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Menos competencia financiera en España tras las fusiones: cinco grupos dominarán más del 70% del negocio bancario, el doble que en Alemania

Una oficina del BBVA este lunes en Bilbao. EFE/LUIS TEJIDO

Diego Larrouy

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Más concentración en el sector financiero. En apenas mes y medio en España se han anunciado tres procesos de fusión entre algunos de los grandes nombres de la banca. Tras el acuerdo entre CaixaBank y Bankia, que está a falta de la aprobación de las juntas y de las autoridades de competencia, han arrancado las negociaciones entre Unicaja y Liberbank y, desde esta semana, BBVA y Sabadell. Las tres operaciones afectan a bancos cotizados en España, que pasarán de ser ocho en la actualidad a cinco cuando acabe este proceso.

España va camino de superar a Grecia como el sector financiero que más se ha concentrado desde 2008, cuando la crisis supuso un terremoto en el sistema bancario de muchos países europeos. A la desaparición de las cajas tras 2010 en España se une ahora los bancos que se fusionan para intentar ser más rentables, solventes y con menos costes, al eliminar oficinas y puestos de trabajo. Hasta 2019, según datos del Banco Central Europeo, la concentración en España —teniendo en cuenta el porcentaje de activos en manos de las cinco principales entidades— ha crecido en 25 puntos, pasando del 42% en 2008 al 67%. Solo en Grecia se ha vivido un proceso de concentración más intenso de su sistema bancario, incrementándose en 27 puntos la cuota de mercado de sus cinco principales entidades —del 69% al 97%—.

A falta de que se concreten estas operaciones, el nuevo 'top 5' de la banca española por activos estaría compuesto por CaixaBank-Bankia (665.000 millones), BBVA-Sabadell (596.000 millones), Santander (352.000 millones), Unicaja-Liberbank (108.000 millones) y Bankinter (96.000 millones). Es difícil concretar el peso concreto sobre el conjunto del sistema bancario en España, pero es presumible que el 67% que suma el actual 'top5' quedaría sensiblemente atrás y se superaría de largo el 70%.

Es cierto que España todavía se encontraría lejos de algunos países como Grecia, Finlandia, Chipre o Lituania, donde se supera con creces el 80%, aunque son mercados mucho más pequeños que el español. Es cuando se acude a la comparación con las grandes economías de la UE donde se da buena muestra del acelerón que se ha dado a la concentración del sistema bancario en España. En Alemania, los cinco principales bancos no suman más que un 31% del total de activos de la banca, una cifra similar a la que existe en Reino Unido. En Italia y en Francia tampoco se supera el 50% del conjunto del sector en manos de las cinco mayores entidades, un 47% y un 49% respectivamente.

En la evolución también hay grandes diferencias. Mientras que entre 2008 y 2019 el incremento de cuota de mercado de los cinco grandes bancos españoles se ha incrementado en 25 puntos, el aumento en Italia ha sido de 16 puntos. En Alemania, apenas han sumado ocho puntos de cuota de mercado el grupo de los cinco mayores bancos. Destaca en este punto Francia, donde las cinco grandes entidades tienen incluso menos cuota de mercado de la que tenían en 2008, 2,5 puntos, siempre según las estadísticas que realiza el BCE.

No es la única referencia que se toma para medir el nivel de concentración del sector bancario. Al igual que ocurre en otros mercados, en el financiero se utiliza de medida el índice Herfindhal. Cuanto más alto es, más concentrado está un sector. En España, a cierre de 2019, se situaba en 1.110 —en 2015 no superaba los 900— y, de nuevo, sale perdiendo con el resto de grandes economías de la UE, antes incluso de añadir los efectos de las nuevas fusiones. En Alemania, el resultado es casi cinco veces inferior: 277. En Francia, el índice se sitúa en torno a la mitad que España, con 653, un nivel muy similar al de Italia. En Reino Unido el índice es de 349.

Este incremento de la concentración en el sector bancario tiene una clara consecuencia en el negocio. Teniendo en cuenta los datos aportados por las entidades en sus resultados el tercer trimestre y las estadísticas del Banco de España, se estima los cinco grandes bancos que queden tras las fusiones sumarán más de tres cuartas partes de todos los depósitos y créditos a clientes del país. En concreto, gestionarían 1,1 billones en depósitos y sumarían un saldo vivo de créditos que superaría los 940.000 millones de euros.

De 40 entidades en 2008 a tres en 2021 con las fusiones

Otro dato que da muestra de cómo la operación entre BBVA y Sabadell aumenta el nivel de concentración bancaria en España es si analizamos el pasado de las seis entidades que por ahora están protagonizando las fusiones. Si se echa la vista atrás y se compara con el mapa financiero que se puede ver en 2021, se comprueba que 40 entidades —entre cajas y bancos— que operaban en España antes de la crisis financiera de 2008, serán solo tres: CaixaBank, BBVA y Unicaja.

Este mapa que se dibuja ahora para el próximo año en el sector bancario en España dejará fundamentalmente tres grandes grupos que destacarán de manera notable respecto al resto y estarán entre los quince más importantes a nivel europeo: Banco Santander, BBVA y CaixaBank. En un segundo escalón, como bancos medianos, quedan Unicaja, que si logra sumar a Liberbank será el cuarto banco del país, y Bankinter. En el tercer nivel, ya más descolgadas, quedan tres de las herederas de las antiguas cajas que todavía no han participado en esta nueva ola de fusiones, como son Abanca, Kutxabank e Ibercaja.

Recortes de empleo

El efecto más notable a corto plazo será que se agravará el problema de los recortes de empleo en banca, que convertirán a España en el país que más trabajadores ha despedido desde el inicio de la anterior crisis, superando a Alemania. Los cinco bancos más grandes que quedarán tras la ola de fusiones suman, a 30 de septiembre, 140.000 empleados en España —sin contar con la plantilla de Santander, BBVA o Sabadell en el exterior—. Suman casi el 80% del empleo bancario en España, según los datos del Banco de España. Además, cuentan con casi el 70% de las sucursales, con más de 15.800 oficinas.

Sin embargo, es una cifra que adelgazará notablemente antes del próximo verano. Algunos bancos ya han iniciado los trámites para el recorte de plantilla. Banco Santander propuso la semana pasada a los sindicatos un ERE para 4.000 empleados y la salida de otros 1.100 a través de recolocaciones. A ello se suman las 1.800 prejubilaciones propuestas por Sabadell a los representantes de los trabajadores. A esta factura laboral hay que sumar dos importantes recortes que provendrán de la unión de CaixaBank y Bankia, y de la fusión de BBVA y Sabadell. En menor medida, también conllevará despidos la operación de Unicaja y Liberbank.

El BCE ha sido el gran impulsor de estas fusiones al meter presión a los grandes bancos para incrementar su tamaño y, de momento, España es el alumno aventajado en estas recomendaciones en Europa. El objetivo para incentivar estas fusiones en los bancos es, precisamente, el de reducir costes y “capacidad instalada”, como lo ha dado a llamar el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Es decir, el cierre de oficinas y la reducción de plantillas para lograr una mejor eficiencia y hacer de un negocio en horas bajas, uno más rentable. Los bajos tipos de interés y la crisis del coronavirus han acelerado este proceso.

Al mismo tiempo que organismos como el BCE y el Banco de España han recomendado estos pasos hacia la concentración del sector, el supervisor español advertía que esto no estaba exento de riesgos. “Los posibles efectos adversos de las fusiones bancarias estarían asociados a la menor competencia o a los incentivos de las entidades de mayor tamaño para una asunción excesiva de riesgos”, señalaba el organismo de Hernández de Cos en su Informe de Estabilidad Financiera, presentado en octubre. “El aumento de la concentración por encima de ciertos umbrales puede tener efectos desestabilizadores sobre el sistema bancario”, añadía. El supervisor defendía en aquel documento que “España parece alejada de esta situación”, puesto que se observaba “una transmisión efectiva” de las variaciones en los tipos de interés, algo que, según el Banco de España, “es indicativo de una competencia efectiva”. Sin embargo, concluía aquel informe con una previsión: “conforme crece el grado de concentración, la cautela se vuelve más relevante”.

Este miércoles, la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, ha hecho referencia a la situación que vive el sector financiero español. “Se ha planteado un debate respecto al grado de concentración pero si miramos los datos, vemos que el sistema financiero se encuentra en un grado medio-bajo respecto a otros países europeos”, ha apuntado en un foro del sector organizado por Deloitte. “Incluso con las operaciones anunciadas el índice de concentración seguiría moderado”, ha añadido. Delgado ha concluido su análisis apuntando que “bajo nuestro punto de vista existe todavía cierto margen” para que en España se emprendan operaciones de este tipo.

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