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Sobre este blog

¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros. 

Respuestas adultas a preguntas infantiles sobre refugiados

Ramadam lloró cuando por fin llegó a la costa griega abrazado a su bebé. Luego nos contó que había pasado mucho miedo

Laura Hurtado

Periodista en Oxfam Intermón —
  • ¿Por qué tienen que venir caminando? ¿Por qué no les dejan pasar? ¿No podrían venir en avión? Estas son algunas de las preguntas que me han hecho mis hijos cuando les he explicado que tenemos que ir a la marcha del 27 de febrero para pedir vías seguras y legales para las personas que buscan refugio en Europa.

Son preguntas infantiles, muy elementales. Pero lamentablemente no he podido darles una respuesta de adulta. Solo he podido decirles que sí, aunque parezca increíble, estas personas, con sus hijos y sus ancianos, tienen que arriesgar su vida para encontrar paz y un futuro mejor.

Es el caso de Ramadam que conocí la semana pasada en la isla de Lesbos. Viajaba con su mujer y sus cuatro hijos, la mayor de cinco años y el menor un bebé de cuatro meses. Venían de Alepo, en Siria, donde los bombardeos se han intensificado en las últimas semanas. Acababan de llegar a Grecia y todavía se podía ver el miedo en sus rostros. “Cuando nos subimos a ese bote de plástico teníamos mucho miedo, no solo los niños, también los adultos. Era muy inestable y las olas pegaban fuerte. Yo mismo recité el Corán dos veces”, explicaba con la mirada aún perdida. “Pero no teníamos alternativa, también en Siria muere gente cada día”.

Sentado en el campo de Moria, en la ciudad más importante de Lesbos, tras haber comido algo y aprendido algunas ideas para el viaje, se le veía contento. “Ya estamos en Europa. Hemos superado la parte más difícil. No me da miedo lo que está por venir”, aseguraba. No sabía que todavía le esperan muchos obstáculos. Cierres de frontera, controles policiales, largas esperas, el acoso de las mafias. Miles de ONG y de voluntarios les acompañarán a lo largo del camino, pero en muchos momentos estarán solos y vulnerables.

Existen alternativas. Los gobernantes europeos tienen la responsabilidad de proteger a las personas que necesitan ayuda y respetar los derechos y la dignidad de todos aquellos que llaman a nuestra puerta. En lugar de levantar muros o imponer cuotas, urge que actúen para crear vías seguras y legales para que la gente que viene no tenga que arriesgar más su vida.

En el caso de Ramadan y su familia, por ejemplo, solicitantes de asilo debido al conflicto que desangra su país, se podrían promover mecanismos más dignos como el reasentamiento (tal como ha hecho Canadá), la reunificación familiar o las visas humanitarias.

Ojalá los gobernantes escuchen a la ciudadanía que saldrá a la calle este sábado. Ojalá ellos nos de una respuesta para poderle dar a nuestros hijos. Mientras esperamos estas respuestas, todos y todas podemos hacer algo para ayudar a las personas que buscan refugio.

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