¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.
Tres razones por las que la sociedad española debería ser responsable con sus jóvenes
- La juventud es nuestro presente y nuestro futuro, la juventud es necesaria. Los jóvenes estamos luchando para coger las riendas de nuestras vidas y lo estamos haciendo de una manera responsable con la sociedad. Ahora falta que la sociedad sea responsable también con nosotros. Hay muchas razones por las que debería ser así, pero me voy a centrar sólo en tres de ellas.
- Porque las consecuencias económicas de la crisis han afectado especialmente a los jóvenes
- Desempleo. En España en 2015, el 47,5% de los menores de 25 años se encontraba en situación de desempleo, la mayor tasa de desempleo juvenil de la UE, sólo por detrás de Grecia. Desde el inicio de la crisis, ya son casi 2,5 millones menos los jóvenes que están trabajando.
- Precariedad. Los salarios de los jóvenes españoles han descendido hasta un 35% desde que comenzó la crisis. Además, más de la mitad de los asalariados menores de 30 años que no cursaba estudios estaba en situación de sobrecualificación en su puesto de trabajo, según la organización Ante este panorama, a nadie le puede extrañar que 3 de cada 4 jóvenes españoles, no se hayan integrado en el mercado laboral.
- Pobreza. Entre 2009 y 2014, la parte de la población en riesgo de pobreza que había sufrido una evolución más negativa era la de los jóvenes de entre 16 y 29 años: del 18,3% al 27,6%.
- Abandono. Menos del 9,3% de las personas de entre 16 y 29 años que se encuentran en situación de desempleo en España, recibe una prestación. La incapacidad del Estado para proteger a estos jóvenes, ha hecho que las familias se hayan convertido en la última red de protección ante la pobreza y la exclusión de la juventud española. Sin embargo, el ahogamiento económico al que se están viendo sometidos muchos de estos hogares, hace que esta protección cada vez sea más difícil.
- Porque el Estado de Bienestar nos ha olvidado
- Emancipación tardía. De acuerdo a los últimos datos publicados, el 80% de los menores de 30 años en España, todavía vive en casa de sus padres. La edad de emancipación es de 29 años, tres puntos por encima de la media europea. Pero no se equivoquen, los jóvenes no se quedan en casa hasta los 30 porque les guste, se quedan porque hasta esa edad, la mayoría de ellos no goza de la autosuficiencia económica necesaria para afrontar la salida del hogar.
- Baja fecundidad. Ahora que la inestabilidad en el empleo es tan alta y que las medidas de flexibilidad laboral se han reducido más que nunca, España registra la tasa de natalidad más baja de la UE (1,27 hijos por mujer), solo detrás de Portugal. Estos bajos índices de fecundidad hacen peligrar el reemplazo generacional del país.
- Emigración laboral. El número de jóvenes españoles que se han marchado del país buscando mejores oportunidades laborales no ha dejado de crecer. Y eso sabiendo que los datos reales son más altos que los que conocemos, ya que muchos emigrantes no se dan de alta en las embajadas.
- Porque sin políticas específicas para solucionar las problemáticas de la juventud cada vez habrá más desigualdad
- Movilidad social. Hoy por hoy, los jóvenes españoles están mucho más formados de lo que lo estaban sus padres y, sin embargo, disponen de muchas menos oportunidades. Las estadísticas lo prueban: en un contexto de crisis, en el que la competitividad laboral entre los jóvenes universitarios es tan elevada, los licenciados de orígenes privilegiados disfrutan de una ventaja comparativa clara. ¿Por qué? Por que las familias privilegiadas poseen más recursos económicos para invertir en la formación de sus hijos, y también, más conexiones laborales.
- Educación. Muchos jóvenes de entre 25 y 29 años, nos hemos encontrado con graves dificultades para integrarnos en el mercado laboral. Sin embargo, aún han hemos podido contar con una importante ventaja comparativa respecto a los menores de 25 años: las facilidades para estudiar. Y es que desde que comenzó la crisis, la reducción en la cuantía de becas y el aumento de las tasas universitarias ha supuesto una restricción al acceso a la educación superior para muchos jóvenes, que no solamente ahora tienen dificultades para encontrar empleo, sino que además, ni si quiera pueden formarse para tener más posibilidades.
- Participación política. Los jóvenes que hoy en día tienen en torno a 30 años forman parte de la generación del 15-M, mucho más activos políticamente. Por otro, la generación que hoy en día tiene entre 18 y 24 años, se caracteriza por una creciente desafección y abstención electoral, según porCausasegún porCausa. ¿Por qué? Probablemente porque a ellos la crisis no les pilló por sorpresa, y les ahorró esa frustración; pero también, porque cuanto más excluidos de la sociedad están los jóvenes, menos activos son en política, y precisamente en los últimos años, han sido los menores de 25 años, los más expuestos a esta exclusión social.
Me gustaría cerrar este artículo con una cita para la reflexión. Son las palabras de Carmen López, una joven de 18 años protagonista del documental Futuro Imperfecto, que describe la dura situación que atraviesan los jóvenes españoles: “¿Qué cómo veo mi futuro? Negro. Pero es que los que vienen detrás lo tienen peor aún”. ¿Podemos permitir que este sea el sentimiento de nuestra juventud? No porque, como bien defendía un reciente informe de Oxfam, la desigualdad no es inevitable, se trata sólo de una cuestión de voluntad política.
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¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.