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100 personas mueren en un naufragio en el Mediterráneo después de que Italia no avisase al barco de rescate Open Arms

La tripulación del Open Arms recibió esta mañana el aviso de una embarcación en riesgo.

Gabriela Sánchez

A bordo del Open Arms —

El Open Arms amanecía con el aviso de un avión militar europeo a la supuesta “guardia costera libia”. La tripulación de la ONG escuchó la comunicación a través del canal 16 de la emisora de radio. Una balsa en peligro había sido avistada en la zona de Al-Khums, cerca de la costa de Trípoli. 150 personas en peligro. Viajaban sin chalecos.

“9:00h. Posible 'target' comunicado por un posible avión militar. 9:10. Posible comunicación a patrullera libia de la ubicación del target”. Las notas escritas por el capitán, Marco Martínez Esteban, dan cuenta de los avisos no oficiales escuchados a través de la emisora.

La posición indicada por el avión militar se encontraba a 80 millas del Open Arms y aún no habían recibido una comunicación oficial del Centro de coordinación de salvamento de Roma. Las palabras y el rostro del capitán poco después transmitían su impotencia. “Está muy lejos y han avisado a los libios. Nosotros estamos con el diésel al límite... No podemos acelerar para llegar a tiempo”, dijo Martínez Esteban a eldiario.es mientras volvía a observar con rabia la ubicación de la patera en riesgo. “Están sin chalecos”, añadió el responsable del buque con frustración, como si temiese el fatal desenlace que acabaría por llegar.

A las 10:30 horas aproximadamente, una hora después del primera alerta informal, llegó el comunicado oficial. El Open Arms recibió el Mayday desde el centro de coordinación de salvamento de Malta. “Una balsa en peligro con unas 100 personas a bordo. Los barcos en el área enviad posiciones y asistid si es necesario”, indicaban

A pesar de la escasez de combustible del Open Arms, el jefe de misión llamó al centro de coordinación de Roma. “Hemos recibido la alerta. Esta es nuestra posición. ¿Necesitáis que vayamos?”, preguntó Guillermo Cañardo al personal de salvamento marítimo de Roma.

“Nada. Lo que imaginábamos. Ya es tarde. Ya están ahí los libios, los han recogido”, indicó a este medio el jefe de misión del Open Arms tras colgar el teléfono. Su combustible está al límite para realizar el camino de vuelta al puerto español en el que tendrán que desembarcar ante las trabas de Malta e Italia, pero si hubiesen sido avisados se habrían desplazado a la zona.

El único barco de rescate especializado y con médicos a bordo no ha recibido más avisos de embarcaciones en riesgo, oficiales ni informales. Horas después, las autoridades libias han informado de la muerte de al menos 100 personas cerca de Tripoli después del hundimiento de la barca en la que intentaban llegar a la Unión Europea, según han indicado los supervivientes a los “guardacostas libios”. Se han recuperado los cuerpos sin vida de tres bebés fallecidos y solo han recogido con vida a 16 personas. Han sido devueltas a Al-Hmidiya, Libia, a pesar de escapar de las vulneraciones de derechos humanos sufridas por la población migrante en el país vecino.

Además, las autoridades han informado de que han interceptado a 200 migrantes de otras dos pateras al este de Trípoli, de acuerdo con Reuters.

Se desconoce si las personas fallecidas viajaban en la balsa en peligro de la que el Open Arms recibió el aviso oficial una hora y media más tarde o en las otras dos interceptadas por las autoridades libias.

“Nos tienen que avisar. Esto es ilegal. Priorizan la cárcel, los supuestos intereses de Europa sobre la vida de las personas”, sentencia Cañardo, el jefe de misión.

Sin contar con estas últimas muertes en el mar, casi 1.000 personas han fallecido en su intento de alcanzar las costas europeas en lo que va de año, según el recuento de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Las organizaciones especializadas y organismos como Acnur han reclamado en reiteradas ocasiones la puesta en marcha de vías legales y seguras de acceso a territorio europeo para que estas personas no tengan que jugarse la vida en el mar.

“Se apoya a los libios para que hagan de carceleros”

Mientras tanto, en Bruselas, los líderes han mencionado la “trágica pérdida de vidas” solo para recalcar la necesidad “eliminar los incentivos que empujan a las personas a embarcarse en travesías peligrosas”. ¿El contexto? Pedir “un nuevo planteamiento”, que se estudien “con prontitud” la construcción de plataformas de desembarque en países terceros. Ni una palabra sobre una posible misión de rescate europea con mandato humanitario y no solo de vigilancia de fronteras, como llevan años pidiendo las ONG especializadas.

Desde los despachos europeos, donde parecen no escuchar los abusos documentados de los que huyen los migrantes tras pasar por Libia, insisten en un mensaje de ataque contra las escasas ONG que se esfuerzan por continuar en el Mediterráneo. Contra los barcos de rescate especializados que siguen en busca de vidas en riesgo a pesar de los obstáculos, cada vez mayores.

Las presiones de Italia han surtido efecto. No ha habido palabras de apoyo del Consejo Europeo, solo un cuestionamiento, una vez más, de su labor humanitaria. “Todos los buques que operan en el Mediterráneo deben respetar la legislación aplicable y no pueden obstaculizar las operaciones de la guardia costera de Libia”, han indicado en sus conclusiones.

Además, se han comprometido a intensificar el apoyo técnico y financiero que prestan a los agentes libios. Los mismos que este viernes no han avisado de barcas en peligro en el mar. Los mismos que tantas veces han disparado al aire en operaciones de salvamento de barcos de ONG, o aquellos de los que se han documentado malas prácticas y agresiones en los rescates.

Los países europeos respaldan así la actitud de Italia, que ha cedido el control de los rescates a Libia, a pesar de los numerosas violaciones de derechos humanos que acumulan los agentes que patrullan las aguas fronterizas y de que el país vecino, tal y como ha concluido la propia justicia italiana, no es un puerto seguro. Así lo demuestran los constantes abusos sobre la población migrante que son denunciados por quienes sí logran llegar a suelo europeo.

“Se pone de manifiesto lo que estábamos denunciando. Se está empoderando a un grupo armado de un país sin Estado, Libia, para que hagan de carceleros de Europa. Para que deporten a las personas que huyen de libia donde van a ser detenidos mujeres, hombres y niños en lugares que no garantizan los derechos fundamentales”, denuncia el presidente de Proactiva Open Arms desde el barco de rescate, el único medicalizado en la zona SAR, que ha sido ignorado por las autoridades libias e italianas en las labores de rescate.

“Han decidido no tener en cuenta a las organizaciones por su capacidad de denuncia porque las devoluciones a Libia están incumpliendo la legislación internacional”, sostiene Camps. “El hecho de tener un barco medicalizado en zona SAR y no dejarles socorrer es omisión de socorro forzado”, concluye Camps desde el puente del Open Arms, donde su tripulación continúa, pesa a todo, con los prismáticos fijados en las mismas aguas internacionales de las que la UE intenta alejarles.

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