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Todos somos Malala

Niños sujetando pancartas con el nombre de Malala en Birmingham. Foto: LEON NEAL/AFP/Getty Images

Jessica Romero

Ayuda en Acción —

Gul Makia tenía miedo. La llegada de los talibanes a Swart, el distrito noroeste de Pakistán, trajo consigo muchos cambios, entre ellos que se instaurara el miedo entre sus habitantes. Gul Makia, pseudónimo tras el que se escondía Malala Yusufzay, contaba su día a día en Swart bajo el mandato talibán. Narró cómo sus amigas se habían mudado, habló del edicto emitido en 2009 que prohibía a las niñas ir al colegio. Y ahí empezó su lucha para reivindicar su derecho, el de sus amigas, el de otras niñas, de ir a la escuela.

Ya no hay pseudónimos tras el que esconder la identidad. Malala tenía 14 años cuando el pasado 9 de octubre los talibanes quisieron acabar con su vida con un disparo en la cabeza. La historia tuvo un alcance mundial y ya todos conocemos a Malala. Todos somos Malala.

En España, casi 80.000 ciudadanos han apoyado la candidatura de Malala al Premio Nobel de la Paz firmando una petición online que impulsamos desde Ayuda en Acción para que el Congreso de los Diputados pudiera hacer la nominación formalmente al comité de los premios en Noruega. Tras meses de recogida de firmas y de trabajo con algunos diputados, hoy, con la entrega de firmas, se materializa este deseo colectivo que reivindica un mundo más justo con igualdad de oportunidades para todos.

Malala se ha convertido en un ejemplo en la lucha por los derechos humanos que ha movilizado a millones de personas en todo el mundo. A través de Change.org más de 300.000 personas de diversos países -Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, India, Rusia y España- se han sumado a esta petición. Una ciudadanía que trasciendo los límites de lo geográfico y se hace escuchar, consiguiendo presionar a las instituciones para conseguir retos como este.

El atentado contra la vida de la joven ha permitido que Malala sea un icono que representa la valentía y el trabajo constante, diario, por mejorar las condiciones de las mujeres en el mundo. Para Ayuda en Acción, Malala y esta campaña que lanzamos en noviembre ha servido como vehículo para visibilizar, poner rostro y nombre, a otras malalas que trabajan día a día y no callan por mejorar sus condiciones de vidas, las de sus hijas, las de sus madres, las de sus hermanas.

Salma que, con tan solo 8 años, ha sufrido malos tratos, ha trabajado como sirvienta y ha vivido en la calle. Abeba, una joven etíope de 17 que evitó, gracias al apoyo de otras mujeres de su comunidad, un matrimonio precoz. Clotilde, Lilia y Balvina han defendido el derecho a la alfabetización de las mujeres rurales en Perú. Otras malalas que, de una forma u otra, si dentro de un año, en diciembre de 2013, vemos a Malala Yusufzay recoger el Nobel de la Paz también verán reconocido su trabajo. Ellas también son Malala.

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