El Gobierno de Malta pone problemas al barco español de rescate Open Arms para repostar en puerto
El barco de Proactiva Open Arms tuvo que contratar este sábado los servicios de un buque portacargas para trasladar todos los suministros y gasolina desde la costa de Malta, así como a la parte de la tripulación que esperaba en tierra.
Las autoridades maltesas negaron a última hora y “de forma puntual” la autorización al Open Arms para acceder a sus puertos durante este sábado, aunque el barco de la ONG tan solo necesitaba efectuar una parada técnica para continuar su trayecto. Este domingo, los Estados miembros de la UE se reúnen para debatir nuevas políticas de inmigración y asilo.
El Open Arms no llevaba ni un refugiado a bordo, pero requería gasolina, suministros y recoger a parte de la tripulación para zarpar en la búsqueda de vidas en peligro. La restricción duraría solo 24 horas, pero no esperaron. “Mientras estamos parados, puede estar muriendo gente”, decían algunos miembros de la ONG mientras se estrujaban los sesos para buscar una solución. La han encontrado. El buque catalán ya se dirige a la zona de rescate, donde hay al menos cuatro embarcaciones avistadas con cerca de 550 personas a bordo. El plan iba a ser diferente.
El Open Arms tenía prevista su llegada al puerto de Malta a las 12:30 horas. Allí le esperaba una parte de su tripulación y el equipo que gestiona desde tierra la misión de rescate, que iban a realizar las últimas compras de suministros. Una vez recargada la gasolina, el buque de la ONG partiría “lo antes posible” hacia la zona SAR (búsqueda y rescate). Pero no pudo atracar en la isla. El Gobierno de Malta retiró la autorización de llegar a su territorio, aunque advirtió que no era una decisión “definitiva”, sino que se trataba de algo “puntual”, explican desde Pro Activa Open Arms. Las autoridades de la isla ofrecieron su “apoyo y ayuda” a la tripulación, en caso de que necesitasen algún agua o comida de forma urgente, pero no fue necesario. El buque catalán permaneció cerca de 12 horas a 12 millas de la costa, para respetar la decisión de no entrar en aguas maltesas.
Del mismo modo, el Ejecutivo maltés impidió el acceso al barco de la ONG Life Line, con más de 200 personas rescatadas. La restricción de entrada a Malta se produjo horas antes de la cumbre informal de jefes de Estado de la Unión Europea, en la que discutirán sobre el papel de los buques de rescate de refugiados y los desembarcos de las personas salvadas. Si las ONG de salvamento siempre son incómodas, este fin de semana lo eran más. Una vez que la tripulación a bordo del Open Arms confirmó las dificultades para repostar en Malta este sábado, los miembros de la ONG se pusieron manos a la obra. Crearían un plan B. “No podemos estar 24 horas más aquí”, decía con inquietud Oscar Camps, presidente de la organización.
La activista encargada de logística de la organización en la isla permanecía clavada a su teléfono en busca de una fórmula para repostar y trasladar al barco todas las medicinas, mantas, comida y demás de materiales humanitarios requeridos. Buscaban la manera de salir de la isla, de no quedarse más tiempo en tierra, con la mente clavada en las vidas que podrían estar en peligro en el mar. “Confirmado. Hacemos transfer”, señalaron desde la ONG. La organización, que no quería esperar ni un solo día más para zarpar a la zona de rescate, o los servicios de un buque portamercancías para trasladar a la tripulación en tierra y los suministros necesarios. Tendrá que repostar gasolina en alta mar. Una vez tomada la decisión, los voluntarios y miembros de Open Arms se desplazaron al puerto, donde, organizados en una cadena humana con la ayuda de voluntarios de la organización de rescate See Wacth, depositaron todo el material en la embarcación Cerca de 50 bolsas cargadas de las mantas que tantas veces han cubierto a las miles de personas una vez rescatadas en alta mar. Sacos llenos de medicinas, vendajes, suero. Un desfibrilador. Alimentos congelados y algunas botellas de agua. Una veintena de garrafas de gasolina.
Con todo a bordo, el buque portamercancías, a pesar de los impedimentos iniciales, partió al encuentro del Open Arms. Tras casi tres horas de recorrido, el Open Arms apareció en el horizonte. Su tripulación estaba preparada para recoger las bolsadas de material que cargaba, así a los miembros de la ONG y periodistas que esperábamos su llegada a Malta. Las lanchas de la organización realizaron un total de tres viajes hasta dar por finalizado la transferencia. El recorrido del buque de mercancías no era solo ida. También debía llevar a puerto a los dos miembros de la ONG que daban por finalizada su misión en este punto, tras zarpar del puerto de Valencia este miércoles.
Marc, el capitán, y Víctor, el cocinero se despedían de sus compañeros, se abrazaban, se deseaban suerte en una misión que se antoja complicada. “La vida pirata es la vida mejor”, empezó a entonar uno de los voluntarios. Uno tras otro, dedicaron la mítica canción, versionada para la ocasión a quienes decían adiós. Víctor, el cocinero vasco que tanto había cuidado y alimentado, a la tripulación durante una semana de misión accidentada, no podía evitar las lágrimas. Ahora empezaba realmente el trabajo de sus compañeros. “Venga, ahora empezamos a trabajar”, dijo uno de ellos antes de ponerse a medianoche colocar el material con una rapidez asombrosa. “¡Nos dirigimos hacia la zona SAR”, anunciaron desde la cabina. Horas después, el Open Arms ha recibido el aviso de Roma de la detección de cuatro barcas en riesgo al norte de libia, en aguas internacionales. La tripulación del Open Arms no ha tardado en decidir que va para allá. Al lugar donde pueden hacer lo que de verdad saben: salvar vidas.
20:58 h, 4 de julio de 2018
20:20 h, 4 de julio de 2018
“En el mar no hay inmigrantes, hay navegantes y náufragos, y nosotros salvamos vidas en peligro”. Pocas horas después de la llegada del Open Arms a Barcelona con 60 rescatados a bordo, el director de la ONG que lo opera, Óscar Camps, ha cargado con dureza contra los gobiernos como el de Italia o Malta, que niegan el puerto a los buques de salvamento en el mar Mediterráneo.
“¿Quién hace cumplir la ley a los países que actúan como porteros de discoteca?”, ha reclamado en una rueda de prensa con autoridades como la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, o el secretario de Inmigración de la Generalitat, Oriol Amorós.
18:25 h, 4 de julio de 2018
Dos escaladores, activistas de la organización Proactiva Open Arms, han colocado este miércoles un chaleco salvavidas gigante en la estatua de Cristóbal Colón en Barcelona, coincidiendo con la llegada al puerto del barco Open Arms con 60 personas rescatadas a bordo.
Los dos escaladores han colocado el chaleco, de color naranja y con las letras Open Arms escritas en negro, en el brazo extendido del emblemático monumento barcelonés, de 60 metros de altura, ante la expectación de los numerosos turistas que transitan por la zona.
15:03 h, 4 de julio de 2018
Las 60 personas que el barco Open Arms rescató en el Mediterráneo, y que se encuentran ya en el Puerto de Barcelona, contarán finalmente con 30 días de permiso de estancia legal para tramitar los papeles de Extranjería que quieran, como puede ser la solicitud de asilo, según han explicado fuentes de la Delegación del Gobierno en Barcelona a eldiario.es.
En un principio tanto la Generalitat como el Ayuntamiento de Barcelona informaron que serían 45 los días concedidos, como sucedió con los 630 rescatados por el buque Aquarius. Fue lo que también la tripulación explicó a los migrantes a bordo. Pero la Delegación del Gobierno asegura que con un mes “será suficiente”, dice, para las 60 personas del Open Arms. Estas mismas fuentes añaden que este margen de tiempo será flexible si es necesario, por lo que se podría alargar algunos días más.
Así, los 60 recién llegados tendrán un mes para descansar de la travesía, recuperarse y realizar los trámites de Extranjería o Asilo, en función de sus circunstancias particulares sin el miedo a que se ponga en marcha su expulsión, como sucede con las entradas irregulares a las costas españolas. Serán informados de ello en el operativo que les espera en el puerto. La medida viene contemplada en la ley de Extranjería para “casos excepcionales”.
14:17 h, 4 de julio de 2018
Tras el reconocimiento médico de los equipos de Sanidad Exterior, los rescatados por el Open Arms han comenzado a descender. Abajo les han esperado los miembros de Cruz Roja, que les están proporcionando una primera asistencia en puerto.
El primero en bajar ha sido el pequeño Khingsley, de nueve años, al que le ha seguido su familia. El menor se ha emocionado al despedirse de la tripulación. A continuación, han salido las mujeres, los menores no acompañados y los hombres solos. Mientras, a bordo, continuaban los abrazos de despedida con el equipo de la ONG.
Los médicos de Sanidad Exterior, dependiente del Ministerio de Sanidad, han ido avisando desde el barco a quienes esperan en el otro lado de la nacionalidad de cada una de las personas que han ido desembarcando y del idioma que hablan. Entre ellas están Elvis, de Burkina Faso, y Hussein, el “abuelo” de todos los rescatados. Sus compañeros que aún permanecían a bordo y la tripulación le han aplaudido al bajar. El hombre solo piensa en volver a ver a sus hijos, que viven en Alemania.
Mustafa, “el traductor” del Open Arms, ha sido otro de los rescatados que ha recibido una ovación a su llegada al puerto de Barcelona. El egipcio se ha ganado a toda la tripulación, que ha roto en aplausos para despedirse de él. A medida que nos aproximábamos a Barcelona, Mustafa confesaba emocionado no creerse aún que todo el sufrimiento de Libia haya terminado.
Sobre las 14:08 horas, bajaba el último de los hombres a bordo del barco. Ya están todos, por fin, en tierra firme después de cuatro días en el mar.
13:15 h, 4 de julio de 2018
Los recién llegados observan desde el Open Arms el puerto de Barcelona. Ahora, más tranquilos después de la euforia inicial, se encuentran reflexivos esperando el momento de desembarcar. Mustafa, de Egipto, está sentado mirando a un punto indefinido. Sus ojos se empañan. “No puedo describir lo que siento”.
Hussein, el mayor del grupo, pide que se acerque un miembro de la tripulación. “Por favor, llama a mi hijo cuando lleguemos. Dile que su padre ya está en Barcelona”, dice el hombre sirio. Se emociona. Sus compañeros corren a apoyarle y consolarle. Tras siete años atrapado en Libia, está a punto de pisar Barcelona.
12:19 h, 4 de julio de 2018
La ONG Proactiva Open Arms ha celebrado este martes que España haya autorizado al Puerto de Barcelona el atraco de su barco de salvamento con 60 migrantes, aunque añaden que esta no puede ser la solución. “No tenemos que estar tres días navegando, porque esto implica demasiados días de estas personas a bordo sin garantizar sus necesidades básicas”, ha expresado la jefa de Misión de la entidad, Anabel Montes.
En declaraciones a la prensa, que se ha empezado a concentrar a unos 100 metros de la terminal C a la que llega la embarcación, Montes ha insistido que las ONG que trabajan en los rescates en el Mediterráneo deberían poder dirigirse a los puertos más cercanos, en Malta o Italia. La negativa de estos países les obliga a hacer más días de travesía para llegar a España, en este caso. “Podría pasar que la salud de la gente a bordo empeore de repente”, alerta Montes.
12:11 h, 4 de julio de 2018
11:34 h, 4 de julio de 2018
Hoy han amanecido inquietos, nerviosos, pendientes del horizonte más de lo habitual. Queda poco para llegar y se nota.
Las primeras señales de la proximidad de Barcelona, el primer rastro de Europa en el horizonte ha roto de emoción a Khondher, de Bangladesh. El joven de 24 años ha comenzado a llorar cuando ha empezado a creerse que sí, que está a punto de pisar suelo europeo. “El calabozo se acabó, el pasado se queda atrás. Ahora empieza una nueva vida”, ha dicho entre lágrimas.
Elvis acaba de ver a lo lejos la ciudad condal. Está eufórico. “Estoy muy feliz. Me siento libre. Siento muchas cosas diferentes, una gran satisfacción. Pero, sobre todo, siento libertad”, dice Elvis, de Burkina Faso mientras se aproxima a Barcelona.
Ya tienen todo preparado. Lo poco que llevan consigo, lo poco que les ha quedado en su duro periplo migratorio ya está empaquetado y listo para su llegada a España.
18:36 h, 3 de julio de 2018
La tragedia ha vuelto a golpear, una vez más, las aguas del Mediterráneo. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha informado este martes de que al menos 114 personas murieron el pasado domingo 1 de julio tras el naufragio de su patera frente a las costas de Al Khums, al este de Trípoli, según los supervivientes. Un total de 91 hombres, 20 mujeres y 2 niños desaparecieron tras el hundimiento del bote en el que intentaban llegar a las costas europeas.
El nuevo naufragio se produjo después de que el pasado viernes, según ha detallado el organismo en una nota de prensa, al menos 104 personas, entre ellas tres bebés, perdieran la vida en su intento de cruzar el Mediterráneo central. M ientras, el único barco especializado en la zona, el Open Arms, fue ignorado por las autoridades libias e italianas en las labores de rescate, tal y como contó eldiario.es a bordo de la embarcación.
15:16 h, 3 de julio de 2018
Algunos de los migrantes a bordo del Open Arms pudieron comunicar ayer a sus familias por teléfono que estaban bien y que se dirigían a Barcelona. Algunos tienen familiares en países europeos como Alemania.
14:43 h, 3 de julio de 2018
Mientras la mayoría de sus compañeros bailan en el Open Arms, Tagnabou Elvis permanece sentado en silencio ajeno a la fiesta improvisada a escasos metros. No quiere unirse al resto, insiste. Sus dolores en el hombro y la cabeza dificultan que su mente se despida del todo de Libia, pero tiene una pregunta. “Cuando lleguemos a España, ¿cuándo y cómo puedo aprender a hablar vuestra lengua?”.
El joven de Burkina Faso acaba de conocer la noticia.El Gobierno español ha concedido a los 60 rescatados del Open Arms un permiso de residencia legal de 45días, el mismo que otorgó a los migrantes del Aquarius. Hoy respira más tranquilo que ayer. Elvis ahora no piensa en qué pasará tras ese periodo de tiempo. Solo parece centrarse en empezar cuánto antes en el lugar que cree que está dispuesto a acogerle.
12:41 h, 3 de julio de 2018
Hoy nos hemos despertado con el mar bastante revuelto. La escasez de combustible y el oleaje mueven el barco de forma notable. Varias personas rescatadas se encuentran mareadas y presentan cuadros de vómitos. Saben que solo queda un día para llegar a Barcelona y eso les anima. En unas 10 horas pasaremos por las Islas Baleares.
15:03 h, 2 de julio de 2018
Zatadina ha visitado la proa del Open Arms por primera vez. Ha estallado de felicidad. “Aquí estoy feliz. Nos alejamos de Libia. Ahora mi mente está relajada”, nos cuenta eufórica la mujer eritrea de 20 años.
Ya es la hora de la comida en el Open Arms. Mientras, los rescatados charlan con los eurodiputados y las dos periodistas que viajan en el Astral. Han venido unas horas de visita.
12:48 h, 2 de julio de 2018
Los voluntarios del Open Arms ya han comenzado a repartir el desayuno. Algunos de los rescatados les ayudan a distribuirlo: un vaso de té y varios bizcochos. Los recién llegados esperan en fila como les ha pedido el equipo de la ONG. El pequeño Kisley, de 9 años, ha pegado un salto para intentar ser el primero de la cola.
12:36 h, 2 de julio de 2018
Estamos acercándonos a la isla de Cerdeña. Los rescatados nos cuentan que han dormido bien, aunque han pasado un poco de frío. Anoche pasamos por una zona de corrientes. Algunas de las personas rescatadas se marearon y vomitaron. Hoy están mejor.
Hussein (Siria), el mayor del grupo, ha amanecido un poco resfriado. Sus compañeros lo acompañan. “Es nuestro tío”, dicen sus amigos egipcios. Algunos han convivido juntos durante su último cautiverio en Libia. Es emocionante ver el cariño con el que se cuidan.
12:20 h, 2 de julio de 2018
Ahmed se había dado una última oportunidad. Cuando le preguntaron si quería un chaleco salvavidas para atravesar el Mediterráneo, no lo pensó. El egipcio dijo que no. Tres intentos eran suficientes: “Es como estar en medio del agua y no tener fuerzas para seguir nadando. Prefieres dejarte ir”. Si no llegaba a Europa, no quería salvarse, no quería volver a Libia. Esta sería la definitiva. No podía más.
“O llegaba a Europa, o me tiraba al mar. Yo no podía más”, sentencia Ahmed (nombre ficticio por razones de seguridad) mientras observa el atardecer desde la proa del Open Arms. Aquí dice sentir la libertad pero reconoce temer perderla a su llegada a España: “¿Los egipcios tendremos problemas con los papeles?”, cuestiona a los voluntarios del Open Arms.
18:43 h, 1 de julio de 2018
Mientras el Open Arms se dirige a territorio español, patrulleras libias han interceptado en aguas del Mediterráneo a 115 personas que trataban de llegar a Europa en una embarcación precaria salida desde playas libias, ha informado hoy a Efe el portavoz de la Guardia Costera local, general de brigada Ayub Qasem.
Según el oficial, la embarcación fue detectada anoche frente a la costa de la ciudad de Sarman, al oeste de Trípoli. “Casi todos procedían de países del África Subsahariana. Todos fueron llevados a una base naval cerca de Trípoli desde la que se les traslado a centros de acogida”, ha detallado Ayub.
15:40 h, 1 de julio de 2018
14:29 h, 1 de julio de 2018
Las 60 personas rescatadas del Open Arms han pasado la primera noche en el barco español. Están tranquilas y han amanecido con un poco de música a bordo. La tripulación ha reunido a todos en la popa para explicarles las normas a bordo:
- No derrochar el agua potable, que somos muchos y quedan tres días de viaje
- No tirar cosas por la borda
- No fumar en lugares específicos
- Guardar los vasos y platos que les son entregados para reutilizarlos.
Todo ha sido explicado en varios idiomas. “Muchas gracias y buen viaje”, ha terminado el jefe de misión del Open Arms. Quienes llegarán a Barcelona el próximo miércoles han dado por finalizado la reunión con un fuerte aplauso.