers se frustró al ver que sus nuevos deportistas no asimilaban bien las jugadas. “Al ver que no respondían, llamé a Viran Morros, jugador del Barça también en aquel entonces, para preguntarle qué hacían sus entrenadores para que asimilasen las tácticas. Al final, entendí que solo los talentosos tienen la capacidad mental que les permite entender y aplicar las variantes tácticas”, recuerda.

Ya en el conjunto del Ademar a Manolo Cadenas le ocurrió algo parecido. “Perdí a jugadores importantes de un año para el otro y lo compensé ideando una táctica mucho más sofisticada”, reconoce. Una táctica que de poco le sirvió, pues “hasta que no fichamos a Christian Kelling, un jugador excepcional, no empezamos a jugar bien”. La sofisticación táctica, unida al talento del nuevo crack, resultó entonces tan eficaz que se acabaron proclamando campeones de la Copa del Rey en 2002.

Si la táctica es tan importante en el balonmano es porque, según Xesco Espar, “se pueden preparar más jugadas porque se entrena más veces por semana que en otros deportes. Además, al controlar el balón con la mano, no hay riesgo de perderlo en el medio del campo, por lo que transcurres la mayor parte del tiempo defendiendo o atacando, y eso, requiere estructurar mucho más cada acción”, razona.

El actual mister del Barça, Xavi Pascual, es un entrenador que para el extremo azulgrana Aitor Ariño, “prepara muchas jugadas de iniciación distintas, pero da libertad a la hora de desarrollarlas”. Por otro lado, Ariño declara a eldiario.es que “son tantas iniciaciones que, a veces, hay jugadas que salen mal porque a alguien se le olvida cómo debe moverse o qué tiene que hacer”.

El talento individual

El talento individualFinalmente, la clave a la que llega la mayoría de entrenadores de balonmano la facilita quien fuera campeón del mundo con España en 2005, Juan Carlos Pastor, cuando asegura que “lo ideal es permitir la libertad dentro de un orden, y no al revés”. Una libertad de la que, para ganar, tiene que surgir el talento individual de los jugadores. Y un orden establecido mediante una compleja y elaborada táctica que, a su vez, requiere inteligencia para memorizar, automatizar y aplicar todos sus procedimientos a las acciones del juego.

El propio Juan Carlos Pastor, al que Manolo Cadenas considera “el entrenador más táctico del mundo”, es quien se pasa hasta una hora con papel y bolígrafo visionando vídeos. “En mis equipos todos los jugadores deben llevar un cuaderno con las jugadas anotadas”, afirma Juan Carlos Pastor a eldiario.es. De hecho, no es raro encontrarse a sus jugadores en el vestuario echando mano de su cuaderno antes de un partido. A pesar de que antes, durante la semana, ya han visto hasta tres vídeos de una hora. “Sé que una hora es demasiado, pero yo quiero que mis jugadores sean grandes analíticos”, presume el técnico.

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