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ENTREVISTA Investigador

Christian von Soest: “A España sigue llegando mucho gas ruso. Esto es un golpe a la credibilidad de las sanciones”

Christian von Soest, responsable del área de paz y seguridad para el Instituto Alemán de Estudios Globales (GIGA).

Aldo Mas

Berlín —

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Christian von Soest (Kassel, 1975) es autor del libro Sanktionen: Mächtige Waffe oder hilfloses Manöver? [Sanciones: ¿arma poderosa o maniobra impotente?], un reciente volumen que indaga sobre la utilidad de medidas como las que pesan sobre Rusia tras el inicio de la invasión de Ucrania. Von Soest, que es responsable del área de paz y seguridad para el Instituto Alemán para Estudios Globales (GIGA por sus siglas alemanas), subraya en esta entrevista las limitaciones y los efectos de las sanciones en la política y la economía internacional. Desde Berlín, donde trabaja, este experto apunta también qué parte de responsabilidad pesa sobre las sanciones en la recesión que mantiene frenada a la economía alemana, y argumenta que aún queda mucho por hacer frente a Rusia.

“La Unión Europea y países como Alemania, España y Holanda no están haciendo lo suficiente para aplicar las sanciones”, afirma von Soest. “A España sigue llegando mucho gas natural ruso, por ejemplo. Esto es un golpe a la credibilidad de las sanciones contra Rusia”, añade. A su entender, que la economía de Rusia siga creciendo no significa que las sanciones no estén teniendo efecto, sino que en Moscú están volcándose en medidas para mantener a flote el PIB. “Hay que saber que la industria militar rusa ahora tiene prioridad y esto también es un elemento que genera crecimiento económico”, señala Von Soest.

Dice usted en su libro que las sanciones son una de las claves para entender la política internacional. ¿Son también una clave para entender la economía internacional?

Sí. Vemos tendencias en la política internacional que están relacionadas con según qué sanciones, porque las sanciones son tanto manifestaciones de conflictos internacionales como parte del engranaje de conflictos internacionales. Por eso yo digo que si queremos entender lo que pasa en la política internacional, ya sea, por ejemplo, en la Unión Europea, Rusia, Irán o Corea del Norte; tenemos que ver qué papel juegan las sanciones.

¿Se puede entender la recesión de Alemania en 2023 y el mal año que dicen será 2024 sin tener en cuenta las sanciones contra Rusia?

Las sanciones europeas contra Rusia, en las que participa Alemania, sólo explican parte de la situación económica alemana. No debemos sobrevalorar el impacto de las sanciones, ni en quien las aplica ni en quien las recibe. Si hablamos de recesión en Alemania, tenemos que hablar, también, de la inflación, que estuvo a niveles muy altos y que aunque sigue alta ahora va a la baja. Entre los otros elementos que explican la recesión de Alemania figura el gas. El modelo económico alemán, durante años, se basó en parte en el gas natural barato procedente, sobre todo, de Rusia. Ese fue el error de Alemania, el jugárselo todo a una carta: el gas natural de Rusia.

Las sanciones no pararon inmediatamente el flujo del gas natural ruso hacia Alemania. Fue Rusia la que al final cerró el grifo en septiembre de 2022. Luego ocurrirían los ataques contra los gasoductos Nord Stream 1 y 2. Venir a decir que los problemas económicos de Alemania y que el crecimiento de Alemania sea uno de los más débiles de la Unión Europea es algo que se explica fundamentalmente por las sanciones no es cierto. Las sanciones sólo son responsables en parte.

En Alemania, desde el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) o desde la nueva formación de la política izquierdista Sahra Wagenknecht vienen a decir que sin sanciones económicas la situación económica germana se resolvería. ¿Qué piensa usted?

Eso es falso. Las sanciones tienen un coste económico, pero Alemania ya lo ha pagado en gran medida. Por supuesto, uno se puede plantear un escenario en el que Rusia volviera a realizar entregas de gas a Alemania. Pero Alemania, que era un país dependiente del gas de Rusia, ya ha encontrado otros proveedores. De hecho, los encontró rápido, levantando las terminales móviles en el norte del país y convirtiendo a Noruega, Bélgica y Países Bajos en sus principales proveedores de gas. Ahora, ya no necesitamos el gas ni el petróleo ruso.

La economía rusa está creciendo: ¿Significa que las sanciones aún no tienen efecto sobre Rusia?

Es obvio que el crecimiento del PIB es un indicador importante para saber sobre la marcha de un país. Pero no debemos fijar toda nuestra atención sobre ese indicador. Porque también hay que ver lo que está generando el crecimiento económico en Rusia. Y si hacemos esto, se observa que Rusia se beneficia aún de las ventas de petróleo y del gas, ventas que van sobre todo a India y China. También se observa la reacción rápida de las autoridades rusas, el aumento del gasto social en la población, las reservas que tenía el país y el funcionamiento de la economía de guerra. Todo esto genera crecimiento económico.

Pero, sobre todo, hay que saber que la industria militar rusa ahora tiene prioridad y esto también es un elemento que genera crecimiento económico. Sin embargo, incluso considerando eso, hay que ver que las ventas de petróleo y gas son menores que en el pasado. Y, según las cuentas de la Kiev School of Economics, se evalúa que las sanciones occidentales contra el petróleo y el gas costaron a Rusia, sólo en el primer año, unos 93.000 millones de euros. Pero Putin, de momento, ha demostrado que no va a cambiar su comportamiento pese a estos costes.

¿Cómo valora usted esa cifra?

El caso ruso pone de manifiesto lo difícil que es poner sanciones eficaces a un país tan grande. La Unión Europea y países como Alemania, España y Holanda no están haciendo lo suficiente para aplicar las sanciones. “A España sigue llegando mucho gas natural ruso, por ejemplo. Esto es un golpe a la credibilidad de las sanciones contra Rusia. Pero, volviendo a la cuestión del crecimiento económico ruso, le digo que sí, hay crecimiento, pero los factores que explican ese crecimiento han cambiado en el país. Y ese crecimiento económico no repercute tan positivamente en la población rusa, al menos no repercute en la población como cuando hay crecimiento en países como Alemania o España.

Hablaba usted de países que tienen que hacer más en materia sanciones contra Rusia. ¿Qué está pasando con países de Asia Central como Kirguistán, Tayikistán, Kazajistán o Armenia cuyo comercio con Rusia se ha disparado de un tiempo a esta parte, mostrando que a través de ellos se está evitando las sanciones?

Contra Rusia hay un amplio entramado de sanciones occidentales. Primero, las hay financieras, que para mí están entre las más importantes porque Rusia tiene extremadamente limitado el acceso a los mercados de capital. Segundo, hay controles y prohibiciones en la exportación de bienes, como por ejemplo, microchips, algo que necesitan para la industria armamentística. En tercer lugar están las sanciones al gas y al petróleo. Y cuarto: las sanciones a individuos y organizaciones del régimen ruso.

Lo que está pasando en algunos países de Asia Central tiene que ver con las exportaciones de bienes y con lo difícil que es establecer controles. Por un lado, porque existe la Unión Económica Euroasiática, que reúne a Rusia con otros países del espacio post-soviético. Está pasando que las exportaciones hacia esos países de algunos bienes está aumentando considerablemente. Pero, por otro lado, los países de la UE tienen que implementar las sanciones para que estas existan de verdad. De lo contrario, las sanciones se quedan sólo en declaraciones sin consecuencias.

¿Me puede dar un ejemplo de bienes que llegan a Rusia desde Occidente por no implementarse las sanciones?

Los coches de lujo, que son los que cuestan más de 50.000 euros. Está prohibido exportarlos a Rusia. Pero no hacia Bielorrusia. Y desde Bielorrusia un coche exportado allí puede ir a Rusia. Hay otros bienes, por ejemplo, que Kirguistán ha importando un 9500% más, y esto no pude deberse sólo al aumento de la demanda de ese producto en la sociedad de Kirguistán.

Contra Rusia hay ya doce paquetes de sanciones. Hay un décimotercero en marcha. Hemos visto en la industria rusa del automóvil dejan de hacerse coches con sistemas ABS o que los hacen sin Airbags, incluso. ¿Qué diría usted, concretamente, que es un resultado relevante de esas sanciones?

Con las sanciones se busca, entre otras cosas, limitar la capacidad del Kremlin por ejemplo, a nivel militar. Hay efectos como los que usted menciona en la industria del automóvil, pero también en materia de industria militar, en Rusia están encontrando problemas para encontrar según qué piezas. China y Turquía son los productores de piezas tecnológicas que utiliza ahora Rusia. Pero la calidad de esas piezas es menor que las piezas occidentales, y el precio es mayor. Esto puede parecer un detalle, pero no hay que subestimar este efecto. Coches, por otro lado, sigue vendiendo China a Rusia.

Además, desde el quinto paquete de medidas, la UE están poniendo énfasis en el control de las medidas. Ahora, con el decimotercer paquete de sanciones, se están discutiendo castigos para una empresa china y otra de la India que están evitando esas sanciones. Por otro lado, no hay que perder de vista que las sanciones financieras hacen ahora de Rusia un país más pobre. Es cierto que muchos esperábamos que las sanciones tuvieran más efecto en la economía rusa. Pero, la limitación de capacidades, el empobrecimiento y las sanciones, en sí, están señalando que una violación del derecho internacional como la invasión que sufre Ucrania no queda impune y genera una reacción internacional.

¿Hasta qué punto Rusia puede acabar convirtiéndose en un país como Cuba, Irán o Corea del Norte? Es decir, países fuertemente sancionados en los que no ha habido cambio de régimen ni países que hayan empezado a actuar como quieren los países sancionadores.

Esa es una cuestión importante. Ahora mismo estamos en una lógica sancionadora frente a Rusia. Hay que reaccionar al ataque contra el derecho internacional que supone la invasión de Rusia contra Ucrania. Pero llegado el momento, habrá que plantearse qué hacer con las sanciones. De momento es difícil pensar cómo se podrían aligerar las sanciones. Ahora mismo la condición que hay es que las tropas rusas dejen de pisar el territorio ucraniano. Y sí, se puede acabar en una situación como la que evoca. Por ejemplo, como la situación de Cuba, un país que lleva sancionado durante décadas, desde 1960. El régimen de sanciones de Estados Unidos contra Cuba es el que más tiempo lleva aplicándose.

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