El Gobierno paralelo de Libia impide la entrada del comisario de Interior en pleno aumento de los flujos de migrantes
Crisis diplomática entre la UE y Libia a la que la Comisión Europea quiere restar relevancia ante la delicada situación en el país. El Gobierno paralelo del este del país evitó la entrada del comisario de Interior, Magnus Brunner, y le declaró 'persona non grata', cuando intentaba llegar a la ciudad de Bengasi, junto a los ministros de Italia, Malta y Grecia para abordar el aumento de salidas de migrantes hacia suelo europeo.
Las reuniones con el Gobierno reconocido de Libia tuvieron lugar el martes, incluido con el primer ministro. Sin embargo, las reuniones previstas en Bengasi no pudieron tener lugar debido a la negativa de las autoridades de esa parte del país. En la Comisión Europea hablar de un “asunto de protocolo”. Lo que sostiene el jefe del Gobierno del este de Libia, Osama Hamad, es que se violaron las normas diplomáticas porque la delegación de la UE no contaba con la pertinente autorización formal.
“Continuaremos nuestro compromiso con todos los actores implicados. Hoy, en Trípoli, un equipo de la Comisión Europea sigue celebrando consultas a nivel técnico. La Comisión Europea se ha comprometido a trabajar y cooperar con todos los actores clave en Libia para abordar los retos comunes, como la migración”, ha explicado un portavoz de la Comisión Europea, que ha definido la situación en el país como “crítica”.
Lo que no aclaran en Bruselas es si el comisario y los ministros tenían previsto reunirse con las autoridades del este del país, más allá de las policiales, cuyo Gobierno no cuenta con el reconocimiento de la UE.
“El compromiso político de la UE y de los Estados miembros es crucial, teniendo en cuenta las consecuencias geopolíticas para la UE. Nuestro compromiso con la migración en Libia forma parte de un compromiso más amplio de la UE en la región. Apoyamos el refuerzo de los controles fronterizos y la lucha contra el contrabando y la inmigración ilegal”, ha agregado ese portavoz sobre la política migratoria de la UE, que se basa fundamentalmente en regar de millones a terceros países para que eviten la salida de personas migrantes con destino al suelo comunitario.
Bruselas, de hecho, mira hacia otro lado ante las denuncias de malos tratos de las personas migrantes que países como Túnez envían a Libia, donde son comprados.
1