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España e Italia buscan el desbloqueo del pacto migratorio con los líderes de la UE tras la crisis de Ceuta

Un marroquí menor de edad observa este jueves Ceuta, al fondo, y en primer término la barrera establecida por las autoridades marroquíes para impedir el acceso de personas y vehículos civiles a la carretera marítima que une Fnidq (Castillejos) con Ceuta.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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España e Italia buscan el desbloqueo del pacto migratorio con los líderes de la Unión Europea tras la crisis de Ceuta. Tanto Mario Draghi como Pedro Sánchez hablarán del asunto este lunes por la noche en la cena del Consejo Europeo en Bruselas.

“España no está sola”: es el mensaje que ha mandado este viernes el jefe de la diplomacia Europea, Josep Borrell. “No podremos proteger el estilo de vida europeo sin proteger las fronteras de la UE”, ha dicho el vicepresidente de la Comisión Europea Margaritis Schinas: “No aceptaremos estas instrumentalizaciones. Se darán cuenta de su interés en trabajar con Europa. Podemos movilizar muchos recursos: inversiones, preferencias comerciales, visados, becas Erasmus...”

Recursos

Borrell insistía en la necesidad de recursos: “Controlar la frontera tiene un coste, significa movilizar a efectivos humanos y materiales. Necesitas recursos y ayudamos a Marruecos como ayudamos a Turquía y otros países a ejercer este control. Después están todas las políticas de cooperación. Marruecos en los últimos siete años debe haber recibido más de 15.000 millones de euros en ayudas de cooperación. La migración tiene que ser un proceso regulado y ordenado. Tiene que formar parte de nuestras relaciones bilaterales, que incluyen muchos temas, como la ayuda, la cooperación, y hay que hacer un paquete”.

No sólo la UE ha transferido 15.000 millones en los últimos siete años, sino que en los nuevos presupuestos de la UE para 2021-2027 hay un Instrumento de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional (NDICI, en sus siglas en inglés) de 79.500 millones, una buena parte de los cuales se destinará a los países vecinos, entre los que se encuentra Marruecos. El instrumento, además, cuenta con una reserva adicional de flexibilidad por valor de 9.534 millones para “situaciones de crisis o presión migratoria”.

Bruselas coloca en el centro de la conversación con Marruecos el dinero que hay en juego, en una forma de presionar por la vía económica. Pero, por mucho que insistan en que las fronteras de Ceuta son las de la UE, lo cierto es que la ausencia de una política migratoria común dificulta que ese mantra se llene de contenido.

No obstante, la portavoz de Exteriores de la Comisión Europea, Nabila Massrali, ha asegurado este viernes que el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, no ha discutido expresamente el asunto económico en sus contactos con las autoridades marroquíes.

En los tres últimos años, Bruselas ha destinado a Marruecos cerca de 250 millones de euros en distintas partidas y programas para la gestión migratoria. “La idea es discutir la asociación entre la UE y Marruecos y por el momento vemos que la situación en Ceuta se está gestionando”, ha señalado la portavoz sobre los últimos contactos de la UE.

Después del fracaso del Convenio de Dublín, la Comisión Europea puso sobre la mesa un pacto migratorio en septiembre de 2020, criticado por España, Italia, Grecia y Malta por su “falta de equilibrio entre solidaridad y responsabilidad”, en tanto que no prevé redistribución de migrantes sino patrocinar deportaciones por aquellos países que no quieren acogerlos, entre ellos Hungría, Polonia y Austria, por ejemplo.

Por su parte, los países del sur añadían en una carta a los líderes de las instituciones comunitarias: “Los desequilibrios que vemos en los elementos propuestos de solidaridad y responsabilidad deben abordarse para dejar muy claro que el reparto equitativo de la carga es un factor esencial para una política de migración y asilo verdaderamente europea, sostenible y aceptable para todos los Estados miembros. Creemos que las normas de solidaridad y el compromiso de todos los Estados miembros deben definirse claramente. Los Estados miembros de primera línea no pueden afrontar la presión migratoria sobre toda la Unión Europea. Debemos encontrar soluciones viables y coordinadas a nuestros desafíos comunes”.

Desde entonces, las negociaciones no han logrado grandes avances, y este expediente sigue bloqueado en Bruselas, lo cual no ha sido óbice para que la Comisión Europea lanzara hace unas semanas su estrategia de deportaciones “voluntarias” y “patrocinadas” de migrantes, que persigue agilizar las devoluciones a los países de origen de las personas “sin derecho a estar en la UE” dando más poder a la agencia de fronteras de la UE, Frontex, acosada por los escándalos.

“El pacto se basa en un componente importante destinado a proteger las fronteras exteriores de la UE y limitar las llegadas”, decía recientemente Schinas en Le Figaro.“Frontex tiene un presupuesto de 6.000 millones de euros, frente a los 2.000 millones de antes, se equipará con barcos y helicópteros, y empleará en 2027 a unos 10.000 guardacostas, uniformados y armados. La UE debe ayudar a estos países a mejorar la vida de sus habitantes para que se queden en su lugar en lugar de ponerse en riesgo mediante el uso de contrabandistas. Estas asociaciones también deberían llevar a estos países a cooperar más en los campos de los retornos y readmisiones”.

Este lunes, en la cena de los líderes de la UE en Bruselas, se hablará de migración. “El asunto ha sido discutido por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el presidente español, Pedro Sánchez, durante la semana tras la crisis de Ceuta”, ha explicado una fuente comunitaria. “Y en el marco de la discusión, también esperamos que algunos de los Estados miembros afectados por los flujos migratorios saquen el tema. Pero ha habido contactos, muchos contactos durante la semana”.

“Draghi sacará el tema de la migración el lunes por la noche”, explica otra fuente diplomática. “El asunto es cómo trabajar para tener un buen paquete migratorio a nivel europeo, y buscar la forma de aterrizarlo todo antes de una discusión con líderes. El tema es muy emocional para algunos Estados miembros. La idea sería no abrir un debate sin límites, sino dar un impulso político, intentar trabajarlo”.

Fuentes españolas aseguran que “la reacción de las instituciones ha sido magnífica, el mensaje ha quedado muy claro”. “No creo que haga falta nada más. Hay que ser estratégico, pensar en el largo. El relajamiento de la situación actual sobre el terreno en contraste con el mediterráneo oriental ha demostrado que el trabajo con Marruecos ha sido muy eficaz. Ha habido una demostración de que nuestro modelo ha funcionado y funciona mejor que otros, que pasa por el respeto a nuestros vecinos, aunque a veces hagan cosas que no nos gusten. No hace falta una dinámica más estentórea, sino más sutil, que es más eficaz”, dice la fuente española.

En este sentido, España entiende que la posición italiana “en parte” es compartida: “Italia quiere redistribución, pero eso ahora no va a volar a nivel europeo y no creo que sea el debate que vaya a triunfar en la semana que viene. Nosotros sabemos cómo ir avanzando en los dosieres. Lo que queremos es un acuerdo equilibrado en todos sus términos. Y la propuesta del pacto migratorio de la Comisión no es equilibrada, tiene problemas de ejecución obvios con la esponsorización de los retornos y la gestión de las llegadas en centros controlados cuestiona temas de derechos y valores. Nuestra situación es distinta a los italianos, Marruecos no es Libia. Necesitamos partenariados sólidos con terceros países”.

España, además, señala que no se pueden hacer paralelismos entre el Mediterráneo oriental y el occidental: “Los problemas políticos de las cuestiones relativas a Turquía no existen de la misma forma en el Mediterráneo oriental. Otra cosa es el problema concreto que se ha producido esta semana. La clave está en el equilibrio de lo que se le puede exigir al Estado de primera llegada, cuál es la obligación que podemos marcarnos en Europa para los países que están en la primera fila, y qué es lo que podemos decir a aquellos Estados que están en esa presión. Ese problema común lo tenemos que resolver de forma coherente, no igual ni homogénea”.

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