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Los problemas de Yolanda

Yolanda Perea y Diana Arango posan en la puerta de la tienda de comercio justo de Intermón Oxfam. S. H.

Susana Hidalgo

Yolanda Perea fue violada en su país, Colombia, cuando tenía 11 años por “un actor armado”, como ella define al hombre que la atacó en la aldea donde vivía. Yolanda se quedó embarazada, pero el hombre que la violó y otros fueron a buscarla, le dieron una paliza y de los golpes que recibió en la tripa perdió el bebé. La madre de Yolanda pidió justicia por lo ocurrido y la asesinaron, al igual que a otros familiares. Ahora, muchos años después, esta mujer afrocolombiana cuenta el suceso que marcó su vida y que la convirtió en una activista de los derechos humanos. Ella se ofrece a contar el relato, en un tono sereno, y con el tiempo y la distancia habla de aquello como “problemas” y “dificultades” que la empujaron a coger fuerzas “para comenzar con la lucha”.

Yolanda Perea y Diana Arango, otra activista colombiana, están estos días de visita en España para visibilizar el problema de la violencia sexual en Colombia como arma de guerra. Una encuesta de Intermón Oxfam, ONG que ha traído a España a estas dos mujeres, señala que entre los años 2001 y 2009 unas 490.000 mujeres fueron víctimas de algún tipo de violencia sexual en zonas donde hubo conflicto armado. De ellas, 94.565 fueron víctimas de violación, 27.058 de aborto forzado, 7.754 de prostitución forzada y 175.873 de acoso sexual, entre otros crímenes. La práctica totalidad de los mismos quedaron en la impunidad.

“Las mujeres no se atreven a denunciar, se sienten culpables y la policía, la fiscalía, en los hospitales, las hacen sentir más culpables”, critica Yolanda. “Es cierto que en los últimos cuatro años han aumentado las denuncias, pero sigue habiendo muchos miedos porque las víctimas viven en el entorno del conflicto armado, los agresores son sus parientes, sus vecinos, las controlan”, continúa Diana. La mayoría de estas violaciones se dan en el entorno rural y a veces son las propias familias las que entregan a sus hijas menores de edad a los líderes para que se conviertan en sus “esposas”.

Estas dos activistas instan a las mujeres a que denuncien. Pero, ¿qué ocurre una vez que han denunciado? ¿Reciben protección, tienen un futuro? Las dos lo niegan, conscientes además de que las ONGs tienen poquísimos recursos y el Estado ha dado la espalda al problema. “El Gobierno colombiano ha abandonado a las víctimas de violencia sexual, no tiene dinero presupuestado para ellas, ni ayuda, ni las ha metido en ningún plan de salud”, critican.

La campaña “Violaciones y Otras Violencias: Saquen Mi Cuerpo de la Guerra” de Intermón y en la que ambas participan, engloba a diez organizaciones de derechos humanos y de mujeres en Colombia, y busca reducir los niveles de estos crímenes sexuales. Yolanda y Dianan recuerdan además que su implicación en la causa está teniendo también consecuencias en su vida personal. Ambas han sufrido amenazas graves y chantajes por ejercer una profesión de alto riesgo.

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