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El Gobierno rebaja el precio de salida de la subasta del 5G tras la presión de las 'telecos' hasta los 995 millones

Un ciclista pasa por delante de un cartel del 5G. EFE/Enric Fontcuberta

Diego Larrouy

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El Gobierno ha reactivado este lunes la agenda para el despliegue de la tecnología 5G. El Ministerio de Asuntos Económicos, dirigido por Nadia Calviño, ha puesto fecha y ha publicado las bases para la licitación del espectro radioeléctrico necesario para el desarrollo de esta nueva tecnología de telecomunicaciones. El proceso trae una novedad respecto a los pasos previos dados por el Ejecutivo, fundamentalmente en el precio. Tras la presión del sector de las 'telecos', el Gobierno ha asumido una rebaja del 15% en el precio de salida, hasta situarlo en 995,5 millones de euros, frente a los 1.170 millones que se habían planteado inicialmente.

Este precio de arranque del proceso había sido fijado en la consulta pública de esta licitación, publicada a finales del 2020. Sin embargo, desde que se publicara, distintas grandes compañías del sector habían cargado contra el Gobierno al considerar que ese punto de partida suponía un precio demasiado elevado que encarecía el desarrollo de la nueva tecnología de conexión.

La subasta que debe marcar el precio final de las concesiones del 5G se celebrará antes del 21 de julio. El proceso ha sufrido dos retrasos. El primero se produjo por la pandemia, puesto que inicialmente estaba contemplado desde años antes que en el verano de 2020 se celebrase esta subasta. De hecho, liberar este espacio radioeléctrico ya provocó el famoso dividendo digital, que provocaba la resintonización de la TDT en los hogares. El segundo retraso se produce por su celebración en julio y no en el primer trimestre, como el Gobierno había contemplado a finales del año pasado.

El Gobierno defiende que el cambio en el precio y en otros puntos técnicos de la subasta se produce con el objetivo de “favorecer las inversiones necesarias para lograr que España siga siendo un referente europeo en conectividad y que sus infraestructuras digitales permitan a la sociedad en su conjunto beneficiarse de manera efectiva de la transformación digital”. Otro de los puntos que había levantado las protestas del sector como la duración de las concesiones, queda fijada en un mínimo de 20 años, prorrogables por otros 20. También se limita las obligaciones de cobertura que se han detallado de “manera más precisa”, según un comunicado de Asuntos Económicos, al incluir un listado de municipios, aeropuertos, puertos, estaciones de ferrocarril y autopistas concretos a los que los operadores deben extender la cobertura con cada concesión. Asimismo, se incluyen las fechas exactas de los hitos temporales en los que se debe cumplir con dichas obligaciones de cobertura.  

El proceso consiste en concreto en la subasta de siete bloques, cuyos precios irán desde los 8,5 millones de euros hasta los 350 millones. Se realizará a través de internet y las empresas de telecomunicaciones interesadas deberán presentarse a comienzos del mes de julio. Habitualmente, por el alto coste de estas subastas, suelen ser las grandes compañías del sector las que se hacen con estos espectros.

Junto con la licitación de la banda de frecuencias de 700 MHz, a las que se refiere esta subasta, y otras reformas, la Estrategia para el Impulso de la Tecnología 5G diseñada por el Gobieno prevé una inversión pública de 2.000 millones de euros hasta 2025 para incentivar el despliegue de redes y servicios, de los que 1.500 millones están incluidos en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Algunas operadoras habían comenzado a desarrollar en los últimos meses su oferta comercial del 5G. Si bien, es con esta subasta que se celebrará en julio cuando la tecnología podrá estar plenamente operativa. Hasta la fecha, los servicios de 5G ofertados corresponden a una subasta menor celebrada hace unos meses y que no permitía un despliegue completo de las condiciones técnicas que, se espera, traerá consigo la nueva tecnología.

A rasgos generales, la nueva tecnología, está llamada a mejorar la capacidad de conexión, habilitando la hiperconectividad, con más velocidad y menor latencia, lo que permite una mayor capacidad para dispositivos que estén conectados a la vez. A menudo se pone el ejemplo de estadios o grandes grupos de personas, impensables ahora en la época COVID-19, donde la conexión podrá resistir mejor de lo que lo hacía con el 4G. Esta mayor estabilidad de la conexión supone para la industria tecnológica la explosión de algunas de las herramientas que se han ido desarrollando en los últimos años. El hogar conectado, el internet de las cosas o el vehículo autónomo son algunas de las tecnologías cuyo crecimiento se ha vinculado a la expansión que tenga el 5G.

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