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ENTREVISTA

Paula Farias (Médicos Sin Fronteras): “Intervenimos porque el sistema sanitario en España está colapsando”

Paula Farias, coordinadora del proyecto en Madrid de MSF / MARÍA TEJERO

Gabriela Sánchez

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Su personal está acostumbrado a actuar con rapidez ante emergencias sanitarias. Médicos Sin Fronteras fue parte de la columna vertebral de la respuesta contra el brote de ébola de 2014 en República Democrática del Congo, sus equipos han trabajado para paliar epidemias en países empobrecidos de todo el mundo y en situaciones de conflicto, pero la sede de la ONG en España no esperaba tener que aplicar en casa lo aprendido en el terreno.

Médicos Sin Fronteras ha anunciado su activación en España, donde la ONG no intervenía desde hace más de una década, para unirse a la respuesta contra la epidemia del coronavirus. Sus equipos de expertos localizados en el país llevan más de una semana analizando la situación del sistema sanitario español y participando en asesorías en distintos niveles institucionales. Han transmitido las medidas que consideran imprescindibles y se han puesto a disposición del Ministerio de Sanidad, la Comunidad de Madrid, la Generatitat de Catalunya, el Gobierno vasco, distintos ayuntamientos y patronales de residencias de ancianos, entre otras instituciones.

Desde entonces, la ONG esperaba el permiso del Ejecutivo madrileño para empezar a intervenir con rapidez en la región que acumula mayor número de casos de España, explican. Este domingo la Comunidad les dio luz verde. Ya han montado dos hospitales de emergencia con el objetivo de descongestionar las urgencias de los hospitales más saturados.

Paula Farias, experta de Acción Humanitaria en Médicos Sin Fronteras, explica sus ámbitos de actuación en la crisis sanitaria y alumbra las debilidades de la actuación de las autoridades españolas para contener el virus. Una respuesta en la que España, según su experiencia, “puede hacer mucho más”.

¿Por qué MSF ha decidido activarse en España ante la crisis del coronavirus?

Porque estamos muy preocupados por la situación. Esta situación extraordinaria que ha surgido ahora en nuestro país es un poco nuestro lugar habitual de trabajo. Nuestro trabajo tiene sentido donde los sistemas están colapsados. En España creemos que está pasando. Es nuestro deber aportar nuestra experiencia en epidemias. No es la primera vez que lo hacemos, por lo que nos hemos puesto a trabajar .

Desde MSF habéis alertado de que España “puede hacer mucho más” en su respuesta contra el coronavirus. ¿Cuál es la actuación más urgente?

Lo principal es que hay que cambiar de gafas, de mentalidad. Una vez que los sistemas se desbordan y adquieren estas dimensiones, hay que cambiarla. No solo consiste en añadir más camas, más médicos. Es necesario, pero lo crucial es que hay que usar los recursos de otra manera. Saber priorizar y saber enfocar. Si no, las necesidades nos superan, como ya está pasando en Madrid.

Hay que enfocarse en aquello que en terreno llamamos mentalidad de emergencia. Priorizar y centrar absolutamente todos los recursos a controlar epidemia en dos aspectos: disminuir el contagio y salvar vidas: lo demás deja de ser prioritario. Si estás achicando agua y tenemos el barco lleno de agujeros, es un trabajo poco eficiente.

Para disminuir el contagio, hay un componente social. Hay que quitarse el sombrero por cómo está reaccionando la sociedad. Todos están entendiendo que forman parte de esta aventura social y moral que es cuidar de nuestros mayores. Aunque lo estamos haciendo y el estado se ha puesto en marcha, siempre se puede ir un poco más lejos. En cuanto al contagio dentro de los hospitales, otro de los grandes dramas, hay mucho que hacer.

¿Cuál es vuestro diagnóstico de la situación del sistema sanitario?

En regiones como Madrid y Catalunya, hay un agujero negro en los hospitales. Hay contagios intrahospitalarios inasumibles, porque muchísimos médicos se están contagiando. Hay falta de medidas de prevención. Hay una falta de previsión absoluta en cuanto a la escasez de equipos, además no se está teniendo en mente la necesidad de instalar circuitos para evitar los contagios. Hay hospitales que lo están haciendo muy bien, se ve en la diferencia de contagiados, lo que demuestra la importancia del establecimiento de un protocolo de operatividad claro y estandarizado. Es necesario que todos los hospitales tengan una misma directriz, debe ser vertical, debe ser incuestionable, que se ejecute y en medio no haya un estamento que lo frene. Esto está faltando.

En Madrid, los hospitales están absolutamente congestionados. En el Sistema Nacional de Salud español estamos acostumbrados en tiempo de epidemias, como la gripe, a duplicar la capacidad, aumentar el estrés durante un tiempo porque sabemos que va a pasar, y no pasa nada. Pero el coronavirus, es más contagioso y necesita trabajar en un ambiente más descongestionado. No se puede estar trabajando al 100% hay que reducirlo para evitar el contagio intrahospitalario.

¿Qué están recomendando en las asesorías técnicas realizadas al Ministerio de Sanidad o a las distintas comunidades autónomas?

Las medidas van en la línea de crear extensiones hospitalarias para descongestionar las urgencias. El problema del coronavirus es que provoca un deterioro muy brusco, por lo que no se pueden levantar hospitales en sitios muy lejos. Hay que deslocalizar estructuras cerca de los hospitales, buscando estructuras paralelas cercanas, como gimnasios, polideportivos, locales, para que se pueda ampliar la capacidad, con el mismo personal, pero un espacio mayor y donde reduzcas la tensión en las urgencias.

En cuanto al segundo objetivo, salvar vidas, es imprescindible aumentar la capacidad de las UCI. Se está generando un cuello de botella, hay que aumentar el número de unidades. Esto es difícil, pero no puede ser que haya hospitales privados con camas vacías y hospitales con camas completas. Hay que hacer una gestión única para que todos esos recursos que escasean sean manejados de la forma más eficaz. Lo mismo entre comunidades autónomas, hay que mover recursos.

Tenemos 33 epidemias distintas. En cada lugar está en un punto distinto de evolución. Hay lugares en los que aún estamos a tiempo, de replantear estrategias para que el sistema sanitario no entre en colapso como ya lo ha hecho en Madrid. Hace falta una coordinación vertical absoluta donde todo esté alineado con el mismo objetivo pero, actualmente, la compleja división de la gobernanza de los tiempos de calma no es compatible con una emergencia que necesita salvar vidas.

¿Con qué instituciones está ya trabajando MSF? ¿en qué consiste la intervención?

Nos hemos puesto en contacto y estamos a disposición de las autoridades. Hemos trabajado con el Ministerio de Sanidad, don la Comunidad de Madrid y la Generalitat de Canalunya, entre otras, para ofrecer nuestro ‘expertise’ y nuestra forma de manejar la epidemia. Estamos asesorando en los espacios donde se nos ha permitido.

Tenemos a personal de MSF inyectado en el sistema sanitario y, desde allí, desde el terreno y en primera línea proponemos las soluciones entendiendo que lo que hay que hacer ahora mismo es descomprimir las urgencias, para evitar que se pierda todo el esfuerzo colectivo. Hacer que ese barco colectivo no tenga agujeros. ¿Cómo? Montando centros unidades de descongestión para liberar urgencias.

Este lunes, MSF ha anunciado la instalación de un hospital de emergencia en un pabellón situado en las inmediaciones del Hospital Universitario Príncipe de Asturias. ¿Por qué?

Estamos priorizando la situación de colapso de Madrid, en hospitales donde la situación es más dramática, como en Alcalá. Tenemos luz libre de la Comunidad de Madrid para trabajar desde el domingo. Hemos creado una unidad satélite del propio hospital de Alcalá. Les damos la logística, la planificación, y es el mismo personal sanitario del hospital el que trabajará en estas estructuras.

Como el Hospital de Alcalá está en una situación dramática, hemos montado las camas, la estructura y hemos hecho todo el diseño de un ala hospitalaria descentralizada. Desde ahí, estaremos en coordinación con la gerencia del hospital y esta tarde podremos empezar a trasladar pacientes.

¿Tienen en marcha más extensiones hospitalarias similares?

Sí, hemos montado otro hospital en un polideportivo de Leganés (Madrid), en colaboración con el Ayuntamiento, y lo pusimos a disposición de la Comunidad y el domingo nos dijeron que por fin podíamos activarlo.

Hemos hecho una evaluación de toda la situación de los hospitales de la Comunidad de Madrid, y estamos monitorizándolo. A medida que detectamos los centros sanitarios en circunstancias más complicadas, iremos abriendo más. Estamos haciendo un mapeo de todas las estructuras cercanas a los hospitales de referencia, susceptibles de montar unidades. Teníamos todo preparado pero hasta el domingo no nos dieron permiso para actuar.

¿Qué funciones tendrá el equipo de la ONG en estas extensiones hospitalarias?

Identificamos las necesidades, buscamos las estructuras, diseñamos el montaje para montar una sala hospitalaria en el lugar que nos den. Lo vemos y hacemos un diseño rápido con nuestro departamento. Lo hemos hecho muchas veces. Los tiempos de crisis no son buenos para aprender, tienes que venir aprendido de casa. Nosotros sabemos. Somos un equipo con mucha gente trabajando en esto. En este momento es complicado conseguir materiales porque todo está cerrado, pero trabajamos codo con codo con el Ministerio de Sanidad, que nos está ofreciendo todo tipo de materiales.

También estamos haciendo formaciones al personal sanitario para enseñarles a trabajar en hospitales de campaña, a través de nuestra experiencia, y les acompañaremos en todo el proceso. No dejaremos de monitorear la situación en todos los hospitales, para establecer las prioridades. Somos como los bomberos: donde hay un fuego vamos y apagamos. Y si se vuelve a deteriorar, volvemos.

¿Cuál es la situación del Hospital Universitario Príncipe de Asturias (Madrid) para que se haya convertido en uno de los primeros en ser apoyado por la ONG?

El 40% de su personal está contagiado y de baja. Algo que ya de por sí te estresa todos los servicios. No tienen camas libres, ya lleva días trasladando a pacientes. No tienen capacidad base para reaccionar.

También están actuando en residencias de ancianos, en colaboración con las patronales. ¿Cómo las están apoyando?

Estamos protocolizando, dando información y ayudando a la gente que está trabajando con personas mayores, tratando de formar en tiempo muy breve y acompañando líneas de flujos adecuados e información. Hay muchos tipos de residencia, donde los pacientes necesitan cuidados. Estamos tratando de unificar criterios y hacer formaciones muy sencillas y muy implementables para tratar de ayudar a toda la gente y tratar de proteger a nuestros mayores.

Han trabajado en la respuesta contra epidemias de países empobrecidos y en situaciones de conflicto, a priori con menos recursos en sus sistemas sanitarios. ¿Con qué facilidades y con qué dificultades se está encontrando MSF en España en comparación con los contextos donde intervienen habitualmente?

Allí es más fácil porque tenemos recursos propios aquí, con el sistema colapsado y el personal exhausto que nunca ha actuado en emergencias, es complicado activar la coordinación vertical que exige la respuesta al COVID-19 para conseguir saltarse todos los sistemas de gobernanza que existen en los hospitales.

Aquí las cosas no están siendo más fáciles. Nos estamos encontrando con todos y cada uno de los problemas que nos encontramos cuando trabajamos en el terreno. Con la diferencia que aquí no tenemos nuestra maquinaria: la tenemos distribuida por todo el mundo y ahora mismo no podemos mover el material en la situación de cierre de fronteras de toda Europa. Tenemos más recursos que movilidad. La sanidad aquí tiene mucho músculo. En Congo [donde MSF ha luchado contra el ébola, por ejemplo, el músculo lo pones tú, esa es la diferencia. Pero las trabas, las dificultades, el entender la necesidad de cambiar de enfoque se está repitiendo igual que si estuviéramos en otro país.

A ello se suma un componente emocional. Estamos cuidando de nuestros mayores, es nuestra gente, todos tenemos gente afectada. En esta crisis, hay un componente emocional diferente a cuando trabajas desde otro país. Eso es nuevo: nunca hemos vivido esta experiencia de estar en casa y gestionarnos como si estuviéramos en el Congo. Esa intensidad de trabajo, sabiendo que te estás dejando el pellejo por tus abuelos, no por los de otros, también hace que esta emergencia sea aún más complicada.

¿Ha habido medidas que el Gobierno central y las comunidades autónomas deberían haber tomado medidas antes?

El colapso de los hospitales evidencia una falta de previsión. Deberían haber empezado cuando el virus salía de china. Hay hospitales, que la tasa es muy baja, que lo han hecho bien, por lo que se debería haber seguido un mismo protocolo a nivel nacional. Aplicar desde el inicio una serie de medidas de manera vertical. Sin embargo, en el terreno político no siempre es tan fácil y hasta que no se desborda la situación es difícil tomar medidas contundentes saltándose los mecanismos habituales de gobernanza.

Es ese juego político en el que, ante todo lo que hagas antes de una epidemia, te van a acusar de reaccionar en exceso y, después, de reaccionar poco. Esto es así. Pero a nivel sanitario se podrían haber hecho muchísimas cosas para prepararse preparación. El momento en el que se desborda es el peor momento de preparar estructuras y procedimientos porque están achicando agua para no hundirte. Hay comunidades autónomas que aún tienen tiempo para responder con mayor previsión.

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