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THE GUARDIAN

Iasonas Apostolopoulos, activista: “Si criticas las devoluciones en caliente de migrantes, te consideran enemigo de Grecia”

Iasonas Apostolopoulos en uno de los barcos de la ONG MediterraneaRescue, en 2019.

Katy Fallon

Atenas (Grecia) —
7 de septiembre de 2022 22:27 h

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Antaño elogiado como un héroe griego, Iasonas Apostolopoulos ha visto ahora los efectos de estar en contra de las políticas de su Gobierno acerca de las devoluciones ilegales en sus fronteras. La oficina del primer ministro que lo ha acusado de “insultar a Grecia”. “Si amar a tu país significa aceptar la muerte de refugiados en las fronteras, entonces estoy orgulloso de ser un traidor”, dice. 

Este ingeniero civil, de 38 años, fue celebrado por sus esfuerzos en la búsqueda y rescate de refugiados en la costa de Grecia, pero el año pasado le negaron misteriosamente una medalla que debía entregarle la presidenta griega, y el portavoz del primer ministro lo acusó públicamente de insultar a su país, tras haber hablado de las devoluciones ilegales de personas que buscan asilo en las fronteras de Grecia. Apostolopoulos aprendió los pormenores de las tareas de búsqueda y rescate en Lesbos en 2015 gracias a los pescadores locales. Desde entonces, ha participado en numerosas misiones con organizaciones humanitarias para el rescate de refugiados en el Mediterráneo. 

En julio de 2021 le notificaron que recibiría una medalla de la presidenta griega, Katerina Sakellaropoulou, en reconocimiento de su trabajo. Pero cuenta que poco antes de la ceremonia le informaron, a través de una llamada telefónica nocturna desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Grecia, que su premio había sido cancelado. No le dieron ninguna razón, pero las informaciones publicadas entonces por la prensa apuntaban a que el Gobierno había presionado para retirar el premio. 

“Si hablas contra las devoluciones en caliente, eres un ‘enemigo de Grecia’. Ese es el relato”, dice Apostolopoulos, quien ha criticado las políticas migratorias del Gobierno y ha subrayado los informes que indican que las personas que buscan asilo son robadas, golpeadas y devueltas en las fronteras terrestres y marítimas por parte de las autoridades griegas. La práctica, ampliamente documentada por organizaciones de derechos humanos, viola leyes internacionales y nacionales

En febrero el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) declaró haber encontrado casi 540 informes de “devoluciones informales” de personas que buscaban asilo desde 2020, pero las autoridades griegas siguen refutando las acusaciones de incumplimiento de la ley. En una comparecencia reciente en el Parlamento europeo, el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis culpó con firmeza a Turquía. “Les insto a pensar más en quién los empuja hacia adelante, y no tanto en quién los devuelve”, dijo, sugiriendo que las autoridades turcas animaban a la gente a cruzar a territorio griego. 

En agosto, un grupo de 38 personas que buscaban asilo fueron rescatadas por las autoridades griegas tras pasar varios días varadas en un islote en la frontera entre Grecia y Turquía y después de que muriera un niño de cinco años. Las personas rescatadas denunciaron haber sido obligadas a pasar de un lado a otro de la frontera durante semanas por las autoridades de ambos países. Una semana después, el Gobierno griego anunció que ampliaría la valla en la frontera terrestre con Turquía para cubrir todo el confín. En total, unos 220 kilómetros. 

En una atmósfera cada vez más tensa, Apostolopoulos recibe a diario amenazas de muerte en las redes sociales, pero asegura que seguirá su actividad para concientizar sobre la violencia en las fronteras europeas. “Las devoluciones están diseñadas para ser invisibles. Creo que la única manera de detener este crimen es darle visibilidad”, dice. 

Algo de tristeza aflora cuando reflexiona sobre todo lo que se hizo para ayudar a los refugiados en las islas del Egeo, esfuerzos que fueron reconocidos cuando los isleños fueron nominados a un premio Nobel de la Paz en 2016. “Fue un orgullo nacional para Grecia... Era la idea de la filoxenia, la palabra griega que significa amor a los extranjeros”, recuerda.

Ahora, la violencia contra las personas que buscan asilo en las fronteras de Grecia se ha convertido en una de las prioridades de la agenda de la UE, incluyendo a la comisaria europea encargada de Interior, Ylva Johansson, quien en junio tuiteó que “las deportaciones ilegales y violentas de migrantes [en Grecia] deben detenerse ya”, y agregó que los fondos de la UE estaban “vinculados a que los derechos fundamentales de la UE se apliquen de manera correcta”. 

El riesgo de la impunidad

Tineke Strik, una parlamentaria europea del grupo Verdes/ALE, es una de las personas que han pedido un mayor control de los fondos que se asignan a países como Grecia para la gestión de sus fronteras por la preocupación de que la UE esté directamente apoyando violaciones de los derechos humanos, como las devoluciones de migrantes. “Ellos [Grecia] tienen total impunidad en la UE”, dice la eurodiputada. “La Comisión es responsable”, apunta. También recuerda que la financiación de la gestión de fronteras debe tener como condición el respeto de los derechos humanos: “Instamos [a Bruselas] a tomarse esto muy en serio”. 

Strik también muestra preocupación por los ataques a los trabajadores humanitarios como Apostolopoulos en Grecia: “Esta impunidad alimenta otras cosas, como la criminalización de rescatistas, ONGs y periodistas. Si no se dice nada a nivel europeo, entonces los Gobiernos tratan de callar a cualquiera que en el país les critique”. 

“En Grecia, se ven cada vez más los patrones que hemos visto en Hungría durante mucho tiempo, y ahora también en Polonia. Yo diría que si no intervenimos en Grecia ahora, va a ser cada vez más difícil combatirlo”, dice. 

“El racismo y la violencia contra los más débiles están contaminando todos los aspectos de nuestra sociedad”, dice Apostolopoulos. “Ahora los refugiados son el principal objetivo en Europa, pero tarde o temprano todo este odio será dirigido hacia otros grupos vulnerables”, asegura. 

Traducción de Patricio Orellana

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