El BoJ empieza su reunión mensual sin expectativas de cambios en su política

El Banco de Japón (BoJ) comenzó hoy su reunión mensual sobre política monetaria, en la que se espera que mantenga sus ambiciosas medidas de estímulo pese al fortalecimiento de la economía nipona.

La de hoy es la primera reunión desde que el gobernador del BoJ, Haruhiko Kuroda, empezara a principios de abril su segundo mandato de cinco años al frente de la entidad, que actualmente se centra en lograr su esquiva meta inflacionaria del 2 por ciento manteniendo las tasas de interés a largo y corto plazo en niveles históricamente bajos.

El BoJ puso en marcha su agresivo programa de flexibilización monetaria en 2013 para lograr la meta inflacionista, aunque la caída de los precios del crudo y la ralentización global le han obligado a retrasar su plazo y activar otras medidas adicionales.

Entre estas se cuentan una tasa negativa del -0,1 por ciento para los depósitos de los bancos y un control de la curva de rendimientos para mantener en torno al 0 por ciento los tipos a largo plazo.

La junta de política monetaria del BoJ también analizará la evolución de los precios hacia dicho objetivo, que continúa lejos del alcance de la tercera economía mundial, pese a que atraviesa su período de expansión continuada más largo en casi tres décadas.

El índice de precios al consumo (IPC) nipón se situó en febrero en el 1 por ciento, lejos de la meta del 2 por ciento que la entidad quiere lograr hacia 2019, por lo que el banco central nipón se resiste a modificar su rumbo como sí han hecho otras entidades como el Banco Central Europeo (BCE) o la Reserva Federal estadounidense (Fed).

El banco central nipón tiene previsto publicar además su informe trimestral sobre perspectiva económica, en el que se espera que pronostique una inflación de en torno al 2 por ciento en el ejercicio fiscal de 2020, proyección optimista de que el gasto privado se mantendrá pese al aumento del IVA del 8 al 10 por ciento programado para 2019.

Los analistas han culpado a la anterior subida de este impuesto del 5 al 8 por ciento, acometida en 2014, de frenar el gasto de los hogares y alejar el objetivo de inflación de la entidad, que lo ha retrasado en varias ocasiones hasta situar su consecución al próximo año.

Se espera que el BoJ mantenga dicho plazo en esta ocasión.